How to cope with middle age. Google has outgrown its corporate culture

Cita: 

The Economist [2020], "How to cope with middle age. Google has outgrown its corporate culture", The Economist, London, 1 de agosto, https://www.economist.com/leaders/2020/07/30/google-has-outgrown-its-cor...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Jueves, Julio 30, 2020
Tema: 
Google ha crecido y necesita superar su propia cultura corporativa; es hora de aprender de los más viejos gigantes de la tecnología
Idea principal: 

Para The Economist, Google está atravesando una crisis de mediana edad. La empresa tiene solo 21 años y aparentemente todo marcha bien: diariamente su motor de búsqueda maneja 6 000 millones de solicitudes, se suben 49 años de video a Youtube y Gmail procesa 100 mil millones de correos electrónicos; tan solo el año pasado Alphabet, su matriz, obtuvo ganancias por 34 mil millones de dólares; además, es líder mundial en inteligencia artificial (IA), computación cuántica y coches autónomos. Al mismo tiempo, a mediados de agosto de 2020, su director ejecutivo, Sundar Pichai, fue interrogado por los legisladores norteamericanos que podrían legislar para restringir el poder del Big Tech.

Uno de los problemas de la mediana edad corporativa consiste en mantener la agilidad y la creatividad de las compañías al tiempo que se construye una cultura y una estructura diseñadas para durar. En el caso de Google esta transición es particularmente difícil debido a que la compañía pretendió desde su fundación no ser una empresa convencional. La idea de sus fundadores era crear en sus oficinas una atmósfera de campus que les permitiera conservar la agilidad y la innovación. La crisis de la mediana edad por la que atraviesa la empresa parece ser el fracaso de esta idea.

Los signos de la edad se han hecho evidentes en el negocio más maduro de la compañía, su cambiante cultura y su relación cada vez más estrecha con el gobierno. En cuanto a su negocio, Google se enfrenta a las limitaciones a sus cuasi monopolios en los motores de búsqueda y publicidad en línea. Aunque su cuota de mercado en anuncios de búsqueda es del 90%, encontrar otras minas de oro ha sido bastante difícil. Ninguno de los innovadores proyectos, como drones y robots de reparto, en los que Alphabet ha invertido miles de millones han sido un éxito rotundo. Para continuar creciendo la compañía ahora tiene que intentar abrirse paso en terrenos de sus rivales, como en la computación en la nube, software y servicios empresariales.

Si bien es más difuso, el desafío cultural no es menos urgente para una empresa que buscó distinguirse por su inusual personalidad corporativa. El estilo despreocupado de sus primeros días se ha convertido en un problema debido a la escala actual de la compañía, que ha alcanzado los 120 mil empleados más los contratistas temporales. Hacer las cosas de abajo a arriba se ha vuelto más difícil ahora que la plantilla de la compañía ha crecido tanto y ha perdido afinidad, lo que se ha expresado en una serie de disputas, desde políticas de género hasta contratos con distintos cuerpos policiales.

La tercera señal de envejecimiento de la compañía está en sus relaciones con el gobierno. En la misma medida en que ha crecido, también lo han hecho sus interacciones con el gobierno, tanto como lugar de cabildeo, como cliente y como regulador. El Departamento de Justicia de Estados Unidos podría presentar pronto una demanda antimonopolio contra Google por su negocio de publicidad en línea; de ser así es poco probable que el escrutinio gubernamental disminuya después de esto. La historia está plagada de intentos fallidos por madurar conservando la capacidad de innovación. En su intento, la compañía tendrá que decidir en quién deposita su confianza para realizar esta tarea: los administradores, los inversores o los tecnólogos.

Una opción es tomar una perspectiva gerencial y convertirse en un conglomerado más controlado. El arquetipo de este tipo de enfoque es GE en su apogeo bajo la dirección de Jack Welch, que convenció a los accionistas de que las empresas en expansión podrían funcionar bien, siempre y cuando estuvieran dirigidas por gerentes expertos. Sin embargo, GE estuvo ocultando las debilidades de sus unidades industriales detrás de GE Capital, su rama financiera. Los problemas posteriores de GE ofrecen una advertencia sobre el peligro de depender de una división exitosa para subsidiar otras ramas menos rentables, de la forma en que lo hace Google.

Otra opción es vender o cerrar algunas de las unidades de la compañía y devolver dinero a los accionistas. Según los cálculos de The Economist, Alphabet vale 100 mil millones de dólares menos que la suma de sus partes. Desprenderse de YouTube aumentaría la competencia de la publicidad en internet, complaciendo a los reguladores y liberando valor. Al no tener contenido que pagar por contenido, ya que este es generado por sus usuarios, YouTube podría valer más que Netflix. Sin embargo, la experiencia de otras empresas como AT&T o IBM ponen sobre la mesa el riesgo de que la reducción de personal impacte negativamente sobre la innovación. Aunque Google intente mantener su cultura distintiva de forma reducida, la verdad es que ya no es una startup.

La tercera opción es confiar en los tecnólogos, pero aunque convertirse en una empresa de capital de riesgo tiene su atractivo, Google debería examinar como otros dos gigantes de la tecnología superaron sus propias crisis de la mediana edad. Microsoft, que resurgió después casi ser destruida por los reguladores, y Apple, que estuvo perdida por unos años antes que se reinventara como fabricante de dispositivos portátiles. Para el resurgimiento de ambas, redescubrir su propósito principal y aplicarlo de forma novedosa fue fundamental. Microsoft se reinventó como proveedor de software, herramientas y servicios de computación en la nube, en lugar de concentrarse en su sistema operativo. Apple, por su lado, aplicó su experticia en la fabricación de teléfonos inteligentes.

Para Google, una manera de hacer esto sería decidir que su misión es ayudar a los consumidores a intercambiar sus datos personales por bienes y servicios, o aplicar su inteligencia artificial en resolver los problemas del mundo, o ser el procesador de datos de dispositivos habilitados para el internet de las cosas. Por el momento la compañía le está apostando a todo esto, y, si bien, esto podría llevar a inesperadas innovaciones, también puede agotar su vitalidad. Como suele aconsejarse a las víctimas de este tipo de crisis, para The Economist lo que le corresponde hacer a Google es: adelgazar, decidir qué es lo verdaderamente importante para ellos y seguir el sueño para conseguirlo.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Los grandes gigantes tecnológicos representan la vanguardia del capitalismo contemporáneo, es por ello que su posible regulación es uno de los temas más candentes de la política económica en la actualidad. Debido a ello, Alphabet está en un punto de inflexión y podría verse obligada a hacer cambios en su modelo de negocios y desprenderse de algunas de los proyectos que está desarrollando, aunque podrían ser la base de la próxima revolución tecnológica.