John Ismay es un reportero especializado en la cobertura de conflictos armados para The New York Times Magazine. Ha sido galardonado con el premio George A. Polk en el año 2015 por su trabajo en el Naval Special Warfare Development Group, asimismo, es egresado de la Academia Naval de Estados Unidos.

El artículo narra las consecuencias sociales derivadas de las guerras llevadas a cabo por Estados Unidos, principalmente desde el ataque terrorista suscitado el 11 de septiembre del 2001, mismas que han ocasionado el desplazamiento de más de 37 millones de personas alrededor del mundo, de acuerdo a un nuevo informe del proyecto Costs of War de la Universidad de Brown. Lo anterior es una de las consecuencias de la lucha contra el terrorismo llevada a cabo por este país.

Del mismo modo, esta serie de desplazamientos se sitúan en un periodo en el que un alto porcentaje de la población estadounidense, así como ciertos países de occidente, "han desarrollado un sentimiento antimigratorio y de rechazo a las olas de refugiados, lo que ha fortalecido las políticas de fronteras cerradas”, a pesar de que estos desplazados huyen de la violencia en sus países (provocada en gran medida por las guerras llevadas a cabo por Estados Unidos). Del mismo modo, en diversas ocasiones, la sociedad civil cuenta con poco acceso a recursos naturales de primera necesidad, debido a que los bombardeos han afectado considerablemente las fuentes de donde éstos surgen.

En los últimos años, los principales refugiados provienen de países como Afganistán, Irak, Pakistán, Yemen, Somalia, Filipinas, Libia y Siria, en donde han acontecido fuertes conflictos bélicos. No obstante, el autor afirma que muchos de estos desplazados provienen de procesos derivados de las luchas antiterroristas llevadas a cabo por Estados Unidos, mismas que no se incluyen en el estudio, por lo que el número real de desplazados asciende a hasta 60 millones de personas, provenientes de países como Burkina Faso, Camerún, República Centroafricana, Chad, República Democrática del Congo, Mali y Nigeria.

Del mismo modo, el autor aclara que no todos los desplazados son producto directo de las acciones de Estados Unidos en estas regiones, no obstante, sí ha fungido como un actor preponderante en este proceso.

Las principales causas de desplazamiento en estos países se remiten a cuestiones como bombardeos aéreos, drones, fuegos de artillería, limpiezas étnicas, entre otras, situación que ha provocado la posibilidad del desarrollo de industrias y fuentes de empleo en dichas zonas, y en general, el acceso a una vida digna.

Asimismo, el autor expone, que a lo largo del desarrollo de estas operaciones bélicas, llevadas a cabo por Estados Unidos, han muerto miles de civiles, principalmente en países como Somalia, sitio en donde la milicia estadounidense ha atacado en diversas ocasiones al grupo terrorista Shabab.

El informe del proyecto Costs of War estimó el número de personas que han regresado a sus lugares de origen, una vez que ya han estado en condiciones de desplazamiento, dando un estimado de 25.3 millones de personas, muchos de ellos obligados a salir de los países en donde estaban refugiados.

A pesar de las consecuencias que las acciones bélicas de Estados Unidos han traído para millones de civiles, este país ha disminuido considerablemente sus programas de apoyo a refugiados, principalmente después del ascenso de Donald Trump a la presidencia de dicha nación y, por el contrario, ha optado por mantener una posición de fronteras cerradas.