The future according to Shell. Climate rhetoric and fossil fuel expansion

Cita: 

Corporate Europe Observatory [2020], The future according to Shell. Climate rhetoric and fossil fuel expansion, 15 de mayo, https://corporateeurope.org/en/future-according-shell

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Viernes, Mayo 15, 2020
Tema: 
Shell como un caso de "ecoblanqueamiento".
Idea principal: 

El Corporate Europe Observatory (CEO por sus siglas en inglés) es un grupo de investigación y campaña sin fines de lucro con sede en Bruselas, Bélgica, cuyo objetivo declarado es “exponer cualquier efecto del cabildeo corporativo en la formulación de políticas de la Unión Europea”.


El Corporate Europe Observatory (CEO) recuerda que hace poco más de diez años la Royal Dutch Shell, empresa de hidrocarburos anglo-holandesa, presentó en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2009 en Copenhague su percepción sobre la “nueva energía del futuro”, mientras muchos estudios del momento señalaban que esa empresa contaba con el peor historial medioambiental de todas las petroleras multinacionales.

Shell convocó a su reunión anual general el 19 de mayo de 2020 en la sede de La Haya. Dado el contexto de la pandemia, la situación financiera de Shell es algo sin precedentes desde la segunda guerra mundial: sus dividendos se redujeron en dos tercios. Las compañías petroleras se encuentran en “modo crisis” con una caída en picada de la demanda, un desplome inédito de los precios y una peligrosa incertidumbre respecto al futuro. Además, todo ello se suma a la creciente presión social y legal de las acciones de emergencia climática en contra de la operación de Shell.

De cualquier manera, enfatiza CEO, Shell continúa vendiendo su visión de un futuro sustentable con el objetivo de distraer la atención de su historial como responsable del cambio climático y firma problemática en materia de derechos humanos.

En 1984 Shell elaboró una investigación que mostró su responsabilidad sobre 4% de las emisiones de dióxido de carbono a nivel mundial, justo cuando se volvió de conocimiento público que las emisiones son causantes del cambio climático. A pesar de esto, Shell se dedicó en los años ulteriores a duplicar su inversión en petróleo y gas; y a unirse con otras firmas petroleras en la Global Climate Coalition y el American Petroleum Institute, dos grupos multimillonarios dedicados a negar el cambio climático.

En los últimos años Shell se ha dedicado a dar pláticas sobre escenarios bajos en carbono y, en abril de 2020, prometió convertirse en una compañía de cero emisiones de gases de efecto invernadero para 2050. Patrocina “eco-maratones” para el desarrollo de automóviles eficientes; realiza videos sobre autos eléctricos; brinda apoyo a las soluciones de base natural; y públicamente da la bienvenida a los Acuerdos de París y al objetivo de evitar el incremento de la temperatura del planeta.

CEO menciona que Shell ha destinado importantes sumas de dinero para transmitir al público y los hacedores de políticas públicas su supuesto compromiso con el medio ambiente. Tan sólo para el cabildeo en la Unión Europea, Shell gastó más de 4.5 millones de euros en 2019. Se estima que junto con otros grupos de firmas, Shell ha gastado cerca de 215 millones de euros desde 2010 para comprar influencia en la Unión Europea. En realidad, continua CEO, “este es un caso de hipocresía de manual: Shell planea (o al menos así lo planeó antes de ser golpeada por la crisis de coronavirus) desarrollar más de 35 nuevos proyectos de petróleo y gas para 2025, aun cuando no existe un escenario plausible para abordar el cambio climático que permita la expansión de combustibles fósiles a esa escala” (p. 3).

En opinión de CEO, Shell es un caso representativo de “ecoblanqueamiento” o “lavado verde” (greenwashing), esto es, una práctica de gestión de marketing verde de manera engañosa para promover una imagen empresarial ecológicamente responsable. Las pláticas sobre “transición energética” promovidas por Shell y sus promesas de convertirse en una firma de “cero emisiones” no son más que intentos por moldear el futuro a su imagen empresarial.

Glosario

CEO define algunos términos técnicos recurrentes en la sección posterior:

-Captura de carbono y almacenamiento (CCS por sus siglas en inglés): Con CCS los combustibles fósiles siguen siendo utilizados, pero en lugar de liberar el dióxido de carbono en la atmósfera, éste se captura y almacena en el subsuelo o aguas profundas. Uno de los principales problemas de CCS es su costo excesivo.
-Precios de carbono: se pone un precio al carbono al gravar su uso o al generar un sistema de comercio de emisiones. Con tales políticas se espera incentivar a las empresas a invertir en energías limpias y encarecer la contaminación con carbón.
-Soluciones de base natural: implica la restauración de bosques, manglares y ecosistemas de almacenamiento de carbono.

Las prioridades climáticas de Shell: gas, captura de carbón y mercados de carbón

Shell no oculta que sus inversiones de las próximas décadas involucran quema de gas. Sin embargo, las justifica señalando que dichas inversiones estarán acompañadas con la instalación masiva de tecnologías de captura de carbono que son altamente costosas y no han demostrado su efectividad.

Gas, gas y más gas

CEO afirma que la visión “climática” de Shell sigue dando un lugar central al gas en el sistema energético. Se impulsa la producción de gas como un combustible “puente” que ayudaría a reducir la dependencia con el carbón. Por ello, Shell ha persuadido a la Unión Europea para ver al gas como un “puente” alejado del carbón y cercano a los sistemas de energía “bajos en carbón”. La consecuencia directa de la preferencia por el gas es renunciar a la inversión en fuentes energéticas renovables.

Desde 2014 Shell ha duplicado sus esfuerzos de cabildeo para otorgar al gas un lugar central en la política energética de la Unión Europea. Asimismo, se promueve el uso de gas en las políticas importantes de Europa, incluyendo las del European Green Deal.

A juicio de CEO, continuar quemando más gas implicaría colocar al planeta por fuera de los límites climáticos seguros y confiar en la costosa infraestructura de captura y almacenamiento de carbono.

Captura de carbono y almacenamiento/utilización

Actualmente existen 51 plantas de CCS a nivel mundial, muchas de ellas activas en pequeña escala. El gran obstáculo de las CCS es que son altamente costosas mientras que la inversión en energías renovables es cada vez menos costosa. La consecuencia de esta situación es que los recursos de las CCS dependen en gran medida de subsidios estatales o financiamientos de compañías que buscan formas de utilizar el CO2.

Shell tiene inversiones en CCS como el proyecto The Quest en Alberta, Canadá, que es beneficiado significativamente con financiamiento gubernamental. El presidente de Shell Canadá, Michael Crothers, estima que en un futuro la CCS será auto-financiable y que podrán generarse ganancias del CO2.

La conclusión de CEO en este punto es que la captura de carbono es un sinónimo de la postergación de medidas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

Mercados de carbono

Se menciona que Shell ha apoyado el comercio de las emisiones de carbono y, en algunas jurisdicciones, el impuesto al carbono. CEO afirma que detrás de la imagen de Shell como empresa comprometida con acciones climáticas, se encuentra un interés por beneficiar el negocio del gas. Al encarecer el uso del carbón, se ayuda al gas para sacar de la competencia al carbón en ramos como la generación de electricidad.

“El apoyo de Shell al precio a las emisiones de carbón no debería ser confundido con ambición climática” (p. 7). El impulso de Shell al incremento del precio de las emisiones bajo el Régimen de comercio de derechos de emisión de la Unión Europea tuvo dos objetivos: sacar de la competencia al carbón y evitar que las energías renovables se convirtieran en la norma.

Asimismo, otro motivo por el que Shell apuesta por el incremento de los precios a las emisiones de carbón es para apoyar el desarrollo de las CCS.

Soluciones de base natural

Shell emplea otra práctica de “ecoblanqueamiento” cuando afirma que para impulsar soluciones de base natural destina recursos a la reforestación de ecosistemas naturales. En realidad, la promoción mediática de la reforestación y otras medias de protección del suelo sirve de justificación para continuar el uso y explotación de combustibles fósiles.

Shell prometió apartar 100 millones de dólares anuales para invertir en proyectos de ecosistemas naturales en 2021. CEO reconoce que se trata de una suma de dinero relevante en el contexto del fracaso de los mercados de carbono, sin embargo, es también una proporción mínima de las ganancias de Shell por sus negocios de combustibles fósiles.

La credibilidad de Shell respecto a la inversión en protección de ecosistemas es nula. CEO señala que Shell opera la producción de bio-etanol en Brasil y posee 50% de participación en Raízen, una compañía multimillonaria que es una de las principales responsables de la deforestación de la Amazonas.

La realidad es que una verdadera reforestación, restauración y protección de ecosistemas requiere implementar adicionalmente un rápido desvanecimiento de los combustibles fósiles.

Escenarios de Shell

CEO señala que desde 1970 Shell publica modelos de energía. Los modelos o escenarios más recientes han tenido nombres de la naturaleza como montañas, océanos y cielo. El escenario “Montañas” proyectaba un mundo donde el gas era la columna vertebral del sistema energético mundial. El escenario “Océanos” proyectaba una pérdida de dependencia del petróleo y el carbón en favor de la energía solar. Por último, el escenario “Cielo” es la proyección de las partes de la empresa que trabajan sobre la sustentabilidad y estiman operaciones de “cero emisiones” para 2070.

El escenario “Cielo” es sumamente ambiguo ya que asume la adopción a nivel mundial de mecanismos de precios de carbono, la construcción de 10 mil CCS (cuando apenas existen 50), un giro en la eficiencia energética y una reforestación significativa. Todos los escenarios están construidos desde una perspectiva empresarial que mira los “riesgos y oportunidades” de un mundo que transita hacia energías bajas en carbón.

CEO advierte que también estas publicaciones de escenarios deben ser vistas como formas de “ecoblanqueamiento” que intentan promover la imagen de Shell como experta climática e impulsora de “ideas energéticas”.

De qué manera Shell intenta hacer realidad su distopía

Invirtiendo en un futuro de combustibles fósiles

Para ilustrar el punto, CEO retoma una declaración de Ben van Buerdem, directivo de Shell: “A pesar de lo que los activistas digan, es enteramente legítimo invertir en petróleo y gas porque el mundo lo demanda”. Los esfuerzos de “ecoblanqueamiento” de Shell no debería hacer perder la atención del hecho de que Shell es la compañía de petróleo y gas más grande de Europa. Antes de la pandemia, Shell planeaba realizar 35 nuevos proyectos de petróleo y gas para 2025.

Las prioridades de crecimiento de Shell de los años venideros se encuentran en la exploración de petróleo en aguas profundas y en la diversificación del sector químico. La mitad de sus 24 proyectos más grandes involucran la inversión en negocios de petróleo y gas en aguas profundas en el Golfo de México, Brasil, Malasia, Nigeria y Noruega.

Las inversiones de Shell en el proyecto New Energies no garantizan que sean limpias. El portafolio de las inversiones abarca un amplio espectro de negocios: biocombustibles, carros eléctricos, energía eólica, paneles solares y extracción de petróleo en aguas profundas. De igual manera, Shell contempla oportunidades de largo plazo en inversiones de gas shale en Estados Unidos y Argentina.

Conclusión: un futuro libre de carbono

CEO afirma que la retórica de Shell está diseñada para presentarse como la compañía petrolera más limpia de todas. “Incluso aunque fuera cierto, es como si afirmaran que hacen los cigarrillos más sanos de todos. Al final, te siguen matando” (p. 13). La solución que CEO propone es echar a Shell y todas las grandes empresas contaminadoras fuera de las reuniones donde se negocian las políticas climáticas y fuera de las instituciones europeas y de las capitales nacionales. Lo que se requiere es, finaliza CEO, una política libera de combustibles fósiles antes de que sea demasiado tarde.

Datos cruciales: 

1. Los vestíbulos millonarios de Shell. Shell gastó 4.5 millones de euros en 2019 cabildeando gobiernos en la Unión Europea. Desde 2010 Shell gastó 215 millones de euros comprando influencia de políticos europeos. Desde 2014 Shell tuvo 67 reuniones con la élite de la Comisión Europea.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El artículo de CEO es un análisis crítico del discurso supuestamente eco-responsable de Shell. Con la descripción de los portafolios de inversión de Shell se muestra que el apoyo a las medidas restrictivas del uso de carbón no tiene otro fin que abrir el mercado del gas. Este caso brinda una perspectiva del modo en que la corporación Shell, una representación del sujeto hegemónico del capitalismo contemporáneo, se comporta en la disputa geopolítica por los recursos estratégicos.