Premio Nobel a la guerra genética

Cita: 

Ribeiro, Silvia [2020], "Premio Nobel a la guerra genética", La Jornada, CDMX, 10 de octubre, https://www.jornada.com.mx/2020/10/10/opinion/015a1eco

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Sábado, Octubre 10, 2020
Tema: 
Financiamiento para proyectos de investigación biotecnológica por parte de capital privado y militar a pesar de ser altamente peligrosa para el ambiente y seres humanos
Idea principal: 

Silvia Ribeiro es investigadora del Grupo ETC. Investiga sobre transgénicos, tecnologías y temas ambientales.

El premio Nobel de química de 2020 se otorgó a Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier, las investigadoras que encontraron una forma de ingeniería genética llamada CRISPR/Cas9 (Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats), que es capaz de causar un efecto tan explosivo en la naturaleza y la gente, que se le ha denominado bomba genética.

En 2012, Doudna y Charpentier encontraron la forma de cortar cualquier molécula de ADN, lo que permite a su vez modificar su secuencia, eliminando o insertando nuevo material genético, dando por resultado un tipo de transgénicos.

A pesar de que CRISPR/Cas9 parecía ser una forma de ingeniería genética más exacta que las anteriores, se demostró que tampoco lo es y que a consecuencia de su potencial de borrar o reacomodar largas secuencias de ADN puede ocasionar enfermedades graves.

En 2018, un estudio del Instituto Karolinska mostró que la manipulación de células humanas con CRISPR puede causar cáncer. También Georges Church, pionero de biotecnología de la Universidad de Harvard se ha pronunciado al respecto y llamó a CRISPR/Cas9 “un hacha afilada” cuyo uso es “vandalismo genético”. A pesar de la polémica, la biotecnología se ha licenciado y aplicado a gran cantidad de experimentos en humanos, animales y plantas.

En 2016, la CIA y la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos clasificaron a CRISPR y a la edición genética como “armas de destrucción masiva”. Sin embargo, junto con la Fundación Gates, el ejército de Estados Unidos ha financiado proyectos de investigación en varios países para el desarrollo de “impulsores genéticos”, que más bien se trata de una forma de ingeniería genética para modificar las leyes de la herencia, de forma que un rasgo transgénico se trasmita a toda la descendencia de plantas o animales.

Incluso la propia Jennifer Doudna ha manifestado que la biotecnología tiene usos altamente peligros. Tanto los proyectos financiados por la Agencia de proyectos de investigación avanzados en defensa de Estados Unidos (DARPA, por sus siglas en inglés) y la Fundación Gates, como los experimentos con humanos, quebrantan las fronteras éticas, ecológicas y políticas, su desarrollo no debería permitirse.

No obstante, la presión por parte de la industria agropecuaria para liberar los transgénicos ha crecido incluso durante la pandemia. La industria de transgénicos ha mentido para hacer creer que la tecnología CRISPR no necesita ser evaluada en términos de bioseguridad y ha conseguido hacerse campo en una cantidad considerable de países de América Latina, contrario a la Unión Europea donde ha habido fuerte oposición a su uso.

CRISPR y todas las formas de edición genética implican riesgos al ambiente y a la salud, por lo que es urgente consolidar normativas de bioseguridad que garanticen acciones en contra de esta tecnología molecular.

Datos cruciales: 

1. El gobierno de Estados Unidos asignó 65 millones de dólares a DARPA, para el proyecto Safe Genes, con el objetivo de desarrollar bioarmas para defenderse de las bioarmas que otros podrían crear con CRISPR.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El papel del Estado, así como de empresas privadas en la investigación biotecnológica ha incrementado en las últimas décadas, a pesar de las irregularidades que ésta tiene y de los riesgos que implica. Resulta importante conocer los intereses y la metodología de los sujetos que financian esta tecnología pues pertenecen a un sector que no es el biotecnológico, por lo tanto, pensar que está en manos de un organismo que sólo piensa en su beneficio económico o militar es preocupante y aterrador.