A marxist theory of extinction

Cita: 

Vettese, Troy [2020], "A marxist theory of extinction", Salvage, (7), https://salvage.zone/articles/a-marxist-theory-of-extinction/

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Lunes, Mayo 25, 2020
Tema: 
La industria alimentaria y la sexta extinción necesitan un paradigma marxista para ser reflexionadas.
Idea principal: 

Troy Vettese realiza su postdoctorado en la Universidad de Harvard, donde estudia el pensamiento ambientalista neoliberal.


La tragedia del ambientalismo comunitario

El artículo comienza haciendo referencia a la sexta extinción y su impacto aniquilador en la fauna del mundo. La sexta extinción comenzó con el nacimiento del capitalismo hace medio milenio y ahora avanza a un ritmo acelerado. Edward Wilson predijo que la mitad de la flora y fauna del mundo se extinguirá a finales de siglo XXI: especies de mamíferos están desapareciendo entre cien y mil veces más rápido que el ritmo natural.

La pérdida de hábitat es la causa principal de la sexta extinción, seguida de la caza furtiva, aunque el cambio climático tiene un rol relevante. En 2016 se extinguió un mamífero -Bramble Cay melomys- debido al cambio climático cuando el aumento del nivel del mar inundó la isla donde esta especie habitaba (en la Gran barrera de coral, Australia). Además, 130 000 especies de invertebrados han desaparecido desde el periodo moderno temprano, lo que equivale a 7% de todas las especies animales.

El autor argumenta que los marxistas se han olvidado de estudiar el tema de la extinción, lo cual cede el campo a los neoliberales y los maltusianos racistas. Pocas autoras y autores han tocado el tema desde una perspectiva crítica: Extinction de Ashley Dawson y Tragedy of the Commodity de Brett Clark, Rebecca Clausen y Stefano B. Longo.s.

El autor presenta la ideas principales de La Tragedia de los Comunes, un texto canónico del ambientalismo centrista. Escrito en 1968 por Garrett Hardin, describía una pradera imaginaria de uso común, donde se pastaba más ganado del que la hierba podía soportar. La libertad en la gestión de un bien común trae la ruina a todos. En este sentido, lo que sería racional para el individuo es irracional para el grupo, una contradicción que sólo puede resolverse mediante la implementación de los derechos de propiedad.

Según Vettese, la alegoría de Hardin es fascista y se sabe que este autor abogó por la privatización para enfrentar la escasez los bienes comunes así como la imposición de tarifas a los usuarios. Lo que no se discute es su idea sobre el control coercitivo de la población junto con el desmantelamiento del Estado de bienestar. En su opinión, la ayuda estatal podría impulsar que la procreación de las futuras generaciones combinara ideales religiosos, la etnicidad o la clase, lo cuál tendría consecuencias en la política y llevaría al "genocidio pasivo" de los blancos. Sus ideas racistas no se limitaron a lo anterior, Hardin también propuso controlar el número de hijos de las personas afroamericanas (pero no para los blancos, él tenía cuatro hijos) y las restricciones a la inmigración a Estados Unidos, especialmente desde América Latina (ver Dato crucial 1).

Por su parte, los economistas neoliberales no creen que los organismos vivos tengan valor intrínseco, ni siquiera los que están a punto de extinguirse, sino que son simplemente activos de capital diferentes en una cartera variada y en constante cambio. La idea de naturaleza como capital proviene del economista canadiense Anthony Scott. Esta lógica se expone claramente en el texto de Hayek, Constitución de la libertad, donde argumentó que cualquier recurso natural representa solo un elemento de la dotación total de recursos agotables, y se debe de mantener de tal manera que contribuya al ingreso total.

Otro economista neoliberal canadiense, Colin Clark, expuso en su artículo Maximización de beneficios y la extinción de especies animales de 1973, que las condiciones necesarias y suficientes para que la extinción se lleve a cabo bajo el principio de la maximización del valor presente son: a) la tasa de descuento (o preferencia temporal) excede suficientemente el potencial reproductivo máximo de la población, y b) se puede obtener una ganancia inmediata de la recolección de los últimos animales restantes. En conclusión, para los neoliberales, la naturaleza sólo es un activo más.

El autor resalta que el control del capital sobre la flora y la fauna no es una rama más de la economía que requiera su propia teoría, sino parte de una industria (como la fabricación de acero y los microchips). Kenneth Fish propuso ese marco de análisis en su libro Living Factories. Fish caracteriza a los organismos modificados genéticamente (OMG, por sus siglas en inglés) como "fábricas vivientes", ya que los microbios, las plantas y los animales pueden ser aprovechados como forma de producción industrial por medio de técnicas de ingeniería genética.

Los OMGs son un ejemplo de lo que el capital busca hacerle a la vida: borrar las distinciones que separan al organismo de la máquina. Kenneth Fish hace referencia a Marx y señala que la importancia de la fábrica radica en cómo ésta se aproxima a un organismo vivo, el más natural de los seres. De esta manera, el símil de Marx sobre la fábrica como un organismo (el trabajo muerto que cobra vida cuando se une a una fuerza de la naturaleza) es menos una metáfora que una descripción casi literal de las máquinas pensadas como bestias de carga capitalistas.

Subsumir y extinguir

El autor argumenta que un punto de vista marxista señalaría que el capital busca transformar la flora y la fauna en máquinas. Así, es posible identificar la relación del capital con la naturaleza y cómo la sexta extinción es un problema inherentemente capitalista. Las herramientas teóricas marxistas más útiles para desarrollar este enfoque son la "subsunción formal" y la "subsunción real", descritas en los Manuscritos Económicos de 1864.

La subsunción formal se produce cuando ciertos procesos de producción con una determinación social diferente se convierten en el proceso de producción del capital. Entonces, el capital subsume, en sí mismo, un proceso de trabajo dado y existente, como el trabajo artesanal o de agricultura campesina en pequeña escala. Dado que es difícil aumentar la productividad sin maquinaria, una mayor plusvalía sólo puede aumentarse prolongando la jornada laboral.

La subsunción real comienza cuando el capitalista introduce maquinaria, la cual transforma la producción a través de la aplicación consciente de las ciencias naturales, la mecánica, la química, etc. En lugar de que el trabajador use una herramienta con la mano como en la subsunción formal, el trabajador ahora usa una máquina accionada por una máquina. Estos cambios permiten la concentración del trabajo y aumentan la productividad, devaluando la fuerza laboral de los trabajadores. Asimismo, obliga a los trabajadores a seguir el ritmo de la máquina, y por lo tanto, el ritmo marcado por la clase capitalista. Para el autor, la concepción de la subsunción es dinámica: a menudo, la subsunción formal es la primera etapa del proceso, pero una vez que las mercancías fabricadas utilizando la maquinaria comienzan a competir con las hechas a mano, los artesanos probablemente serán destruidos como clase.

Usar esta perspectiva es necesario para entender lo que pasa cuando el capital extiende su alcance a los reinos de la flora y la fauna. Las extinciones eran raras en las sociedades precapitalistas, sin embargo, la relación de los pueblos indígenas con los animales cambió una vez que las pieles se convirtieron en mercancías que circulaba en mercado mundial durante el siglo XVII, un cambio histórico detallado por Richard White en su estudio clásico, The Roots of Dependency. La insaciable demanda de pieles de los sombrereros europeos impulsó a las primeras corporaciones como la Hudson's Bay Company a extenderse por la región de Norteamérica. Las comunidades nativas fueron subcontratadas para cazar estos animales, transformando la piel de castor en una mercancía que podía cambiarse por teteras, cuentas, pistolas, caballos y cuchillos. En esta etapa, sin embargo, los cazadores indígenas solo estaban formalmente subsumidos por el capital, trabajando cuando y donde querían.

La plusvalía sólo podía aumentarse de manera absoluta, por lo que los capitalistas intentaron encontrar más cazadores y alentaron a los cazadores a matar más castores. Asimismo, los capitalistas recurrieron al comercio de productos adictivos, como el alcohol, para expandir el mercado. Finalmente, se mataron demasiados animales y se produjo una crisis. Entonces construir granjas se convertiría en una posibilidad y eso marcó un salto hacia la subsunción real.

La subsunción real se produce una vez que el capital domina las funciones biológicas de una planta o un animal, lo que le permite manipularla como cualquier otra máquina. Ahora es posible aumentar la productividad, permitiendo que el capital exprima más plusvalía relativa de los trabajadores.

El autor plantea que se pueden distinguir tres formas intermedias entre la subsunción formal y real, que podrían denominarse ganadería, secuestro y la fábrica en la selva:

1. La ganadería se produce cuando es más barato para un capitalista subsumir solo parcialmente los procesos de vida de un organismo. Por ejemplo, los criaderos de peces introducían peces en ríos o lagos para reponer las poblaciones originales diezmadas. Los nacimientos de estos peces no son naturales, éstos se cuidan a sí mismos durante la mayor parte de sus vidas, y el capital requiere trabajo solo al final para capturar, matar y mercantilizarlos.

2. El secuestro es una imagen espejo de la ganadería porque los momentos opuestos del ciclo de vida de una criatura están subsumidos: es decir, la adolescencia más que el nacimiento. Un ejemplo es el comercio del atún. Como el atún no puede reproducirse en cautiverio, los pescadores intentan capturar y enjaular atunes juveniles silvestres para que puedan ser engordados para el mercado. Por lo tanto, es una mezcla de pesca formalmente subsumida y acuicultura realmente subsumida. Esta forma híbrida solo acelera la disminución de especies, ya que permite pocas oportunidades de reproducción.

3. En la fábrica de la selva, el ciclo de vida del organismo perseguido permanece salvaje, pero la caza sufre una subsunción real: En los siglos XX y XXI, la subsunción real de la caza en los océanos se llevó a extremos nunca antes vistos: los balleneros y pescadores pilotean poderosos barcos más parecidos a acorazados que a barcos la vela. Están armados con arpones explosivos, satélites, sonares y aviones de observación. La matanza puede tener lugar en el propio barco y, gracias a los enormes congeladores, estas fábricas flotantes pueden permanecer en el mar durante meses.

Comunismo vegano

Un análisis de la subsunción formal y real, así como sus formas intermedias, revela mecanismos de extinción específicamente capitalistas. Los capitalistas pueden tratar de pasar de la subsunción formal a la real una vez que el número de especies se agota, pero el ciclo de vida de la criatura puede ser demasiado delicado para soportar la lógica capitalista.

Una vez que comience la cría intensiva como la acuicultura de salmón o el ganado de engorde, el capital intentará aumentar relativamente plusvalía aumentando la productividad. Así como la productividad de un trabajador de fábrica del siglo XIX aumentó al operar máquinas de vapor de mayor potencia que consumían cada vez más carbón, la subsunción real de la naturaleza permite la concentración de energía natural. La enorme población de ganado sostenida artificialmente, que asciende a cerca de cincuenta mil millones, depende de cultivos alimentados con combustibles fósiles (ver Datos cruciales 2 y 3).

Las formas de subsunción deben revertirse si se pretende tener alguna esperanza para detener la sexta extinción. En este momento, solo una sexta parte de la masa terrestre del mundo tiene protección y sólo una vigésima quinta parte del mar. Los proyectos de izquierda debe rechazar la visión del mundo neoliberal de que la naturaleza es simplemente otra forma de capital: más bien, la izquierda debe esforzarse por apoyar también la autorrealización de la naturaleza.

Para el autor, convertirse en vegano es la acción más simple y efectiva que puede tomar un individuo para reducir su impacto ambiental. En conclusión, cualquiera que sea la forma que adopte la sociedad comunista del futuro, su surgimiento debe complementarse con la abolición de la industria animal para ser reemplazadas por la agricultura orgánica vegana dirigida por la comunidad. El dominio socialista sobre la naturaleza, como defiende la izquierda tecnocrática, tampoco detendría la sexta extinción. Entonces, la relación de la humanidad con la naturaleza debería cambiar y ser guiada por la humildad, la empatía y la moderación.

Datos cruciales: 

1. En 1968 se reveló que el gobierno estadounidense había esterilizado a miles de mujeres puertorriqueñas durante las dos décadas anteriores afectando a un tercio de la población de Puerto Rico. La esterilización involuntaria de dos niñas afroamericanas ​​llamó la atención nacional sobre el hecho de que el gobierno federal realizaba anualmente la esterilización de 100 000 a 150 000 personas de la clase trabajadora como condición para recibir una mayor asistencia social. En las décadas de 1970 y 1980, Zero Population Growth, el Club Sierra y destacados empresarios fundaron la Federación de Reforma Migratoria Estadounidense (FAIR, por sus siglas en inglés), un grupo de odio.

2. Las industrias animales requieren más de 4 mil millones de hectáreas, una cantidad tan enorme de despojo de tierras que ya ha provocado innumerables extinciones, pero vendrán más si la industria cárnica se duplica, como se prevé en 2050.

3. En el océano, por cada 1 000 toneladas de biomasa de atún (alrededor de 2 000 peces adultos) una operación de corral de engorda de atún requiere de cincuenta a sesenta toneladas de harina de pescado por día. Estos alimentos escasean a medida que crece la acuicultura y el secuestro de atunes, lo que obliga al capital a sondear profundidades cada vez mayores y a pescar la capa mesopelágica a cientos de metros de profundidad, abriendo nuevas franjas de extinción.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Este texto pone de manifiesto la necesidad de continuar investigando la industria alimentaria capitalista y sus consecuencias aniquiladoras como la sexta extinción. Una perspectiva marxista provee las herramientas teóricas para reflexionar, investigar y teorizar este problema y una posible alternativa; pero si se deja de lado, otras posturas afines al capitalismo podrían presentar sus soluciones, como el ejemplo de los economistas neoliberales, o autores de derecha que comparten ideas malthusianas y racistas.