El artículo señala la posibilidad de retrasar el envejecimiento, ya que tanto doctores como biólogos están interesados en prolongar la vida humana mejorando su calidad y, aunque erradicar la vejez no es la prioridad, se busca hacer más lento su proceso.

El promedio de vida ha subido desde el siglo pasado gracias a una mejor alimentación, vivienda, salud pública y algunos medicamentos. Los más optimistas creen que el promedio de vida podría extenderse hasta 120 años o más, y para ello se requiere que la vida útil del cuerpo se maximice. Los científicos ven la posibilidad de reparar o remplazar totalmente la parte del cuerpo que se desgaste, también buscan que el ADN sea optimizado para prolongar la vida al igual crear nuevas drogas antienvejecimiento.

Hombre y superhombre

Hay quienes están abriendo clínicas con el propósito de reemplazar tejido gastado con células madre. Tal bio-renovación es la base de un tratamiento no aprobado, y casi vampírico, que consiste en transfusión de sangre vieja por sangre nueva. La longevidad es genética por lo que se podrían modificar algunos de los genes del ADN para extender la vida. No obstante, el negocio de generar órganos a partir de cero ha dado como resultado unos “organoides” pequeños, imperfectos y usados principalmente para pruebas de medicamentos.

Aunque a simple vista parece deseable prolongar la vida, los efectos no siempre pueden ser buenos. Por un lado, prolongar la esperanza de vida puede significar exacerbar los problemas sociales y económicos. El primer desafío será el acceso a los tratamientos anti-vejez, prolongar la vida es caro. El ingreso se convierte en el primer indicador del nivel de vida: alargar la vida solo profundizaría más la división entre la población.

En las relaciones laborales cabe la posibilidad de que la discriminación sea más evidente, ya que el cambio de generaciones no sólo sustituía personas sino también maneras de pensar: ¿las personas ancianas mantendrán la vigorosa actitud mental y física de la juventud o llevarán a una sociedad más conservadora?

Una de las razones para creer que no daría lugar a una sociedad más conservadora, es que la vida puede convertirse en una serie de nuevos comienzos más que en una simple historia de vida: la crisis de la mediana edad podría significar no solo recuperar la juventud perdida, sino desempeñar nuevas actividades. El retiro puede llegar a ser algo muy distante para muchos, pero las pensiones deben mantener el nivel de vida que se pretende ampliar, y para este fin, el portafolio de carreras, las leyes y la educación requerirían profundos cambios.

Incluso en el tema de la reproducción, los órganos sexuales podrían seguir procreando por décadas. Estas especulaciones pueden resultar muy optimistas y dependerá de la visión a futuro que cada uno tenga, ya que uno de los temas más importantes es el de la salud: prolongar la vida requeriría no sólo de agrandar su esperanza, sino también el periodo de juventud del cuerpo humano.

Los cuerpos humanos tienen como característica el constante reemplazo de las células de una generación a otra. Esto explica porque no sólo la vejez en general, sino la demencia, el cáncer, los problemas cardiovasculares, la artritis y muchas otras enfermedades no están presentes en la juventud y frecuentemente solo aparecen cuando vamos envejeciendo. Prolongar la vida, específicamente con un cuerpo viejo, requiere tratar estos problemas de forma rutinaria. De igual forma podrían existir complicaciones con la memoria pues el cerebro está hecho para almacenar de 70 a 80 años de memoria y sería incapaz de guardar 150 años de la misma.

Aun cuando la ciencia pueda estar muy avanzada, prolongar la vida aún está fuera de nuestro alcance y cabe preguntarse si de verdad sería benéfico para la sociedad.