Globalisation's losers. The right way to help declining places. Time for fresh thinking about the changing economics of geography

Cita: 

The Economist [2017], "Globalisation's losers. The right way to help declining places. Time for fresh thinking about the changing economics of geography", The Economist, London, 21 de octubre, https://www.economist.com/news/leaders/21730412-time-fresh-thinking-abou...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Octubre 21, 2017
Tema: 
Las políticas para combatir la desigualdad entre regiones en los países ricos
Idea principal: 

El declive de amplias regiones en los países ricos durante las últimas décadas ha alimentado a las alternativas populistas en Estados Unidos, Alemania e Inglaterra (por sólo mencionar algunos lugares) y ha dado pie a una “política de la ira” contra los inmigrantes y contra la globalización. La principal paradoja radica en que los remedios planteados por los populistas no contribuyen en nada a solucionar los problemas existentes sino que incluso los agravan.

La teoría económica sostiene que las desigualdades regionales disminuyen conforme las zonas más pobres atraen la inversión y crecen de forma más acelerada que las regiones más ricas. Durante el siglo XX, lo dicho por esta teoría se cumplió al interior de Estados Unidos y entre las distintas regiones de Europa. Pero en la actualidad ya no es así y las desigualdades regionales se están ampliando. Esta divergencia entre regiones tiene consecuencias sumamente perniciosas sobre las condiciones de vida y las posibilidades de movilidad social de las personas que nacieron y/o viven en el lugar equivocado. Esto también impacta negativamente al crecimiento económico.

Una de las causas de la desigualdad entre regiones en la economía contemporánea es la creciente importancia de la escala. Una mayor escala permite desarrollar mejor maquinaria, producir con menores costos, etc. El resultado es la creación de “pocas empresas superestrellas que están agrupadas en pocos lugares superestrella. El resto de los lugares son hechos a un lado”.

Paradójicamente, conforme las desigualdades regionales se amplían, las personas se están volviendo menos móviles (en las últimas dos décadas, el porcentaje de estadounidenses que se ha cambiado de estado se redujo a la mitad). Algunos factores demográficos –como la necesidad de cuidar de los con mayor edad en la familia– son importantes para entender esta menor movilidad. Pero la principal responsabilidad ante esto corresponde a las políticas deficientes. En Estados Unidos, por ejemplo, las regulaciones que limitan el crecimiento de las ciudades más prósperas hacen que el precio de la vivienda se eleve rápidamente, lo que dificulta la llegada de nuevas personas. De igual forma, las pensiones y los apoyos gubernamentales castigan a quienes cambian de estado de residencia. Estas políticas, orientadas a ayudar a sobrevivir a las personas en las regiones en declive, no contribuyen a superar los problemas que afectan a estos lugares. El estado de bienestar “hace que el capitalismo sea menos brutal para los individuos, pero perpetúa los problemas en los lugares donde viven”.

Aunque a primera vista podría parecer que fomentar la movilidad de las personas (haciendo más fácil que se desplacen a las regiones prósperas) sería la solución, esto podría tener efectos secundarios sumamente nocivos, pues al vaciar a las regiones rezagadas de los trabajadores más talentosos, sus problemas se exacerbarán. El instrumento favorito de los políticos para impulsar a estas regiones han sido los subsidios. Pero la eficacia de estos instrumentos es sumamente dudosa, pues sus resultados son exiguos y poco duraderos.

“Sería mejor para los políticos concentrarse en acelerar la difusión de la tecnología y de las prácticas de negocios de los lugares con mejor desempeño. Una política de competencia más fuerte podría reducir la concentración industrial, que resta dinamismo a la economía a la vez que concentra los beneficios del crecimiento en cada vez menos empresas y lugares”. La creación de fondos privados de inversión orientados a fomentar distritos productivos en regiones particulares podría ser útil también. El gobierno debería expandir las funciones de las universidades locales y patrocinar centros de investigación públicos para contribuir a la difusión de las nuevas tecnologías e ideas. Estas iniciativas crearían incentivos para que los lugares rezagados puedan mejorar su situación por sí mismos.

“Quizá lo que más necesiten los políticos sea una mentalidad diferente. Para los progresistas, aliviar la pobreza ha demandado [el estado de] bienestar; para los libertaristas, liberalizar la economía. Ambos se han concentrado en las personas. No obstante, la compleja interacción entre demografía, bienestar y globalización muestra que eso es insuficiente. Mitigar el enojo de los abandonados implica darse cuenta de que los lugares también importan”.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La creciente desigualdad regional al interior de los países ricos que ha traído consigo la globalización está haciendo que cada vez más la pobreza de las personas en las regiones rezagadas sea un problema económico y político. En particular, al pensamiento liberal le preocupa que las grandes masas de personas en los lugares abandonados por la globalización son quienes han apoyado proyectos “neoconservadores” como el Brexit y la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, proyectos que van contra la liberalización económica. La imposibilidad de generalizar el bienestar en todas las regiones del planeta dentro de la fase actual de la mundialización capitalista probablemente traerá consigo una agudización de las tendencias xenófobas y autoritarias en los países altamente desarrollados.

Sin embargo las recetas de The Economist insisten en el fomento de la competencia y del desarrollo tecnológico, sin comprender que por los niveles de productividad alcanzados, aun cuando se creen nuevas empresas, no serán suficientes para impulsar procesos de desarrollo significativos. La única salida que parece viable, suprimir la escasez que obliga a los individuos a trabajar, como es la renta básica, es intransitable para el argumento liberal pues toca a las sacrosantas ganancias...