Marx y la Fractura en el Metabolismo Universal de la Naturaleza

Cita: 

Bellamy Foster, John [2013], “Marx y la fractura en el metabolismo universal de la naturaleza”, Monthly Review , New York, Montly Review Foundation, 65 (7):1-18, diciembre.

Fuente: 
Artículo científico
Fecha de publicación: 
Domingo, Diciembre 1, 2013
Tema: 
La fractura en el metabolismo de la sociedad y la naturaleza: consecuencias del capitalismo en el medioambiente.
Idea principal: 

Bellamy Foster, John. Es un editor del Monthly Review. Es autor de Marx's Ecology: Materialism and Nature y The Vulnerable Planet, y co-editor de Hungry for Profït: The Agribusiness Threat to Farmers, Food and the Environment, todos publicados por Monthly Review Press.


El avance del capitalismo en el mundo ha generado diversas condiciones que perturban el equilibrio entre la humanidad, la flora, la fauna y la naturaleza en su conjunto. Estas contradicciones generadas por el sistema de acumulación de capital, sin duda alguna, han golpeado fuertemente al ecosistema global, generando crisis y catástrofes ecológicas. Ante tal panorama, el análisis científico social se ha enfocado a estudiar las consecuencias de la devastación ecológica y la depredación descontrolada desde una perspectiva multi, inter y transdisciplinaria.

El producto de analizar, desde un enfoque más integral la devastación de la naturaleza por los intereses de distintos actores privados, ha sido el desarrollo de una perspectiva mundial ecológica más unificada, trascendiendo las divisiones entre la ciencia natural y la ciencia social. En este sentido, el enfoque dialéctico-materialista de la teoría de la fractura metabólica en Marx ha servido a distintos estudiosos para desarrollar una potente crítica de la relación entre la naturaleza y la sociedad capitalista contemporánea.

Dentro de la perspectiva marxiana sobre la fractura metabólica, la clave para comprender la dialéctica del mundo natural y el hombre, o bien la dialéctica de la naturaleza en un sentido completamente nuevo (Schmidt, 1971), es la concepción del trabajo y la producción como la relación metabólica entre los seres humanos y la naturaleza exterior. “Los seres humanos podían comprehender dialécticamente a la naturaleza dentro de ciertos límites porque eran orgánicamente parte de ella, a través de sus relaciones metabólicas” (p. 2).

Marx, afirma Bellamy Foster, introdujo el concepto de ‘metabolismo’ a su análisis debido a la observación y estudio continúo de las condiciones económico-sociales que en ese momento acontecían en Gran Bretaña. Durante esta época se suscitaban contradicciones históricas en la agricultura industrial dada la revolución en la química agrícola, pues desde principios hasta mediados del siglo XIX en Gran Bretaña se explotaba a la tierra mediante un tipo de agricultura intensiva (Bellamy, 2000).

Marx utilizó el concepto del ‘metabolismo’ en una tentativa de fundamentar su crítica de la economía en forma materialista. Así, dicha fundamentación, ayudaría a una comprensión clara de las relaciones entre los seres humanos y la naturaleza procedente de la ciencia natural de su época. Lo anterior era algo central para su análisis de la producción de valores de uso y el proceso de trabajo. “A partir de esta metodología, Marx desarrolló su principal crítica ecológica, la de la fractura metabólica, o, tal como él mismo lo señaló: ‘un desgarramiento insanable en la continuidad del metabolismo social, prescrito por las leyes naturales de la vida’” (p. 3).

Basándose en este marco, Marx destacó en El Capital que el rompimiento del ciclo de la tierra en la agricultura capitalista industrializada, constituía nada menos que ‘una fractura’ en la relación metabólica entre los seres humanos y la naturaleza:

“Con la preponderancia incesantemente creciente de la población urbana, acumulada en grandes centros de producción capitalista, ésta por una parte acumula la fuerza motriz histórica de la sociedad, y por la otra perturba el metabolismo entre el hombre y la tierra, esto es, el retorno al suelo de aquellos elementos constitutivos del mismo que han sido consumidos por el hombre bajo la forma de alimentos y vestimenta, retorno que es condición natural eterna de la fertilidad permanente del suelo” (p. 5).

Durante la última década y media, los investigadores ecológicos han utilizado la perspectiva teórica del análisis de Marx sobre la fractura metabólica para estudiar las contradicciones capitalistas que se desarrollan en una amplia variedad de áreas dentro del ecosistema y la naturaleza. Lo anterior ha sido posible a pesar de las críticas que se han hecho a esta teoría que, por una parte, refieren al “dualismo cartesiano”, en el cual se califica a la perspectiva de la fractura metabólica como una forma dualista de entender la relación entre naturaleza y sociedad como entidades distintas o independientes, violando los principios del análisis dialécticos (Lukács, 1969); y por la otra, se señala que esta teoría resulta anticuada al intentar describir fracturas en trayectorias y procesos naturales, a no ser que se le siga desarrollando para abordar ecosistemas y ciclos naturales dinámicos, teniendo siempre en cuenta el proceso del trabajo.

Sin embargo, al referirse, como lo hace Marx, a la ‘interacción metabólica entre la naturaleza y el hombre’, no debería suponerse jamás que el hombre existe en forma completamente independiente a la naturaleza, o fuera de ella; o incluso que hoy la naturaleza existe completamente independiente de (o no afectada por) la humanidad. Esto no puede ser posible dado que, como afirma Bellamy, en esta relación existe una permanente dependencia de la sociedad humana respecto de sus condiciones orgánicas. Sobre esta misma línea, Foster realiza la observación, en donde, tomando en cuenta a David Harvey menciona que “la ‘universalidad’ asociada a la concepción de Marx de ‘la relación metabólica con la naturaleza’ constituía una especie de conjunto de condiciones exterior o marginal a su concepción de la realidad en la que todos los ‘diferentes momentos’ de su crítica de la economía política estaban potencialmente interrelacionados” (Harvey 2012).

Asimismo, a través del concepto ‘metabolismo universal de la naturaleza’ propuesto por Marx, se plantea que dicha relación hombre-naturaleza es mutua, pues la sociedad y la producción humana siguen estando al interior de este metabolismo terrenal y dependiendo del mismo. Esto, según Marx, constituye la condición universal para la interacción entre la naturaleza y el hombre, y como tal, una condición natural de la vida humana. “La humanidad, a través de su producción, ‘extrae’ sus valores de uso naturales y materiales de este ‘metabolismo universal de la naturaleza’, al mismo tiempo ‘insuflando una nueva vida’ a estas condiciones naturales ‘como elementos de una nueva formación social’ generando una especie de segunda naturaleza’” (p. 6). Sin embargo, en una economía mercantil capitalista esta segunda naturaleza asume una forma alienada, dominada por el valor de cambio antes que por el valor de uso, conduciendo a una fractura en este metabolismo universal.

Por otra parte, el argumento que califica anticuada a la teoría de la fractura metabólica resulta equívoco si entendemos que a medida que las sociedades humanas se desarrollan, especialmente con el crecimiento y la difusión del capitalismo, las interacciones entre la naturaleza y los seres humanos son mucho mayores y más intensas que antes, afectando primero al ambiente local, luego al regional y finalmente al global. De esta forma, es entendible que la separación física entre donde se cultiva la producción agrícola y donde los seres humanos o los animales la consumen, cree enormes problemas de eliminación debido a la acumulación de nutrientes en las alcantarillas urbanas, creando rupturas, primero en los ciclos naturales del nitrógeno, fósforo, potasio, carbono, etc., y segundo en la comunidad que es afectada por contaminación que se genera en el centro de las ciudades conurbadas.

En este sentido, la cuestión de las rupturas o interrupciones resulta visible cuando las afectaciones comienzan a dañar al ecosistema en su conjunto, fracturando claramente el metabolismo en los ciclos normales de la naturaleza.

Bellamy afirma que, el aparato teórico surgido a partir del enfoque de la fractura metabólica se ha convertido en una estrella conceptual en ascenso dentro del pensamiento socio-ecológico, y en las ciencias sociales cada vez más se comprende a la crisis ecológica global en desarrollo. Asimismo el reconocimiento de que el mundo está atravesando límites planetarios cruciales, permite entender lo que podría llamarse la “Gran Fractura” en la relación humana con la naturaleza, debido a que se están atravesando los límites del sistema terrestre asociados con el cambio climático, la acidificación de los océanos, el agotamiento del ozono, la pérdida de la diversidad biológica, la ruptura de los ciclos del nitrógeno y el fósforo, la pérdida de la capa superior de la tierra, la pérdida de fuentes de agua dulce, entre muchas otras situaciones que desgarran el metabolismo de la relación hombre-naturaleza.

Por último, el autor refiere a que el enfoque teórico de la Gran Fractura debe volverse indispensable si se intenta comprender la ruptura en ascenso debido a la producción capitalista que rompe con la condición natural eterna, esquilmando a la tierra misma. De esta forma, a través de esta perspectiva marxiana es posible entender la lógica que ha adquirido la producción capitalista en nuestros días. A este respecto Bellamy anota que si se analiza el contexto del capitalismo de mediados del siglo XIX, se suponía generalmente que los valores de uso que se producían eran adaptados a las necesidades humanas genuinas, no obstante, con el capitalismo monopolista bajo la dirección del capital financiero globalizado, el sistema exige crecientemente la producción de valores de uso negativos y la no satisfacción de las necesidades humanas.

De tal forma, con la alienación absoluta del proceso de trabajo, fruto de la producción de valores de uso negativos, la relación metabólica entre los seres humanos y la naturaleza pasa a ser una forma de despilfarro. Este despilfarro se da debido a que se producen mercancías inútiles, y por tanto, el esfuerzo que implica producir algo es inútil. En este sentido, el enfoque de la ruptura metabólica no sólo ofrece un análisis de los procesos capitalistas que afectan directamente a la naturaleza, sino también de aquellos que lo hacen de una manera indirecta a través de la producción y el consumo.

Datos cruciales: 

En Estados Unidos, figuras como uno de los primeros planificadores ambientalistas, George Waring, en su análisis del despojo de la tierra en la agricultura, y el economista político Henry Carey, hicieron hincapié en que el alimento y la fibra, que contienen los constituyentes elemntales de la tierra, estaban siendo transportados a largas distancias en un movimiento en un solo sentido del campo a la ciudad, dando lugar a que la tierra perdiera sus nutrientes, que tuvieron que ser remplazados por fertilizantes naturales (p. 4).

“Desde los Grundisse en 1857-1858, Marx había puesto el concepto de metabolismo (stoffwechesel), que había sido desarrollado primero en la década de 1830 por científicos que participaban en los nuevos descubrimientos de la biología y la fisiología celulares (…) en un lugar central en su explicación de la interacción entre la naturaleza y la sociedad a través de la producción” (p. 6)

En el Día de la Tierra 2003, la NASA publicó sus primeras mediciones y mapas satelitales del ‘metabolismo de la tierra’, enfocados en la amplitud con que la vida vegetal sobre la Tierra estaba fijando el carbono a través de la fotosíntesis. Estos datos también están siendo usados para monitorear el crecimiento de los desiertos, los efectos de las sequías, la vulnerabilidad de los bosques, y otras ‘novedades’ del cambio climático.

Trabajo de Fuentes: 

Bellamy Foster, John [2000], Marx’s Ecology, New York, Monthly Review Press, 198 pp.

Harvey, David [2012], “History versus Theory: a Commentary on Marx’s Method in Capital”, Historical Materialism 20, London, Board, (2):36.

Lukács, Georg [1969], Historia y consciencia de clase , México, Grijalbo.

Schmidt Alfred [1971], The Concept of Nature in Marx , Londres, New Left Books, 252 pp.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El sistema económico capitalista ha tenido efectos en múltiples y muy diversos campos de la sociedad, uno de ellos es la naturaleza. Las vastas transformaciones en las industrias, en las grandes empresas y los corporativos han afectado directamente al medioambiente, pues éstos a través del consumo excesivo, la explotación y la contaminación han degradado tanto la flora como la fauna alrededor del mundo.

Asimismo, los efectos negativos de los diferentes procesos productivos y de generación de mercancías han transformado los ciclos normales de la vida humana y su relación con la naturaleza. Las alteraciones más palpables se observan a través del calentamiento global, la acidificación de la lluvia, el deshielo de los casquetes polares, las inundaciones, la muerte de distintas especies de animales, entre muchas otras consecuencias que han ido ocurriendo como efecto de un sistema liderado por intereses privados, donde lo más importante resulta ser la obtención de beneficios a costa de la explotación de la naturaleza misma y las consecuencias sobre la vida humana.

El artículo es imprescindible para comprender el quiebre en la relación hombre-naturaleza. Esta ruptura que se va distanciando cada vez más, tiene una relación directa con el avance del capitalismo. Existen transiciones en la subordinación de la naturaleza por el capital a lo largo de la historia con diferentes tendencias interconectadas a las fases de la economía. El mismo autor en The epochal crisis aborda los resultados críticos (económicos y ambientales) que conllevó la transición del feudalismo al capitalismo.