U.S. and European Oil Giants Go Different Ways on Climate Change

Cita: 

Krauss, Clifford [2020], "U.S. and European Oil Giants Go Different Ways on Climate Change" ,The New York Times, New York, 21 de septiembre, https://www.nytimes.com/2020/09/21/business/energy-environment/oil-clima...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Lunes, Septiembre 21, 2020
Tema: 
La divergencia en la gestión de la crisis climática entre las empresas petroleras de Estados Unidos y Europa
Idea principal: 

Clifford Klauss es un reportero de The New York Times que cubre temas sobre el negocio de la energía con sede en Houston.


A medida que la crisis climática se evidencia con mayor profundidad y la transición energética se acerca, las grandes compañías petroleras basadas en Europa como BP y Royal Dutch Shell están vendiendo sus campos petroleros, a la par que invierten miles de millones de dólares en fuentes de energía renovable. En la otra cara de la moneda, los gigantes estadounidenses Chevron y Exxon Mobil están duplicando la producción de petróleo.

Esta disparidad responde a la forma en que se aborda el cambio climático en Europa y Estados Unidos: los líderes europeos han hecho de la lucha contra el cambio climático una prioridad máxima, mientras que el presidente Trump lo ha calificado de "engaño" y ha desmantelado las regulaciones ambientales para fomentar la explotación de combustibles fósiles.

Públicamente, tanto las empresas petroleras estadounidenses y europeas están de acuerdo en que el cambio climático es una amenaza y que su papel en la transición energética es muy importante, sin embargo, hay una diferencia abismal en la urgencia por transformar el mercado energético. David Goldwyn, uno de los principales proveedores de energía del Departamento de Estado y funcionario de la administración Obama, apunta que “las grandes petroleras estadounidenses están apostando por un futuro a largo plazo para el petróleo y el gas, mientras que las grandes europeas están apostando por un futuro como proveedores de electricidad”.

No es necesario ser ambientalista para dilucidar que las empresas estadounidenses están siguiendo un camino equivocado, incluso inversionistas de Wall Street se han pronunciado en contra de esta postura. En agosto, por ejemplo, Storebrand Asset Management, la administradora de dinero privada más grande de Noruega, se separó de Exxon Mobil y Chevron.

Los ejecutivos petroleros europeos, por el contrario, han dicho que la era de los combustibles fósiles está disminuyendo y que planean dejar muchas de sus reservas enterradas para siempre. También argumentan que deben proteger a sus accionistas preparándose para un futuro en el que los gobiernos promulguen políticas ambientales más estrictas.

En Estados Unidos el panorama es completamente distinto: los ejecutivos petroleros estadounidenses dicen que sería una locura que se cambiaran a las energías renovables, argumentando que es un negocio de bajos beneficios. Argumentan también que es solo cuestión de tiempo antes de que los precios del petróleo y el gas se recuperen a medida que la pandemia retroceda.

Exxon y Chevron hasta el momento, continúan perforando reservas petrolera e incluso se están expandiendo a otras áreas como la energía nuclear. Por ejemplo, el brazo de capital de riesgo de Chevron, Chevron Technology Ventures, está invirtiendo en nuevas empresas de energía como Zap Energy, que desarrolla reactores nucleares de fusión modulares que no liberan gases de efecto invernadero y limitan los desechos radiactivos. Otro, Carbon Engineering, elimina el dióxido de carbono de la atmósfera para convertirlo en combustible.

Exxon también se ha alejado de las energías renovables, su proyecto ahora se sustenta en dirigir el carbono emitido por las operaciones industriales a una celda de combustible que puede generar energía. Eso debería reducir las emisiones al tiempo que aumenta la producción de energía.

En términos generales, la opinión pública cree que las empresas petroleras no hacen lo suficiente, si bien reportan que invierten millones de dólares al año en investigación de energías renovables, lo cierto es que no harán nada para destruir su propio negocio. Por otro lado, las y los consumidores no están participando activamente en esta transición energética ya que no se les ofrecen productos amigables con el medio ambiente. En este sentido, las empresas energéticas se encuentran en una situación incierta, o pueden morir o destruirán todo a su paso con tal de mantener positivos sus números.

Datos cruciales: 

1. BP es la empresa petrolera que ha abanderado la estrategia de apresurarse y cambiar. La compañía ha anunciado que durante la próxima década aumentará diez veces las inversiones en negocios de bajas emisiones, situándolas en 5 mil millones de dólares al año, al tiempo que reducirá su producción de petróleo y gas en un 40%.

2. Chevron Technology Ventures cuenta con dos fondos que suman 200 millones de dólares, aproximadamente el 1% del capital de la compañía y el presupuesto de exploración del año pasado. Así mismo, la compañía tiene un fondo separado de 100 millones de dólares para respaldar un consorcio que tiene como objetivo reducir las emisiones en la industria del petróleo y el gas.

3. Exxon gasta alrededor de 1000 millones de dólares al año en investigación y desarrollo de nuevas tecnologías energéticas y mejoras de eficiencia que reducen las emisiones.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La urgente transición energética parece que no es razón suficiente para que las grandes empresas petroleras estadounidenses den su brazo a torcer. Apoyadas por la administración de Trump que niega la crisis climática, no es de esperar que quieran renunciar próximamente a su negocio y en su lugar, se empeñen por figurar como las principales productoras de energía. Mientras tanto, el mundo se consume en la mayor crisis ambiental gestada por las mismas.