Un paso más hacia el desastre: nuevo máximo histórico de CO2 en la atmósfera

Cita: 

Rivas, Pablo [2020], "Un paso más hacia el desastre: nuevo máximo histórico de CO2 en la atmósfera", El Salto, Madrid, 9 de junio, https://www.elsaltodiario.com/cambio-climatico/paso-mas-desastre-maximo-...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Martes, Junio 9, 2020
Tema: 
En las últimas décadas, se ha contaminado la atmósfera de la tierra a causa de la actividad humana en cantidad similar a las condiciones de las primeras eras geológicas
Idea principal: 

Sobre el autor
Pablo Rivas es un periodista independiente que cubre temas relacionados a la revolución tecnológica, la globalización y la crisis climática.

La atmósfera de la tierra en pleno 2020 comparte una gran similitud con las condiciones existentes hace tres millones de años: la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera supera las 400 partes por millón (ppm).

Fue en mayo pasado cuando se alcanzó este máximo histórico de concentración de CO2 en la atmósfera de la tierra y desde entonces los números no han dejado de subir alarmantemente (Véase dato crucial 1). A los seres humanos y a las grandes industrias les bastaron unas cuántas décadas para emitir cantidades similares de dióxido de carbono que la tierra naturalmente alcanzó a lo largo de miles de años.

Diversas organizaciones medioambientales como Greenpeace han manifestado su preocupación por la gran cantidad de emisiones de CO2 que se ha alcanzado a causa de las actividades humanas y al desgaste vegetal. El Salto afirma que “la Tierra y sus seres no son capaces de absorber y retener todo el CO2 que emitimos.”

La única posibilidad de que no continúen y se amplifiquen los cambios climáticos es a través de la reducción drástica de las emisiones de dióxido de carbono, la cual sólo se logrará a través de cambios estructurales profundos y prolongados, coinciden las diversas organizaciones ecologistas.

En España, en mayo pasado se echó a andar un anteproyecto para la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, la cual destaca objetivos de reducción de las emisiones de carbono ambiciosos -del 55% para 2030 respecto a 1990, y no del 20%- y pone fecha para el abandono de los combustibles fósiles. En la nota se señala además la necesidad de “establecer el marco legislativo necesario para la reducción de gases de efecto invernadero en sectores clave como el financiero, el agroalimentario, el turismo, la gestión de residuos o la industria, así como la prioridad de la conservación y restauración de los ecosistemas y la biodiversidad frente a otras variables” si realmente España quiere desempeñar un papel activo en la disminución de las emisiones de carbono.

Datos cruciales: 

1. En el gráfico 1 se muestra la media mensual de concentración de CO2 en la atmósfera.
La evolución de la curva de Keeling, la variable que marca la concentración media anual de la atmósfera, muestra el brutal ritmo de crecimiento de este gas en la atmósfera. En 1958 era de 315 ppm, en 1990 se alcanzaron las 350 ppm —el umbral considerado por la comunidad científica como el punto de inflexión en el que se rompe la estabilidad climática actual—. En mayo de 2020 se alcanzaron las 417 ppm, un nivel al que la humanidad no se ha enfrentado jamás. Y la tendencia a la alza continúa.

2. En el gráfico 2 se muestra la evolución de las emisiones anuales de CO2 en toneladas: China encabeza el listado con 9.838.754.028, seguida de Estados Unidos con 5.269.529.513; el resto de Asia y Pacífico emiten 5.071.156.099. La Unión Europea, Oriente Medio, India, América y el resto de Europa: 3.543.683.484, 2.671.942.768, 2.466.765.373, 2.398.632.318, 2.149.072.913. Al final de la lista se encuentra África con 1.331.739.959. Con información de Global Carbon Project.

Nexo con el tema que estudiamos: 

En otros trabajos de divulgación, se había estado señalando que a causa del detenimiento abrupto de gran parte de la industria por la pandemia por el Coronavirus, los niveles de CO2 en la atmósfera iban a disminuir considerablemente, dándole un respiro a la tierra; sin embargo, en esta nota se rescata la realidad con base en estadísticas emitidas por diversas ONGs: los daños ocasionados a la atmósfera siguen en aumento y continuarán con esa tendencia si no se cambia radicalmente el modo y la lógica de producción.