Una solución anarquista al calentamiento global

Cita: 

Gelderloos, Peter [2010], Una solución anarquista al calentamiento global, https://es.theanarchistlibrary.org/library/peter-gelderloos-una-solucion...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
2010
Tema: 
Bosquejo de las alternativas posibles de reorganización de la sociedad para hacer frente al cambio climático desde el anarquismo
Idea principal: 

Peter Gelderloss es un escritor anarquista norteamericano. Cursó estudios en literatura, lenguas extranjeras y antropología en la Universidad Madison en Virginia, Estados Unidos.


En este artículo Peter Gelderloos hace un bosquejo de alternativas de reorganización de la sociedad para hacer frente al cambio climático desde el anarquismo y reducir la cantidad de gases de efecto invernadero en la atmósfera. En la convicción de que la sociedad liberada del estado y el capitalismo cambiará de forma orgánica y espontánea, y no de acuerdo a un plan específico, la intención del autor no es dar una propuesta concreta, sino ofrecer una visión de distintas alternativas posibles de organización de la vida, una imagen que dé coraje y sirva de impulso para romper con las instituciones existentes y sus falsas soluciones. Gelderloss hace la descripción de su futuro posible, el de una sociedad ecológica y anti-autoritaria, según lo que es físicamente necesario y éticamente deseable y de acuerdo a las siguientes premisas:

“• La extracción de combustibles fósiles y su consumo deben detenerse por completo.

• La producción de comida industrial debe ser reemplazada por la cosecha sostenible de comida al nivel local.

• Estructuras centralizadas de poder son inherentemente explotadoras del medio ambiente y opresivas hacia la gente.

• La mentalidad de valor cuantitativo, acumulación, producción y consumo —o mejor dicho, la mentalidad del mercado libre— es inherentemente explotadora del medio ambiente y opresiva hacia la gente.

• La ciencia médica está infundida con un odio del cuerpo humano, y aunque haya perfeccionado respuestas efectivas a nuestros síntomas, es dañina para nuestra salud de la manera en que es practicada actualmente.

• La descentralización, la asociación voluntaria, la auto-organización, el apoyo mutuo, y la no-coerción son viables y han funcionado, dentro y fuera de la civilización occidental, innumerables veces.”

La característica más distintiva de la sociedad global del futuro que imagina Gelderloos es su heterogeneidad. En su visión, mientras algunas ciudades han sido abandonadas, otras prosperan aplicando la permacultura en cada cuadra y cada espacio público es dedicada al autosustento de sus pobladores. Las bicicletas han reemplazado al automóvil y la mayoría de las calles se han convertido en jardines y huertas, aunque un pequeño porcentaje de la calles aún continúan asfaltadas, o empedradas, y son transitadas por autobuses que funcionan con biodiésel. Por las noches los pobladores usan velas y lámparas, pues los únicos edificios que tiene electricidad hasta tarde son los teatros y centros comunitarios, además de las plantas de tratamiento de agua y los hospitales que son los únicos con electricidad 24 hrs al día. La electricidad es producida por una red de plantas que queman desperdicios agrarios y biocombustibles, además de unas pocas eólicas y paneles solares. En regiones templadas se cocina con estufas solares y en las regiones frías las casas están bien aisladas y los hornos funcionan a la máxima eficiencia. Muchos edificios cuentan con un congelador comunal, nadie tiene refrigeradores personales, donde guardan perecederos que luego guardan en neveras portátiles.

En estas ciudades la mitad de los requerimientos de alimentación de la los ciudadanos provienen de sus huertas vecinales y el resto es producido a menos de 20 millas de donde viven. Todos los alimentos son producidos de forma orgánica y en función de su sabor y de la nutrición que aportan. Como resultado, la gente es más saludable y tienen sistemas inmunes más fuertes. Los super virus que diezmaron a la población durante el colapso se han extinguido. La salud de la comunidad es atendida por herboristas, naturistas, homeópatas, acupunturistas, etc. La gente, en esta visión, ha adquirido una mayor conciencia respecto al medio ambiente y ha desarrollado una conexión personal con la bio-región, debido a que se alimentan de lo que se produce ahí en cada temporada y es cosechado por ellos mismos.

Gelderloos imagina un futuro donde las casa tienen inodoro de abono y fregadero pero no tienen desagüe, ya que cada comunidad se responsabiliza de sus propios desechos. Las pocas fábricas que existen usan hongos y microbios para deshacerse de cualquier contaminante que producen. Debido a que la cantidad de agua disponible es limitada, las construcciones colectan el agua de lluvia y los habitantes que gastan más de lo necesarios son escrachados.

Por medio de asambleas periódicas muchas ciudades organizan el trabajo en las huertas, las guarderías y el mantenimiento de la infraestructura urbana e incluso para mediar en disputas. Los habitantes también pueden participar en cualquier sindicato (de agua, de transporte, de electricidad, etc.) o proyectos de infraestructura que sean de su interés y a los que le quieran dedicar su tiempo. Todas estas organizaciones funcionan de forma descentralizada, y la responsabilidad reposa en pequeños grupos o individuos, aunque cuando es necesario estos grupos son coordinados a través de reuniones que privilegian el consenso. Estas formas comunitarias de organización no son obligatorias y la necesidad de la soledad es respetada. La propiedad privada de los medios de producción ha sido abolida, pero el poseer objetos personales no es visto como una falta.

Las comunidades pequeñas funcionan de acuerdo a la economía del don, lo que sirve para reafirmar lazos sociales. Más allá del nivel barrial o en caso de objetos no producidos localmente se admite el comercio. Los artículos más producidos por las fábricas son bicicletas, herramientas de metal, ropa, papel, equipo médico, biodiésel y vidrio. Hay infinidad de talleres donde la gente produce cualquier tipo de cosas para satisfacer su necesidades, principalmente con materiales reciclados. Aunque el trabajo no es obligatorio, solo una pequeña minoría no lo hace, la mayoría disfruta del trabajo. Los que no lo hacen son despreciados o aislados pero nunca les es negado el agua, la habitación o el alimento.

Tampoco hay policía, la mayor parte de la población está armada y capacitada para defenderse. La gente depende del apoyo mutuo y la cooperación, por ello los que atentan contra la comunidad se hacen daño a sí mismos y se aíslan. El no volver a ser gobernados se ha convertido en un fuerte imperativo de toda comunidad, por lo que difícilmente son intimidados por bravucones. Aunque estas ciudades tienen una alta densidad, contienen una gran biodiversidad, el consumo de agua se ha reducido al mínimo y no se producen desechos que no pueden ser reducidos por la misma comunidad. Los gases de efecto invernadero, aunque aún se producen, son menores a los que se pueden absorber con la agricultura y la mayoría de la pequeña producción industrial que sobrevive utiliza materiales reciclados.

Fuera de la ciudad, muchos desiertos, selvas, montañas y otras áreas fueron abandonadas cuando la producción de combustibles fósiles se detuvo, convirtiéndose en áreas naturales. Muchas de estas fueron recuperadas por su pobladores indígenas originales. En muchas de estas zonas son habitadas por comunidades de cazadores recolectores, que llevan a cabo una forma más inteligente de economía en esas regiones.

Muchas de las comunidades rurales son autosuficientes, muchas están compuestas por gente que abandonó la ciudades durante el colapso. Muchas están constituidas por unidades familiares tradicionales y otras no. Algunas están constituidas por un centro densamente poblado y otras por caseríos desperdigados, todas buscan establecer una relación sostenible con la tierra y se preocupan por no generar desechos y fomentar la biodiversidad de la región que habitan. En una relación simbiótica, las comunidades rurales vecinas de las ciudades llevan a cabo una agricultura más intensa, aunque el monocultivo no se practica, ayudada por algunos productos manufacturados. Los alimentos son llevados después de cosechados a las ciudades en transportes sustentables que devuelven la composta de los inodoros, vidrio para los invernaderos y otras cosas necesarias para mantener la productividad del campo.

Las ciudades están interconectadas por trenes y biodiésel y barcos de vela cruzan los océanos, estos transportes sirven para permitir el movimiento de gente, idea e identidades. Debido a que las bioregiones son autosuficientes económicamente la gente no se ve obligada a establecer grandes migraciones en busca de trabajo, los que viajan lo hacen para enriquecer su vida con la experiencia, aunque los viajes son mucho menos frecuentes y más lentos que en el capitalismo. La comunicación a larga distancia se hace a través de la radio, pero algunas ciudades aún producen computadores a una escala mínima.

La base económica de la ciudad se ha diversificado en la imagen que nos proyecta Gelderloos. Las fronteras no existen, así como tampoco las naciones, la circulación de la población no se detiene tampoco por las diferentes categorías identitarias y culturales. Cada año la naturaleza recupera nuevas áreas silvestres y la cantidad de bosques y humedales aumentan. Los niveles de gases con efecto invernadero también se reducen y muchas especies vuelven a sus antiguos hábitats, otras muchas se extinguieron antes del colapso, sin embargo, con el tiempo, el planeta parece recuperarse.

La vida digna es el nuevo barómetro social y cada quien es libre de determinar cómo lograrla, de la misma forma en que las comunidades individuales son las más indicadas para diseñar el modo de sustentabilidad adaptado a las condiciones locales: "La gente ha recuperado la habilidad de alimentarse y alojarse por sí mismos, y las comunidades individuales han mostrado que ellas son las que se encuentran mejor situadas para diseñar un modo de sostenibilidad adaptado a condiciones locales y los varios cambios resultado del calentamiento global. Era sentido común. La sola solución que todos los que se beneficiaban del
cambio climático nunca hubieran discutido era la única que podía funcionar". En un momento se dejó de confiar en las soluciones que les eran planteadas desde el poder, y empezó a confiar en sí misma y en los de a lado, bastó atreverse.

El autor concluye invitando a leer Campos, Fábricas y Talleres de Kropotkin, donde se hace un ejercicio similar, pero hace 100 años e invitando a extraer ideas de los pobladores originarios indígenas de las regiones en que cada uno habita para descubrir formas de vida sustentables y en comunión con la naturaleza y en las experiencias de autogestión obrera como la experiencias de Barcelona en el 36 y de las huelgas de Seattle de 1919 que nos recuerdan las posibilidades latentes que buscan ser realizadas.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Como ha quedado demostrado durante los últimos años, no hay solución posible a la crisis ambiental desde el interior de los márgenes del sistema capitalista. Imaginar otro horizonte de futuro, por fuera del actual sistema y sus valores, es el primer paso para caminar en dirección de una bifurcación sistémica necesaria para la conservación de la vida en la Tierra. En ese sentido, la idea de que dichas alternativas serán profundamente heterogéneas y emergerán desde abajo, es decir, desde las comunidades locales de forma descentralizada, ofrece una perspectiva de solución, y organización, fresca y prometedora, frente a otras perspectivas que plantean una solución “desde arriba”, es decir desde políticas diseñadas por especialistas y gobiernos.