Katrin Benhold tiene una maestría en Economía por la London School of Economics y ha colaborado con el New York Times desde el 2004. Sus temas de interés se centran en el ascenso de la extrema derecha.

En los últimos años, Trump se ha posicionado como una figura de influencia dentro de los activistas de extrema derecha alemana, debido a “su mensaje disruptivo, su nacionalismo sin adornos y la tolerancia con los supremacistas blancos”, a pesar de la difícil relación existente entre la canciller alemana Angela Merkel y el presidente de Estados Unidos.

Por su parte, la pandemia ha fungido como un escenario que ha exacerbado estos sentimientos de aprobación e idolatría hacia Trump, debido a que la extrema derecha alemana admira el “escepticismo sobre los peligros de la pandemia” que éste ha demostrado a lo largo de la misma.

La actividad de la extrema derecha en los últimos años ha causado preocupación entre el gobierno alemán y las democracias occidentales, debido a que los medios de comunicación y las plataformas digitales han posibilitado la rápida difusión de los ideales y posturas de estos grupos. Esta situación ha permitido que los grupos extiendan su alcance más allá de sus distritos electorales tradicionales y, así, siembran el potencial para una radicalización violenta.

Lo anterior ha generado inquietud en las autoridades alemanas, considerando los acontecimientos violentos que se han presentado en los últimos 15 meses, producto de acciones de terroristas de extrema derecha, quienes han llevado a cabo asesinatos de inmigrantes y ataques a sinagogas.

De esta forma, los adeptos alemanes de Trump incluyen a los miembros de movimientos neonazis y ultraderecha, así como los seguidores de la teoría de conspiración denominada QAnon que ven a Trump como un “héroe y liberador”. Los seguidores pro Trump, normalmente están en desacuerdo con el establishment democrático liberal.

Los adeptos de QAnon ven a Trump como un individuo que va en contra de un “Estado profundo”, mismo que “controla la economía y el poder mundial, de donde Angela Merkel es miembro”, por lo que derribar este Estado implica destituir a la canciller del poder alemán.

En los últimos meses, los seguidores de estos grupos de extrema derecha y de QAnon se han intensificado. Sus ideas señalan, por ejemplo, que Merkel y otros gobiernos han llevado inmigrantes para subvertir la identidad étnica y cultural de Alemania. Por esa razón, en el Día X grupos neonazis tomarían el control político remplazando a la élite globalista que tiene controlado el territorio alemán.

A estos grupos extremistas se añade uno denominado Reichsbürger , quienes no reconocen la República Federal de Alemania, (establecida posteriormente a la Segunda Guerra Mundial). Asimismo, ven a Trump y Vladimir Putin como estandartes de su movimiento y como figuras de esperanza para el logro de sus objetivos.