Cómo fue que los humanos desatamos un torrente de nuevas enfermedades

Cita: 

Jabr, Ferris [2020], "Cómo fue que los humanos desatamos un torrente de nuevas enfermedades", The New York Times, New York, 25 de junio, https://www.nytimes.com/es/2020/06/25/magazine/coronavirus-murcielagos-a...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Jueves, Junio 25, 2020
Tema: 
Recapitulación sobre como es que las tendencias capitalistas han impulsado la proliferación de virus y enfermedades.
Idea principal: 

El texto comienza con una representación de cómo pudo haber ocurrido la transmisión del virus SARS-CoV-2 en Wuhan, donde la cacería de los murciélagos de herradura, va acompañada de su distribución a mercados y restaurantes. Lo que explica la liberación de un virus que llevaba miles de años habitando dentro de los murciélagos, y su camino, a través de distintos mamíferos en los mercados de animales salvajes, de los que se nutrió con otros virus. Para después encontrar nuevas vías de expansión en la ciudad, vías ferroviarias y aviones.

A pesar de la incertidumbre sobre el virus y su procedencia, expertos han acordado que se trata de una enfermedad que pasó de animales a humanos, una "Zoonosis". Tal como es el caso de 75% de las enfermedades infecciosas que llegan a los seres humanos, ejemplo de ello son: la rabia, la enfermedad de Lyme y el ántrax, sólo por mencionar algunas.

El texto explica que estas enfermedades no son una coincidencia, sino, que se explican por la reconfiguración de los ecosistemas compartidos. Acciones como la deforestación, la minería, la agricultura intensiva y la expansión urbana, llevan a que los animales tengan que coexistir en comunidades humanas. David Quammen, en su libro Spillover, señala que las interrupciones ecológicas causadas por el humano llevan a los patógenos animales más cerca de las comunidades humanas, mientras que la tecnología y el comportamiento humano propaga más rápido los mismos.

Yunnan ha sufrido una rápida urbanización que ha influenciado en los ecosistemas locales, al aumentar su población de 19 millones en 1958 a 46 millones en 2010. Mediante la construcción de casas, arboles frutales y plantaciones de caucho han reducido la selva tropical. Además, cerca de un tercio de hogares en las áreas altas han señalado que no disponen de alimentos suficientes durante 4 meses al año. Por ello, han optado por la caza de animales salvajes para su consumo y venta, aún con la ley vigente contra la caza furtiva (Dato crucial 1).

Por otro lado, en 2015 un equipo internacional de científicos, tomó muestras sanguíneas de 218 aldeanos que viven a 6 kilómetros de las cuevas de murciélagos en Yunnan. Lo que arrojó que 6 de los aldeanos tenían anticuerpos para el SARS-CoV-1. Los científicos explican que se debe a a la exposición rutinaria de murciélagos en sus aldeas, y que no se habían registrado brotes por la lejanía de los centros urbanos. El texto enuncia el término reservorio natural, la forma en que los expertos en enfermedades infecciosas llaman a las especies en las que reside un patógeno sin causar enfermedades graves.

Ningún animal había transformado tanto el planeta en tan poco tiempo como los seres humanos, que en 220 años han crecido a un ritmo exorbitante (Dato crucial 2). Este fenómeno de crecimiento ha cambiado la abundancia y distribución de otros animales. En 1700 la mitad de los continentes era cubierto por territorios salvajes, ahora se ha modificado más de 70% de la tierra libre de hielo. El ascenso demográfico humano a creado la reducción de la vida silvestre (Dato crucial 3).

El ecólogo Jonathan Epstein, comenta que no hemos pensado con el cuidado suficiente en lo que hacemos para alterar el medio ambiente que nos rodea y que influye en nuestra salud. Cuando ocurrió el brote de SARS, científicos comenzaron a buscar los reservorios donde se aloja la enfermedad. Se creyó que las civetas de palmeras eran la fuente, por lo que autoridades ordenaron su muerte. Sin embargo, después de un trabajo arduo en 2017, la bióloga Zheng-Li Shi y sus colegas mostraron un estudio que identificaba una cueva de la provincia de Yunnan como el lugar de formación del SARS-CoV-1. Aunque no se haya formado ahí el virus, el texto señala que es posible que evolucionara entre los murciélagos de la región.

Otro ejemplo es el del virus del Nipah, que recibió este nombre por el pueblo donde se originaron los brotes. En 1988, criadores de cerdos en Malasia desarrollaron una enfermedad grave cuyo índice de mortalidad fue de 40%, caracterizada por fiebres, confusión y convulsiones. Se pensó que se trataba de Encefalitis japonesa, no obstante, en 1999 el virólogo Kaw Bing Chua se dio cuenta que no era así, tras observar las muestras por medio del microscopio electrónico en Fort Collins, Colorado.

Bing Chua después del hallazgo, decidió buscar el reservorio natural del Nipah. Ayudado por las investigaciones de Hume Field, quién encontró a los murciélagos de la fruta como reservorios del virus Hendra. Se enfocó en los murciélagos y logró comprobar en un estudio de 2002 que los murciélagos de la fruta eran el reservorio del virus Nipah.

Los murciélagos son fuente de varios de los más letales virus zoonóticos que aquejan a los humanos. El texto señala distintas razones: por sus formas de socialización, sus constantes migraciones, representar un cuarto de los mamíferos y coexistir con virus por alrededor de 50 millones de años gracias a su sistema inmunológico. Respecto a este último, es un talento único en su tipo. Ya que al volar los murciélagos desprenden fragmentos de ADN fracturado, debido a los subproductos moleculares como los iones reactivos. No obstante, su cuerpo desarrolló reacciones inflamatorias moderadas, además de una respuesta inmune reducida.

Cabe resaltar que las cuatro décadas anteriores al brote de Nipah, estuvieron caracterizadas por un crecimiento económico acompañado de destrucción ambiental. Los bosques fueron talados, quemados o reemplazados por casa, granjas y plantaciones de caucho o aceite de palma (Dato crucial 4). Sin embargo, la relación entre la salud de los bosques y la de sus ciudadanos, no fue evidente para los investigadores en un primer momento.

Los murciélagos no son animales que se mezclen con otras especies, tan sólo 3 tipos de murciélagos son los que su único alimento es la sangre. Es en realidad, la intervención de los humanos en sus hábitat cuando comienzan los brotes de virus.

Otro caso es el de las garrapatas, las cuales han sido estudiadas a profundidad por Felicia Keesing y Richard Ostfeld. Quienes ponen trampas en bosques para examinar animales y pequeños roedores. Han descubierto que la abundancia de ciertos mamíferos determina la población de garrapatas para el próximo año, y por tanto la posibilidad de contagio de la enfermedad de Lyme. Ya que las garrapatas contraen la bacteria Borrelia, la cual causa la enfermedad, al alimentarse de otros animales.

El texto señala que los ratones de patas blancas son los más tolerantes a las garrapatas, las infectan al 90% de estos roedores, a diferencia de las zarigüeyas. Por lo que donde habite este ratón, se encuentra la amenaza de la enfermedad de Lyme. Estos roedores prosperan en áreas de baja diversidad, el texto menciona el caso de la reducción de valle de Hudson, el cual ahora es poco más grande que Central Park.

Al contrario, en lugares de alta diversidad, las poblaciones se limitan por los distintos competidores, lo que reduce el riesgo de contagio para los humanos. Según keesing, "los mejores huéspedes para muchas enfermedad son habitualmente las especies que prosperan cuando los seres humanos perturban los hábitats y disminuye la diversidad”.

Después, el texto señala el caso del virus del Nilo Occidental, cuyos primeros precedentes en Estados Unidos surgieron en 1999 y fueron confundidos con encefalitis de San Luis. Lo que Tracy McNamara, directora de patología en el Zoológico del Bronx, negó debido a que esta enfermedad no produce síntomas en aves, después de observar inflamación en el cerebro de aves que habían muerto a causa del virus. Tras posteriores estudios, se confirmó que no era lo que se pensó, sino que era fruto del virus del Nilo Occidental, un patógeno existente en las aves pero que fue transmitido a humanos por medio de vectores. Aún en Estados Unidos son recurrentes las muertes por este virus.

Además, otros estudios, como el del científico Brian Allan de la Universidad de illinois, señala que sólo unas pocas especies son transmisoras del virus del Nilo. En especial los petirrojos americanos, al alimentarse en el suelo y estar expuestos a los mosquitos. También, en áreas donde la diversidad de aves es alta el virus no prospera, a diferencia de los entornos urbanos donde habitan aves generalistas como los petirrojos.

El texto explica el brote de virus del nilo en California acontecido en 2007, y su relación con la crisis financiera, el cual se desencadenó por la morosidad hipotecaria. Ya que a pesar de haber muerto muchos aves y mosquitos por la ola de calor, se descubrieron piscinas y jacuzzis descuidados, lo que dio pasó a la evaporación del cloro, formación de algas y proliferación de mosquitos que no encontraron depredadores.

No se puede evitar la aparición de nuevos virus. Pero podemos reducir el riesgo de patógenos peligrosos para los humanos

No es posible eliminar las zoonosis, como tampoco lo es vivir en burbujas selladas, ya que vivimos en una red de conexiones con otras especies. Sin embargo, podemos limitar significativamente los riesgos de contagios de patógenos de animales a humanos. El texto menciona la reforma al comercio de vida silvestre como el objetivo más evidente. Al que califica de aberración ecológica, ya que obliga la convivencia de especies que no lo harían de otra forma. Cuando son desplazados, abren la posibilidad para que los patógenos infecten a otros animales y humanos. Además, la expansión de la urbanización y carreteras, abren paso a la comercialización del comercio de animales vivos en todo el mundo.

Aunque en otros casos poblaciones dependen de la vida silvestre para su sustento, sobre todo, los hogares más pobres (Dato crucial 5). Mientras para las clases más acomodadas, este consumo tiene que ver más con el estatus que con la supervivencia, como en Europa y América del Norte. Otro estudio de 2017, muestra que el consumo de cárnicos en China ha crecido un tercio desde el año 2000, más que cualquier otra economía.

El autor critica las prohibiciones globales, y añade que una regulación más estricta, acompañada de una mejor higiene y una prohibición de especies de mayor riesgo zoonótico como murciélagos, roedores y primates aumentaría la seguridad de estos lugares. También, investigadores argumentan soluciones que aborden problemáticas socioeconómicas subyacentes, como desarrollar fuentes de ingresos alternas, inversión en seguridad alimentaria y promoción de cultivos ricos en proteínas. Aunque los riesgos de contagio por patógenos, continúan siendo mayor para los clientes adinerados de estos mercados que para las poblaciones vulnerables.

En China, la legislatura prohibió el 24 de febrero de 2020 la caza, comercio y distribución de vida silvestre para el consumo. Aunque se permite el uso de animales salvajes para pieles, cueros y medicina tradicional. Grace Ge Gabriel, directora regional de Asia en el Fondo Internacional para el Bienestar Animal, comenta que debido a la gravedad, las reformas no serán sólo temporales como otras ocasiones.

El autor menciona las otras causas de las zoonosis, como la deforestación, pérdida de biodiversidad y agotamiento de recursos. Y argumenta que cambios pequeños en las formas de interactuar con los animales pueden ser claves para evitar contagios (Dato crucial 6). Pone como ejemplos, las medidas ante el virus Nipah en Malasia, donde se prohibió la cría de cerdos cerca de áreas riesgosas, además de aislar a los cerdos y usar equipo de protección y desinfectantes.

Los humanos tenemos larga historia de tratar al mundo como nuestro escenarios y a las otras criaturas como nuestros accesorios

El autor menciona la importancia de la educación y conciencia pública sobre el riesgo zoonótico, ya que todo comienza con la acción de un individuo. Tony Goldberg, ecólogo de enfermedades infecciosas, comenta "Una sola persona que toma una decisión no informada puede desencadenar una pandemia". Ciertos investigadores piensan que la pandemia de sida, que ha cobrado 32 millones de vidas, comenzó con uno o varios cazadores que mataron a un chimpancé en Camerún. El brote de ébola en África Occidental, que ha matado 11 millones de personas, pudo haber comenzado con un niño jugando en un árbol hueco lleno de murciélagos.

El autor argumenta que la prevención de las zoonosis requiere un cambio de perspectiva, ya que la humanidad ha mantenido una perspectiva de apropiación del mundo y sus criaturas como accesorios. Al transportar, matar, criar y erradicar distintas especies no por necesidad, sino por fetiche.

Finalmente, el autor continúa con la crítica a la humanidad, señalando que los virus han expuesto "la falacia de nuestra coreografía tiránica". Debido a que así como nosotros nos pensamos como los protagonistas de todo paisaje, para los virus somos el paisaje. El autor menciona que al reestructurar la biosfera del planeta, dejamos abiertos canales entre los microbiomas de otros animales y los nuestros, cuyo flujo de patógenos es inevitable. Por lo que el desafío para la humanidad es una mejor forma de gobernarnos y hallar solución a lo que hemos desencadenado.

Datos cruciales: 

1. La caza furtiva de especies silvestres y la recolección representan entre 25% y 80% de ingresos en hogares rurales de todo el mundo.

2. Los seres humanos tardaron miles de años en llegar a mil millones de habitantes en 1800, sin embargo, en los últimos 220 años, se ha llegado a casi 8 mil millones. Mientras que en los últimos 70 años, con la migración de población de zonas a rurales a ciudades, la población urbana pasó de 751 millones a 4.2 miles de millones. Lo que representa del 55% al 85% de la población humana en el mundo.

3. En 2020, el planeta pierde su biodiversidad entre 100 y 1 000 veces la tasa de extinción previa a la humanidad. El ser humano ha reducido la masa total de mamíferos en un 82.5%, los peces en 83.5% y las plantas a la mitad.

4. Durante 1960 a 1990, la población urbana se duplicó, mientras la producción agrícola se multiplicó por ocho. A finales del periodo 50% de los bosques había desaparecido por la agricultura y Malasia se había convertido en uno de los principales exportadores mundiales de madera tropical.

5. Según un estimado de 2017, en América Latina, Asia y África 150 millones de hogares dependen de la caza de animales salvajes para su sustento.

6. Según un estudio, la contaminación de virus por murciélagos se redujo 81% cuando los recolectores de savia montaron faldas de bambú a los árboles datileros.

Trabajo de Fuentes: 

Quammen, David [2013], Spillover, Estados Unidos, The New York Times, 592 pp.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Tal y como muestra el artículo, las distintas tendencias del capitalismo para mantener la búsqueda por la acumulación, han llevado a un punto de quiebre donde en el último siglo se han desatado pandemias que han cobrado la vida de millones de personas. Lo que materializa la crisis civilizacional en la que nos encontramos, cuyo primer paso para su solución está en replantearnos la visión en donde el ser humano es el centro y dueño del planeta. Todas estas consecuencias, al final, terminan por beneficiar al capitalismo. Al dar paso a la expansión de las fronteras del capital, debido a la búsqueda de soluciones que no contemplan una reconfiguración de nuestros estilos de vida, sino, un continuo desarrollo de tecnologías que sólo prolongan y posponen las consecuencias.