El pasado 22 de septiembre, el presidente de China, Xi Jinping, ofreció una cena lujosa en Seattle a empresarios y figuras políticas como Bill Gates y Satya Nadella, de Microsoft. Durante su discurso, hizo referencia a las malas relaciones entre empresas chinas y estadounidenses, como resultado de decisiones geopolíticas. A pesar de la importancia de las personas reunidas, estos simplemente mostraron una sonrisa, pero sin poder esconder su preocupación.

El comercio reúne dos de las economías más poderosas del mundo (China y Estados Unidos), pero la geopolítica constantemente debilita estos lazos. Por ejemplo, recientemente Obama amenazó con imponer sanciones a China por espionaje. Como respuesta, Xi se postuló en contra de estas acciones, lo que llevó a intentar generar un acuerdo en contra de las ciber-armas por parte de ambos países.

Lo que es cierto es que las empresas de tecnología en China han encontrado trabas en su incursión, no solo desde Beijing, en algunas provincias los empresarios chinos han implementado una política de “innovación indígena”, que consiste en transferencia de tecnología de las empresas internacionales a los defensores locales, lo cual ha resultado de poco éxito.

A pesar del supuesto ciber-espionaje y del ahora tecno-nacionalismo por parte de China, Estados Unidos no se libra de acusaciones de este tipo. En 2012, un comité del Congreso estadounidense agregó a la lista negra a Huawei. Las acusaciones fueron injustas, puesto que no se presentaron pruebas. Por el contrario, Edward reveló que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos espió los objetivos chinos (incluyendo los de Huawei), e incluso, las firmas tecnológicas estadounidenses ayudaron a lograr esto.

Como respuesta, China ha impuesto mayores restricciones a empresas extranjeras. A tal grado las medidas podrían generar que estas empresas entreguen su código fuente de software y claves de cifrados.

La geopolítica de Estados Unidos en muchas ocasiones tiene efectos negativos sobre las empresas trasnacionales, especialmente en aquellas firmas estadounidenses que tienen inversiones o que quieren expandir su mercado hacia China. Y no son empresas pequeñas. Microsoft está realizando acuerdo con empresas privadas y estatales chinas, como con Tsinghua Unigroup, un fabricante de chips, y Baidu, un gigante de internet privado.

Por su parte Qualcomm, una fábrica de chips para teléfonos inteligentes, tuvo que pagar cerca de mil millones de dólares para resolver un asunto de competencia en China, posteriormente anunció un acuerdo con SMIC para desarrollar chips.

Intel, una de las empresas más importantes en el desarrollo de chips de computadora, adquirió una quinta parte de Tsinghua Unigroup. Dell, también tiene planes de inversión en China.

Los problemas de geopolítica entre China y Estados Unidos afectan a las firmas extranjeras estadounidenses posicionadas en China. A pesar de eso, las inversiones siguen en aumento.