La competencia entre Estados Unidos y China por el liderazgo mundial: Un panorama desde las inversiones extranjeras

Cita: 

Ornelas, Raúl [2018], "La competencia entre Estados Unidos y China por el liderazgo mundial: Un panorama desde las inversiones extranjeras", México y la Cuenca del Pacífico, 7(21):53-93 , Universidad de Guadalajara, septiembre-diciembre, https://doi.org/10.32870/mycp.v7i21.552

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En este trabajo proponemos una lectura de las relaciones de inversión a escala mundial para establecer su papel en la competencia por el liderazgo económico. A partir de las evoluciones de la inversión extranjera directa, se discuten dos vectores de dicha competencia: las relaciones de interpenetración entre Estados Unidos y China, y las políticas de regulación sobre las inversiones por parte de los estados en ambos países. A partir de los datos de UNCTAD, se trazan las tendencias de la inversión extranjera directa considerando acervos de capital y flujos, entrantes y salientes. Este análisis nos muestra que los principales competidores por el liderazgo son las empresas con sede en Estados Unidos y aquellas con sede en China. El artículo finaliza haciendo un recuento de las principales acciones emprendidas por las entidades reguladoras en ambos países, intentando frenar el avance de las inversiones extranjeras que tocan actividades estratégicas.

Introducción

El estudio de las inversiones internacionales ha sido enfocado en esclarecer las motivaciones de las empresas y entidades inversionistas para trasladar parte de sus activos hacia otros espacios geográficos. En los años cincuenta del siglo pasado los análisis se concentraron en las aportaciones públicas al desarrollo (Plan Marshall, Alianza para el Progreso), dado que la mayor parte de los flujos de capital era realizada por el Estado de Estados Unidos. Con la reconstitución del mercado mundial a partir de los años sesenta del siglo xx, son las inversiones realizadas por las grandes corporaciones transnacionales las que ocupan el primer plano, dando lugar a nuevas preguntas de estudio.

Frente a este cambio histórico la teoría económica aportó diversas interpretaciones, entre las cuales destacamos tres:

El enfoque del poder de mercado que considera la inversión extranjera directa (ied) como una práctica que permite a los capitales más concentrados expandirse y controlar nuevos mercados (Kindleberger, 1969, 1970; Hymer, 1982). Esta interpretación está ligada a las preocupaciones propias de los nacionalismos económicos acerca de la presencia creciente de capitales extranjeros y del papel de las inversiones extranjeras tanto en las relaciones económicas internacionales como en las economías huéspedes.

En segundo lugar, sobre la base del concepto de internalización de los costos de producción, la economía institucionalista planteó que a través de la implantación en el extranjero se logra producir mercancías de manera más eficiente (Coase, 1937; Williamson, 1989). La teoría institucionalista considera que la ampliación de las operaciones de la firma, incluyendo el caso de la empresa transnacional, responde a una lógica de eficiencia en la que la internalización de transacciones que antes se realizaban a través de contratos o del mercado, se realizan dentro de la empresa con mejores resultados económicos; las mejoras en la eficiencia de las transacciones son particularmente significativas en el caso en el que las inversiones extranjeras sustituyen a los contratos o a los intercambios en los mercados.

El enfoque de las cadenas globales de valor, por su parte, aborda la organización productiva y destaca las “estructuras de gobernanza” como el elemento esencial que explica el éxito o fracaso de las inversiones, aportando elementos para que las instituciones y actores sociales se adapten de la mejor manera posible a las necesidades de las empresas líderes (Gereffi, 2001; Gereffi & Fernández-Stark, 2011; United Nations Conference on Trade and Development, 2013). Esta interpretación retoma los aportes de la teoría de la competitividad internacional e integra argumentos de enfoques sistémicos
para fundamentar la existencia de redes o cadenas de producción que paulatinamente van articulando mercados en escala mundial. Sus aportes para la economía política residen en crear un análisis detallado de las relaciones que guían la construcción y el funcionamiento de las cadenas de valor, mostrando tanto quiénes dictan la lógica general, como las “oportunidades” y condiciones que deben ser cumplidas para lograr una integración virtuosa en las cadenas de valor. En la actualidad este enfoque es una de las interpretaciones de mayor aceptación en los medios empresariales, gubernamentales y de los organismos multilaterales.

La inversión extranjera ocupa un lugar esencial en esas tres interpretaciones, en tanto constituye el principal vehículo de la expansión de los capitales más concentrados y dinámicos. De ahí el interés en estudiar su evolución reciente: la jerarquía que se construye en torno de los principales inversionistas y los territorios huéspedes es un indicador relevante acerca de quiénes son los principales competidores en la economía mundial contemporánea.

Una de las críticas más recurrentes y sólidas a la teoría económica dominante consiste en señalar su falta de interés en las relaciones de poder como elemento esencial para interpretar la realidad económica. Desde nuestro punto de vista, en la consideración de las relaciones de poder se juega buena parte de la capacidad explicativa de las interpretaciones. Así, por ejemplo, la competencia
no puede reducirse a los arbitrajes entre las “fuerzas del mercado”, sino que la competencia expresa una disputa por la riqueza y por el poder en las diferentes escalas de la realidad social (Wilks, 2013; Dörrenbächer & Geppert, 2012; Murray & Scott, 2012; Vitalia, Glattfelder & Battiston, 2011).

En ese sentido, la competencia entre corporaciones transnacionales desborda los límites de los mercados, para entrar como un elemento relevante en las relaciones mundiales de poder. Entre las diversas interpretaciones que buscan explicar el ejercicio del poder en escala mundial, destacamos el concepto de hegemonía dado que ofrece elementos teóricos y metodológicos pertinentes para explicar el capitalismo contemporáneo. En nuestro equipo de investigación hemos formulado una interpretación sobre la hegemonía mundial a partir de tres propuestas centrales (Ceceña & Barreda, 1995, p. 541):

1. La hegemonía mundial posee al menos tres dimensiones esenciales: la político-militar, la económica y la cultural.

2. La hegemonía mundial es una construcción social resultado de las diferentes formas de enfrentamiento entre sujetos colectivos, ensambles de grandes corporaciones y “sus” Estados: se trata de los sujetos hegemónicos, los sujetos que disputan la hegemonía.

3. Cada una de las dimensiones de la hegemonía está articulada en torno a esferas y relaciones esenciales. En el caso de la dimensión económica, se señalan como las esferas cuyo control asegura la posición de líder económico mundial a las tecnologías de vanguardia (electrónica e informática, ingeniería genética, exploración del espacio, telecomunicaciones), los energéticos (petróleo y electricidad), las materias primas esenciales (minerales en su mayoría), los alimentos de consumo generalizado, y las reservas de fuerza de trabajo.

En esa perspectiva, la competencia mundial no se limita a sus escalas micro y mesoeconómicas (la competencia entre empresas en lo particular o al interior de una industria, rama o sector), sino que da origen a relaciones sistémicas en las que ciertos sujetos predominan sobre el conjunto. Definimos el concepto de liderazgo económico mundial como “la capacidad de las coaliciones de Estados
y empresas para crear, desarrollar y controlar las fuentes de las ganancias, en relación con el conjunto de empresas competidoras, particularmente en lo que toca a las formas de la organización productiva” (Ornelas, 2017, p.26).

A partir de esta conceptualización, el segundo planteamiento de nuestra propuesta de análisis consiste en ubicar la expansión internacional de las empresas como uno de los procesos más importantes para la competencia por el liderazgo económico. Las motivaciones de la inversión extranjera varían históricamente siguiendo las pautas de la competencia en sus diferentes niveles. La sobreacumulación y las bajas tasas de ganancia derivadas del estancamiento que caracterizan al capitalismo contemporáneo estimulan la búsqueda de nuevos ámbitos para las inversiones. Y en el mismo sentido, la competencia por recursos estratégicos escasos (el petróleo y el agua son ejemplos paradigmáticos), y por mercados y tecnologías foráneos, constituye la otra motivación esencial de las inversiones internacionales.

A través de las inversiones internacionales, las grandes corporaciones transnacionales realizan movimientos estratégicos buscando fortalecer su posición en los mercados, creando mejores condiciones para su producción, y previniendo los movimientos de sus competidores. Así, la inversión extranjera constituye un vector fundamental de la competencia: su estudio nos permite señalar los sujetos que logran crear y apropiarse de emplazamientos productivos de toda índole, ampliando los ámbitos de obtención de ganancias, y al mismo tiempo, concentrando diversas formas de poder, no sólo económico, sino también político (por ejemplo, el papel de Royal Dutch Shell en los conflictos étnicos en Nigeria), social (por ejemplo, orientando y realizando planes de urbanización), y cultural, a través de actividades de la llamada “responsabilidad social”, el financiamiento de instituciones educativas y de obras filantrópicas.

En este trabajo proponemos una lectura que destaca el papel que los flujos de capital cumplen en las relaciones mundiales de poder. Consideramos que tales inversiones extranjeras son un indicador de las relaciones de competencia por el liderazgo económico mundial, en tanto señalan los territorios que son “atractivos” para las corporaciones transnacionales y quiénes son los sujetos que los utilizan para valorizar sus capitales.

El objetivo del trabajo es medir la expansión global de las corporaciones transnacionales a través de la inversión extranjera directa. Esta medida aportará un elemento significativo acerca de la competencia por el liderazgo económico mundial: el predominio de ciertos ensambles de empresas de base nacional común, ilustrado por el aumento de sus inversiones internacionales, indica el fortalecimiento de su posición en la competencia mundial, dado que a través de sus inversiones desarrollan y se apropian de tecnologías, recursos y mercados. Finalmente, ello indica el fortalecimiento o el debilitamiento de
ciertos sujetos que disputan la hegemonía mundial.

Las inversiones extranjeras son consideradas en dos formas. En primer lugar, los acervos de inversión permiten trazar la trayectoria de las relaciones de competencia: se trata de una medida acumulativa del valor que tiene la inversión en cada año considerado; los periodos de estudio que abordamos en el trabajo han sido determinados sobre la base de dos criterios: la existencia de datos consistentes para los principales participantes en las corrientes de inversión, y el contar con un periodo suficiente para percibir cambios estructurales en los orígenes y destinos de las inversiones. En segundo lugar, presentamos los flujos anuales como un indicador de corto plazo que muestra cómo afectó la crisis de 2008 a la trayectoria de las inversiones internacionales; en este caso, el periodo estudiado es 2006 a 2016, en el que podemos constatar el impacto del quiebre económico vivido en torno a 2008. En ambos casos presentamos la información para las inversiones salientes (empresas inversionistas) y para
las inversiones entrantes (países y territorios receptores). Todos los datos se presentan en dólares corrientes; no se consideró su conversión a dólares constantes en tanto la fuente convierte monedas nacionales a dólares corrientes y ello aporta un elemento de homogenización del indicador a partir de las paridades de las monedas nacionales con el dólar estadounidense.

Para completar el análisis sobre la evolución de las inversiones extranjeras, dedicamos un apartado a la regulación estatal, que tiene una importancia crucial al imponer algunos límites: dadas las gigantescas dimensiones de los flujos internacionales de capital, sólo los Estados cuentan con los recursos para hacer frente a las estrategias y acciones de las corporaciones transnacionales.

Las interpretaciones académicas y el debate público han puesto de relieve la capacidad de los Estados y los gobiernos para “atraer” capitales extranjeros, como un rasgo de modernidad y de adaptación a las formas que caracterizan al capitalismo globalizado. No obstante, es posible discernir otro rasgo esencial en la evolución de los flujos de capital: las acciones de ciertos Estados, pocos,
pero muy poderosos, que imponen regulaciones a las inversiones extranjeras y reservan ciertas actividades en los territorios bajo su jurisdicción, que son consideradas elementos de la seguridad nacional. Así, el estudio de las inversiones extranjeras requiere del análisis de las regulaciones estatales en la materia, tema que en este trabajo reducimos a los dos principales competidores: los Estados de China y Estados Unidos.

El texto contiene cuatro apartados. En los dos primeros se presentan las tendencias de la ied. El tercero está dedicado a las relaciones de interpenetración Estados Unidos-China. En el cuarto apartado se exponen las principales acciones reguladoras que buscan frenar el avance de las inversiones extranjeras en actividades estratégicas.

Fuente: 
Publicaciones Let
Fecha de publicación: 
2018
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