Artificial Intelligence could yet upend laws of finance

Cita: 

Kirk, Stuart [2018], “Artificial Intelligence could yet upend laws of finance”, Financial Times, Londres, 22 de enero, https://www.ft.com/content/8c263c06-fc70-11e7-9b32-d7d59aace167

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Lunes, Enero 22, 2018
Tema: 
La inteligencia artificial obliga a repensar conceptos económicos y contables, como el de depreciación.
Idea principal: 

Stuart Kirk es director del instituto de investigación global del Deutsche Asset Management. Previamente, fue editor en Financial Times.

Según el autor, hay dos formas en que los avances recientes en inteligencia artificial podrían cambiar “las leyes de la economía y la contabilidad”.

La primera tiene que ver con el concepto de depreciación. Los activos (edificios, maquinaria, etc.) se deterioran con el tiempo. Aunque esto sucede a distintos ritmos, la tendencia ha sido ineludible: se deprecian. No obstante, ¿qué sucede si la inteligencia artificial se vuelve más inteligente conforme pasa el tiempo? “El aprendizaje automático por definición es el opuesto al deterioro”. Si el valor de un activo aumenta con el tiempo, ¿tendría que ser depreciado negativamente? Para empresas como Google, los ingresos o ahorros resultantes de esta “depreciación inversa” serían superiores a los mil millones de dólares anuales.

Aun cuando no produjera nuevos ingresos, la inteligencia artificial -en conjunto con otras tecnologías como el internet de las cosas- llevaría a que los objetos mejoraran su rendimiento con el tiempo y a que ampliaran su vida útil (es decir, a que el proceso de deterioro se lentifique). Según el autor, la reevaluación de lo que significa la depreciación en un mundo de objetos que son cada vez más inteligentes es motivo de optimismo para las empresas e inversionistas.

La segunda manera en que la inteligencia artificial podría modificar la manera en que pensamos la contabilidad y la economía está relacionada con el otro gran “factor de la producción”, el trabajo. En las próximas décadas, la inteligencia artificial modificará lo que significa ser humano. El trabajo no escapará a esta redefinición. Tecnologías como las interfaces cerebro-computadora y los exoesqueletos robóticos redefinirán lo que entendemos por trabajo y elevarán sustancialmente la productividad. Para el autor, este aumento en la productividad es altamente deseable pues permitiría que los salarios crezcan sin generar presión sobre la inflación o los márgenes de ganancia.

Ante la redefinición del trabajo con la inteligencia artificial, el autor se cuestiona, ¿las empresas tendrían que seguir contabilizando los salarios como hasta ahora lo han hecho o tendrían que considerarlo como un activo más sujeto a depreciación puesto que una parte cada vez mayor de su productividad marginal dependerá de la inteligencia artificial? “Ante algún nivel de avance de la biónica o de la mejora digital, los organismos mundiales de contabilidad deberían decidir que la frontera entre capital y el trabajo se ha difuminado a tal grado que los trabajadores pueden ser considerados también activos depreciables”. Esto traería como resultado en el corto plazo un aumento en la rentabilidad.

El autor concluye planteando que es necesaria una reflexión amplia sobre las implicaciones que tendrá para los inversionistas la nueva era de las máquinas inteligentes cuyo desempeño mejora con el tiempo. Los puntos mencionados por él son apenas un inicio.

Datos cruciales: 

En 2017, la depreciación de los activos fijos fue equivalente a un tercio de los flujos de efectivo operativos a nivel mundial, un poco menos que el gasto total de capital.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Una característica de la inteligencia artificial basada en el aprendizaje automático es que mejora su desempeño conforme pasa el tiempo, al ser entrenada con más y más datos. La actualización y mejoramiento de los activos que incorporan inteligencia artificial podría permitir contrarrestar o lentificar la depreciación, combatir el ciclo normal de deterioro de los activos y extender su vida útil. Aunque el autor lo celebra como un elemento que debería generar optimismo entre empresarios e inversionistas, dista de ser evidente que esta depreciación más lenta resulte benéfica para el capital en su conjunto. Esta idea merece ser considerada con mayor detenimiento, teniendo en consideración los ciclos de rotación del capital fijo, la necesidad del capital de producir más maquinaria y realizarla, entre otras.