Climate disruption is now locked in. The next moves will be crucial

Cita: 

Branch John y Brad Plumer [2020], "Climate disruption is now locked in. The next moves will be crucial" ,The New York Times, New York, 22 de septiembre, https://www.nytimes.com/2020/09/22/climate/climate-change-future.html

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Martes, Septiembre 22, 2020
Tema: 
La relación de los desastres ocurridos en los últimos meses con el irreversible cambio climático
Idea principal: 

John Brach es un reportero de deportes, trabaja en New York Times. Ganó el premio Pulitzer en 2013 con la nota “Snow Fall” en 2013.

Brab Plumer es un reportero especializado en política y tecnología dirigida a reducir las emisiones de dióxido de carbono. Para New York Times ha cubierto declaraciones internacionales sobre el clima y el cambiante panorama energético en Estados Unidos.


El cambio climático se observa como una distopía que envuelve el presente. Los recientes desastres en cascada fueron advertidos por los científicos, quienes también proyectaron crecientes crisis ya incorporadas en el ecosistema global de manera irreversible. Es decir: que las condiciones actuales irremediablemente empeorarán para la siguiente generación o incluso se prolongarán, dependiendo de las acciones que tome la humanidad.

En agosto el Valle de la Muerte alcanzó 130 grados Fahrenheit, la temperatura más alta registrada en la tierra. En Phoenix, fallecieron decenas de personas a causa del calor. Así, los meses de julio y agosto de 2020, se estimaron como los más calurosos de los que se tiene registro.

El cambio climático ha interrumpido la vida cotidiana: abunda en los titulares y aparece en el centro de las campañas presidenciales. La cuestión es si esto se puede revertir, si tenemos aún agencia para mitigar el impacto y si los actuales escenarios catastróficos serán un momento de ajuste de cuentas o pasarán como otro titular más.

Sobre estas cuestiones New York Times conversó con varios especialistas sobre el cambio climático. Su opinión converge en que las décadas de daños causados por las decisiones de los gobiernos -quienes no intervinieron en la reducción de las emisiones gases de efecto invernadero a la atmósfera- ya están integradas en el medioambiente y el mundo está resintiendo sus efectos, de los cuales aún no hemos visto lo peor.

Doblemente malo

Desde el siglo XIX la Tierra se ha calentado un grado centígrado aproximadamente, y aun cuando las propuestas más optimistas de los gobiernos especulen mantener el calentamiento global por debajo de los dos grados centígrados, se sigue estando lejos de alcanzar ese propósito.

El cambio climático se observa como una pendiente en donde aún no hemos terminado de caer y queda mucho por hacer para limitar la catástrofe que se avecina. En este sentido Stephen Pyne, historiador ambiental de la Universidad Estatal de Arizona, propone una gestión del cambio climático, la cual tendrá que considerar todos los aspectos de la vida cotidiana bajo una visión en pro del bien común.

Desde una perspectiva alentadora, varios expertos esperan que los recientes incendios y tormentas sirvan como motivo para el cambio social, en el que la gente se una llamando a la acción y un cambio de política con respecto al cambio climático.

Cuando caen los rayos

En agosto de 2020, el Norte de California sufrió una tormenta de rayos sin precedentes, a su paso dejó cientos de incendios en zonas de difícil acceso. Tres de estos incendios se observaron como los peores de California desde que empezó el registro en 1932.

La reciente temporada de incendios fue evidencia cabal del calentamiento global -que contribuye a los incendios, generando condiciones más calientes y secas-. Los incendios en Colorado, Oregón y Washington arrasaron pueblos y emitieron grandes cantidades de humo a varios kilómetros de altura. En San Francisco, Portland y Seattle se registraron las peores calidades de aire en el planeta. Las partículas de humo extendidas por todo el continente colorearon las puestas de sol de la costa Este.

Los expertos coinciden en la necesaria eliminación de las emisiones de gases efecto invernadero, para evitar un irremediable calentamiento global para siempre -implica limpiar las plantas de carbón en China, las fábricas de acero en Europa, los vehículos en Estados Unidos-. Ello conlleva cambiar la base productiva de la economía global (dependiente de combustibles fósiles). En este tenor, la humanidad solo ha hecho ajustes parciales.

Los expertos han advertido que incluso si hoy reducen radicalmente las emisiones, pasarían decenas de años antes de que la velocidad del calentamiento global disminuya. En caso de que disminuyan las emisiones se tendrían severas olas de calor cada cierta cantidad de años sufridas por una séptima parte de la población mundial, el nivel del mar podría subir uno o dos metros. En caso de no hacer nada se pueden desestabilizar las capas de hielo de la Antártida de manera irreversible y los niveles del océano seguirán subiendo aceleradamente.

El Dr. Hayhoe de la Universidad Tecnológica de Texas apuntó la difícil y costosa capacidad de la mayoría de los sistemas para adaptarse a cambios globales en la temperatura (de un grado y medio o hasta dos). Si se toman medidas para reducir las emisiones, éstas tendrán que ir acompañadas de planes para la adaptación al cambio climático, dijo Gernot Wagner de la Universidad de Nueva York.

La humanidad tiene la capacidad de prever y adaptarse a los cambios extraordinariamente, incluso construir y planificar su cotidiano para hacer frente a posibles catástrofes futuras. Aunque esta capacidad de adaptación no es ilimitada y responde a una medida reactiva más que preventiva, dijo Greg Garrard.

Si usted no puede verlo ¿es real?

Alice Hill, miembro del Consejo de Relaciones Exteriores de la administración Obama, comentó que por lo general, a las personas les cuesta trabajo dimensionar las catástrofes antes de vivirlas. Sin embargo, una vez vista la tempestad es posible adoptar medidas concretas, que avancen con una mirada hacia el futuro.

En cuanto a los incendios forestales; en 1910 el gobierno de Estados Unidos reforzó sus estrategias para evitar incendios y proteger los bosques. Pero, al cabo de un siglo, la acumulación densa de vegetación, aunada a sequías prolongadas y temperaturas elevadas, dispuso las condiciones necesarias para arder con una intensidad incontrolable para la capacidad de combate a los incendios de Estados Unidos.

Varios expertos advirtieron que Estados Unidos tendrá que aprender a vivir con incendios, y en consecuencia estructurar una gestión de bosques adecuada, en la que parte fundamental será disminuir la densidad de bosque en zonas selectivas, realizar protocolos y reglamentos más estrictos para las viviendas expuestas a incendios

Desastres en cascada

La adaptación, por lo general, es obstaculizada por intereses que compiten entre sí, consecuencias imprevistas o riesgo moral. En cuanto al riesgo moral refiere a que el Estado cubre los costos de las decisiones tomadas por ciertos sectores, es problemático porque al absolver a los actores de las consecuencias, estos toman menos cuidado con ellas.

Otro de los problemas para la adaptación es el aumento del riesgo de peligros compuestos a causa del cambio climático. Los peligros compuestos refieren a la concurrencia de numerosos desastres o al riesgo de desastres en cascada.

El cambio climático acelera las desigualdades, al ser los más afectados por las catástrofes climáticas la población más vulnerable, de la misma manera se estima que la adaptabilidad no será un esfuerzo colectivo, mientras que las personas ricas encuentren formas de protegerse, las demás quedarán desamparadas. Ante esto, la cuestión es cómo construir un plan integral que salvaguarde a toda la población.

Toda una vida de pistas

En los albores de la era industrial a mediados del siglo XIX, los investigadores encontraron que los gases de efecto invernadero atrapan el calor en la atmósfera. Desde entonces a la fecha, la ciencia ha proporcionado un sinfín de pistas sobre los actuales acontecimientos.

En la década de los años noventa, los científicos conocían a profundidad los riesgos del calentamiento global y en la primera década del siglo XX se mostró como el cambio climático conduciría a olas de calor extremo, sequías e inundaciones, vividas actualmente. Los avances tecnológicos han ofrecido soluciones tales como la energía solar o los coches eléctricos, pero los gobiernos no han apresurado las medidas para erradicar el uso de combustibles fósiles.

En 2017 un estudio concluyó que las personas que experimentan climas extremos tienden a apoyar las medidas de adaptación al cambio climático. Sin embargo, existe la posibilidad de que la población se adapte a patrones de climas insulares considerándolo normal.

El cambio climático es un fenómeno bastante complejo que requiere ser atacado desde diferentes frentes. Las ciudades de Montecino, California y Austin (Texas) adoptaron medidas para protegerse de futuros incendios. Gran Bretaña lleva meses reduciendo sus emisiones con rápidas transiciones hacia energías más limpias.

Ilona Otto, científica del Centro Wegener para el Clima y Cambio Global, comentó que la especie humana tiene libre albedrío para construir su futuro, y en consecuencia cuenta con la agencia para tomar decisiones y hacer lo necesario.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El punto en el que nos encontramos con respecto al cambio global es ya irreversible. Pero aún no llegamos a las condiciones de extermino, por lo que aún hay posibilidad de evitar escenarios de catástrofe total. Sin embargo para ello es indispensable tomar conciencia de la crisis global en la que estamos como una crisis civilizatoria, que exige el cambiar no solo las formas de obtención de energía, sino todo el espectro que envuelve la realización de la vida cotidiana entendiendonos como cohabitantes de un mismo espacio en el que nos encontramos interrelacionados.