Internacionalismo o extinción

Cita: 

Chomsky, Noam [2020], Internacionalismo o extinción, Internacional Progresista, 18 de septiembre, https://progressive.international/wire/2020-09-18-noam-chomsky-internati...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Viernes, Septiembre 18, 2020
Tema: 
Frente a las crisis internacionales se han conformado dos organizaciones internacionales antagónicas: la Internacional Reaccionaria y la Internacional Progresista
Idea principal: 

Noam Chomsky es un lingüista, filósofo, crítico social y activista político estadounidense. Sus investigaciones en lingüística se ubican entre las más importantes del siglo XX. Es profesor en la Universidad de Arizona y profesor emérito en el Instituto tecnológito de Massachusetts (MIT). Es una de las figuras más importantes de la izquierda estadounidense.


Las crisis más importantes que enfrenta la humanidad en este momento histórico son de carácter internacional. Para hacer frente a estas crisis han surgido dos grandes organizaciones internacionales antagónicas: la Internacional Progresista, recientemente formada, y la Internacional Reaccionaria conformada en torno al liderazgo de Trump por los gobiernos más reaccionarios del mundo. Esta coyuntura, de severas y profundas crisis, aunque alberga graves peligros para el futuro de la humanidad, contiene, también, la esperanza de un futuro mejor. En este sentido, el papel que juegue la Internacional Progresista será determinante en la dirección que tome la historia.

En los dos poderes imperiales más grandes de la era moderna estos problemas alcanzarán un punto crítico en las próximas semanas. Por un lado, Gran Bretaña se encuentra al borde del rompimiento con Europa, lo que la convertirá, aún más, en un satélite de Estados Unidos. Por otro lado, el mundo observa al borde de su asiento cómo el futuro del declinante hegemón global, Estados Unidos, se decidirá en las elecciones presidenciales de noviembre; del resultado pende, en buena parte, el destino del mundo.

Incluso para la prensa del sistema, como el Financial Times, la reelección de Trump representa la estocada final en la crisis del orden global comandado por Occidente. Sin embargo, esta crisis no es la más grave que enfrenta la humanidad, pues esta se enfrenta a la extinción. El desarrollo de la bomba atómica marcó el inicio de una nueva era geológica, el Antropoceno, en la que las actividades humanas tienen la capacidad de destruir el planeta de una manera definitiva. Desde entonces, las manecillas del reloj del fin del mundo han oscilado, dependiendo de la evolución de las circunstancias internacionales, alejándose o acercándose, a la medianoche que significa el final del experimento humano.

Sin embargo, desde que Trump asumió la presidencia, las manecillas no han hecho más que acercarse a la medianoche de la humanidad, alcanzando los 100 segundos para la medianoche en enero pasado, debido al peligro latente de una conflagración nuclear, a la destrucción ambiental y al deterioro democratico a nivel mundial. Es este último punto el que es el más preocupante para Chomsky, pues considera que la única salida del atolladero en el que nos encontramos pasa a través de la participación democrática de todos los ciudadanos en la deliberación, creación de políticas y la acción directa.

A pesar de las advertencias, Trump ha continuado profundizando estas crisis. Desde entonces, ha reactivando la carrera armamentística al disolver los acuerdos de control de armas, ha abierto nuevas zonas para la exploración y explotación de hidrocarburos y desmantelado los marcos regulatorios de esta industria. Además, ha encabezado una campaña que busca socavar la democracia, con diferentes mecanismos ha debilitado el equilibrio de poderes y ha echado del gobierno federal cualquier voz crítica con su gestión. En este sentido, son muy preocupantes las amenazas de Trump de no reconocer los resultados de la elección si estos no le son favorables. No solo la izquierda, sino también muchas figuras del establishment, advierten que de cumplirse estas amenazas podría dar lugar a un escenario de “guerra civil”, cuyas consecuencias, dado su posición de hegemón, irían mucho más allá de la democracia estadounidense. Mientras tanto, en el senado de Estados Unidos, en poder del Partido Republicano, comandado por Mitch McConell, se ha conseguido imponer una política fiscal regresiva, que hace que los millonarios paguen menos impuestos que los trabajadores estadunidenses, una victoria sorprendente de la clase dominante en la guerra de clases.

Por otra parte, a pesar de la negligencia de algunos gobiernos que no tomaron las medidas adecuadas, el mundo superará la pandemia, aunque con un costo terrible e innecesario en países como Estados Unidos, India o Brasil. Sin embargo, la salida de la crisis ambiental resulta más complicada y las medidas que los líderes mundiales se rehúsan a tomar cada día son más urgentes, pues de ellas depende el futuro de la humanidad. Aunque se dispone de los medios, es el tiempo el que se agota. Crear conciencia de la gravedad de la situación es una de las tareas primordiales de la Internacional progresista, considera Chomsky.

De la misma forma que la crisis climática, la latente guerra nuclear y la pandemia son crisis internacionales, la crisis democrática es, también, un problema global. Para Chomsky, sus orígenes se remontan al inicio de la ofensiva neoliberal hace 40 años, implementada por las administraciones de Reagan y Thatcher, aunque ensayada previamente en la dictadura pinochetista. El primer objetivo de esta ofensiva fue la destrucción del movimiento obrero por interferir en la economía. En este sentido no es de extrañar que Ludwig von Misses, patrono intelectual del neoliberalismo, celebrara en 1927 la destrucción del movimiento obrero austriaco por el protofascismo al que consideraba salvador de la civilización europea.

La aplicación de estos principios de forma global hace 40 años tuvo como consecuencia, en lo económico, una concentración extraordinaria de la riqueza, mientras que en lo político se reflejó en el debilitamiento democrático. En Estados Unidos el impacto de 40 años de políticas neoliberales ha concentrado el 20% de la riqueza en el 0.1% de la población, mientras que los salarios de los trabajadores han disminuido y ha llevado la desindustrialización y a la pérdida de la competitividad y la innovación. Por todo el mundo, las consecuencias de esta ofensiva han generado rabia y desprecio a las instituciones políticas, creando un territorio fértil para demagogos que desvían la responsabilidad de la situación actual a chivos expiatorios, sirviéndose de viejos prejuicios contra los más desfavorecidos.

En este sentido, según Chomsky, la Internacional Reaccionaria, busca responder a estas crisis, con una versión reforzada del sistema neoliberal global, implementando medidas más duras de vigilancia y control a un nivel estatal. Esta Internacional está comandada por la Casa Blanca de Trump, e incluye los gobiernos de Bolsonaro en Brasil, las dictaduras del Golfo Pérsico, la dictadura egipcia y al estado de Israel. Por otro lado, enfrentada a ella, la Internacional Progresista, a un nivel popular de base, también busca responder a estas crisis pero sirviendo a los intereses y las necesidades de las mayorías globales. Ambas son representantes de visiones contrapuestas enfrentadas en una compleja lucha de clases a escala global, de cuyo desenlace depende la supervivencia de la humanidad.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Ante la crisis sistémica, las clases dominantes se apresuran a reforzar las tendencias autoritarias y ecocidas del sistema acercando al conjunto de la humanidad a un escenario sombrío. Frente a ello es necesario la construcción de alternativas que permitan la construcción de alternativas societales que necesariamente van más allá de una crítica al neoliberalismo y la crisis democrática, sino que implican la superación del proceso mismo de acumulación y la creación de relaciones sociales alternativas.