Fraying Ties. The Securitization of the US-China Relationship

Cita: 

Abb, Pascal [2020], Fraying Ties. The Securitization of the US-China Relationship, PRIF Spotlight 11/2020, Frankfurt/M, https://www.hsfk.de/fileadmin/HSFK/hsfk_publikationen/Spotlight1120.pdf

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
2020
Tema: 
La fragilidad de las relación entre Estados Unidos y China, derivado de la competencia comercial y tecnológica entre ambos países
Idea principal: 

El Dr. Pascal Abb se desempeña como investigador principal del Peace Research Institute Frankfurt. Sus temas de investigación se enfocan en las concepciones chinas de órdenes mundiales, política exterior china y conocimiento y gobernanza de Taiwán.


Desde años atrás, las relaciones entre Estados Unidos y China se encuentran en un periodo delicado, debido a diversos factores, entre los que se incluyen la dimensión de seguridad entre ambos países, cuestión que se “encuentra marcada por la desconfianza estratégica, la competencia entre ambas potencias y varios focos de tensión en el Este de Asia”.

Dichas tensiones se encontraban moderadas por lazos que unían a ambas naciones, como relaciones comerciales, “intercambios de sociedad civil en los negocios, la educación, la academia, la cultura y el turismo, así como los intereses compartidos en la globalización y el comercio”.

A pesar de lo anterior, muchos de estos lazos se han visto afectados, debido a las acciones de ambos gobiernos encaminadas a la securitización de sus relaciones. Esta situación ha generado fuertes fricciones entre dichas naciones y puede ocasionar el desarrollo de un conflicto bélico entre los mismos.

El año 2020 ha mostrado el creciente deterioro de dichas relaciones, generado en gran medida por el manejo de la pandemia del coronavirus, las protestas en Hong Kong y la represión de éstas, todo ello exacerbó la ya complicada relación entre dichos países, cuestión que se ha visibilizado a través de las declaraciones de los representantes diplomáticos de ambos Estados.

De acuerdo con algunos analistas, la fricción existente entre estas naciones era algo predecible, debido a “los intereses altamente incompatibles“ entre éstos, que podían generar el cese de los acuerdos de cooperación mutua entre Estados Unidos y China. Todo lo anterior también se deriva de las agendas de los gobiernos de Trump y Xi JinPing, en donde el primero ha seguido una estrategia basada en “Estados Unidos primero”, a través de la que ha optado por la reducción de los déficits comerciales y la protección de una base de fabricación nacional, cuestión con la que planea reducir sus importaciones.

Asimismo, la administración de Trump ha reducido la mayoría de los compromisos de gobernanza global, situación totalmente contraria a la visión de Xi JinPing, quien busca aumentar las relaciones de China, con la finalidad de difundir su influencia a escala global.

Cabe recalcar que los problemas anteriores no son los únicos existentes entre Estados Unidos y China, ya que desde décadas atrás estos países venían arrastrando un gran foco de tensión originado por el perímetro de la zona marítima de Taiwán, Corea y China, situación que en combinación con la securitización por la que han optado tales países ha terminado de debilitar las relaciones de todo tipo entre ambos.

La situación anterior ha generado diversas acciones entre Estados Unidos y China, tales como el “cierre de consulados, oficinas culturales, la expulsión de periodistas, así como la gestión de medidas energéticas en contra de los intercambios académicos y de estudiantes. Del mismo modo, se prohibió o restringió la entrada de las empresas de tecnología”.

El cese de muchos de los vínculos que unían a China y Estados Unidos es denominado “desacoplamiento estratégico, debido a que cortan los nexos que los involucrados consideran que benefician más al adversario que a ellos mismos, y a su vez instan a otros países a actuar de la misma forma”.

Por otra parte, el sector tecnológico ha funcionado como un ámbito estratégico dentro de esta ruptura entre Estados Unidos y China, debido a las intenciones de China de liderar el mercado tecnológico mundial, principalmente a través de sectores tecnológicos de gran importancia, tales como el de “inteligencia artificial, sistemas autónomos, telecomunicaciones y computación de próxima generación”.

Asimismo, el potencial de las tecnologías de uso dual, mismas que pueden ser aplicadas tanto en tareas militares como civiles, genera cierta preocupación dentro de la élite política estadounidense, quienes piensan que este tipo de tecnología representa una amenaza a la seguridad nacional y a su vez pueden ocasionar el posicionamiento de China como potencia mundial.

Las intenciones de China generaron preocupación dentro de Estados Unidos y otros países del Norte global, debido a que consideran que las empresas tecnológicas originarias de dicho país asiático, cuentan con ventajas en comparación con las de otros países, tales como “subsidios estatales, transferencias forzadas de propiedad intelectual, denegación de acceso al mercado a competidores extranjeros en China e incluso espionaje industrial”.

El ascenso de las empresas de tecnologías chinas es visto como un riesgo para la administración de Trump, ya que perciben a estas compañías como potenciales medios de espionaje, capaces de poner en riesgo la seguridad nacional estadounidense, por lo que el mandatario de dicho país optó por convertir en una prioridad estratégica apuntalar una base de fabricación nacional, posicionado a la seguridad económica de Estados Unidos como un eje central de la seguridad nacional.

Una se las acciones estadounidenses en contra de China fue la campaña contra Huawei: Estados Unidos generó presión en los países aliados para que evitaran consumir productos de esta empresa y para que excluyeran la infraestructura 5G. Del mismo modo, la plataforma Tik Tok quedó prohibida a lo largo de Estados Unidos. Posteriormente surgió una campaña en contra de We Chat, todo ello a pesar de que estas compañías no han infringido ninguna norma respecto a la protección de datos de sus usuarios.

De acuerdo con el autor, las acciones de Estados Unidos responden a un fuerte temor respecto a la ventaja comparativa con la que cuenta China. Por lo que estas acciones de bloqueo van en contra de los principios liberales económicos. Asimismo, estas actitudes emanadas de Estados Unidos funcionan como un castigo a las empresas que cuentan con similitudes al arquetipo de Silicon Valley, por lo que estas prohibiciones fueron interpretadas en China como una serie de estrategias encaminadas a evitar que China continúe adquiriendo poder en el sector tecnológico y con ello actuar como una hegemonía en dicho sector.

Las disputas entre Estados Unidos y China no solo se centran en el ámbito comercial o tecnológico, ya que éstas han transitado a otros campos. Por ejemplo, fue el cese del programa llevado a cabo por el Cuerpo de Paz de Estados Unidos, en donde más de mil voluntarios se habían trasladado a China con la finalidad de enseñar inglés en zonas rurales de tal país, asimismo, muchos de estos voluntarios buscaban establecerse en China y buscar oportunidades profesionales en dicho sitio, cuestión que ya no podrá ser posible.

De igual forma, los intercambios académicos entre ambos países se han vuelto mucho más estrictos, cuestión que ha ocasionado que muchos estudiantes dejen de elegir viajar entre tales países, disminuyendo el intercambio entre los mismos.

Por su parte, Estados Unidos mantiene la postura respecto a que estas acciones se deben a una estrategia de seguridad nacional, misma que “durante muchos años ha estado marcada por dos factores: el primero de ellos es una combinación de la seguridad nacional y el segundo, una visión ambivalente de sus vínculos con el mundo exterior”.

Por su parte, “el objetivo de mantener la hegemonía ideológica sobre el espacio de información chino ha llevado a una concepción de la soberanía de internet que se extiende a la separación física de la infraestructura de red, la prohibición de plataformas fuera de control chino, censura generalizada y manipulación del contenido restante”.

La situación anterior ha generado una carrera económico-tecnológica entre ambas naciones, en donde éstas han optado por políticas encaminadas a “proteger una base de innovación nacional o desarrollar capacidades independientes de clase mundial en el sector tecnológico, no obstante, esta dinámica bilateral es preocupante debido a que crea un imperativo para igualar las políticas de la otra parte o arriesgarse a una competencia desventajosa”.

Al entrar en esta dinámica respecto a sus relaciones, Estados Unidos y China se han enfrentado a una disyuntiva en cuento a temas de seguridad, en donde la carrera armamentista ya no es el área principal de disputa; sino que el ámbito tecnológico se ha convertido en el terreno principal de disputa entre estos Estados, aunados a las diferencias entre sus agendas políticas “y visiones del mundo altamente incompatibles”.

Los últimos meses representan un periodo excepcional entre las relaciones de China y Estados Unidos ya que con las elecciones estadounidenses y la posible derrota de Trump en las mismas podría significar un cambio en las políticas de este país y a su vez su postura respecto a China. No obstante, el actual candidato a la presidencia, Joe Biden y su visión respecto a China, no luce prometedora, debido a que mantienen la postura de que “seguridad nacional es igual a seguridad económica". Asimismo, ha mencionado que China representa una amenaza económica e incluso busca una estrategia que le permita ganar la competencia por el futuro contra China”.

Del mismo modo, Biden y su equipo de trabajo han propuesto estrategias de trabajo encaminadas a convertir en Estados Unidos en el líder mundial en tecnología, lo que generará el aumento de las tensiones con China y la posibilidad de desencadenar un conflicto entre ambos países.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La disputa entre Estados Unidos y China demuestra la intención de ambos de liderar el escenario tecnológico mundial, en donde las dos naciones buscan perfilarse como una hegemonía a escala global e influenciar a terceros a actuar conforme a sus intereses a ideales.