Después del saqueo: Caminos hacia el posextractivismo

Cita: 

Acosta, Alberto [2015], "Después del saqueo: Caminos hacia el posextractivismo", Perspectivas América Latina, (1):12-15, Fundación Heinrich Böll, septiembre.

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Septiembre, 2015
Idea principal: 

Alberto Acosta es economista. Profesor-investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). En 2007 fue Ministro de Energía y Minas del Ecuador, de 2007 a 2008 fue Presidente de la Asamblea Constituyente y en 2013 candidato a la Presidencia de la República. Él es uno de los padres espirituales de la Iniciativa Yasuní-ITT .


El extractivismo es una modalidad de acumulación que ha sido puesta en práctica desde hace 500 años, desde la extracción de recursos en la época colonial hasta el capitalismo actual, en lo que se refiere a las actividades que remueven grandes cantidades de recursos naturales sin procesar con la finalidad de exportarlos a países centrales. Se trata de una actividad de apropiación de recursos naturales que tiene como condición necesaria el uso de violencias.

Hoy en día, principalmente en América Latina, existen gobiernos “progresistas” que claman un fin al extractivismo; no obstante, únicamente se trata de ciertos cambios en la antigua modalidad extractivista: el neoextractivismo.

En el neoextractivismo, el Estado es el encargado de realizar la explotación de recursos naturales, reemplazando el papel de las empresas transnacionales, lo que ha llevado a los gobiernos a tener mayor poder sobre los recursos y mayores beneficios del saqueo. Asimismo, esta actividad implica una relativa mejoría en la distribución de ingresos en las comunidades más marginadas. Sin embargo, a pesar de que se clama un cambio en las actividades de acumulación, el neoextractivismo no descarta los vínculos entre los gobiernos y el capital transnacional.

Las prácticas extractivistas se enfocan en los beneficios económicos que el saqueo de recursos naturales lleva consigo, invisibilizando los impactos negativos de la actividad en el ámbito ambiental, social y económico. A medida que se amplía y profundiza el extractivismo, se agrava la destrucción del medio ambiente, lo que lleva a la escasez y al aumento de conflictos por los recursos. Asimismo, estas acciones atropellan los derechos colectivos de muchas comunidades indígenas y campesinas, se ha criminalizado la protesta social que busca la defensa de la naturaleza e incluso, se priva de la vida a activistas defensores del medio ambiente. Por su parte, a pesar de que mediante el extractivismo se busca llegar a la modernidad por medio del dominio de la Naturaleza, las actividades de saqueo únicamente contribuyen a la perpetuación de las dos caras de un mismo proceso: desarrollo y subdesarrollo.

Existen estrategias ante el extractivismo (que contribuirían a la eliminación de la pobreza), mismas que de ser exitosas, llevarían a un proceso de transición económica, cultural y ecológica. Algunas estrategias para la transición son: tratar de fortalecer a las comunidades que resisten al extractivismo; planificar el decrecimiento del extractivismo; potencializar actividades sustentables, así como aquellas que dan paso a la manufactura de materias primas dentro de su país de origen; una participación en el mercado mundial que prioriza una integración regional autocentrada y, que se vele por frenar el deterioro medioambiental y abatir las brechas sociales. La aplicación de las anteriores medidas y sus beneficios, dependerán del grado de comprensión y respaldo social que logren en la sociedad.

También, es importante abordar con responsabilidad el tema del crecimiento. Esto se basa en el hecho de que puede implicar el aumento de la riqueza para las élites y el aumento de la pobreza para las poblaciones más marginadas. El crecimiento económico no es sinónimo de desarrollo y el desarrollo, en términos de los países centrales, es inalcanzable.

Finalmente, es importante mencionar que existe una gran diversidad de alternativas al extractivismo, como las visiones del Abya-Yala en América Latina, el Ubuntu en África o el Svadeshi, Swaraj y Apargrama en India. Para ser capaz de transitar a una filosofía alternativa que nos lleve a una nueva civilización, es necesaria la construcción y reconstrucción de las prácticas que son parte de nuestra “normalidad”; es necesario cuestionar lo homogéneo y reconocer que vivimos en un mundo diverso en donde se da espacio a otras formas de vida que puedan contrarrestar, de cierto modo, el dilema de las sociedades ricas pero a la vez empobrecidas.

Datos cruciales: 

De acuerdo con el Observatory of Economic Complexity, en América Latina la mayor exportación de bienes por categoría de productos corresponde a:

1. Argentina, los bienes que más se exportan son los productos agrícolas con 51.3%.
2. Bolivia, los bienes que más se exportan son el petróleo o gas natural con 42.5%.
3. Brasil, los bienes que más se exportan son los productos agrícolas con 32.3%.
4. Chile, los bienes que más se exportan son los productos mineros con el 63.2%.
5. Ecuador, los bienes que más se exportan son el petróleo o gas natural con 54.6%.
6. Colombia, los bienes que más se exportan son el petróleo o gas natural con 45.5%.
7. México, los bienes que más se exportan es la construcción de maquinaria y fabricación de vehículos con 52.2%.
8. Paraguay, los bienes que más se exportan son los productos agrícolas con 90.2%.
9. Perú, los bienes que más se exportan son los productos mineros con 60.1%.
10. Uruguay, los bienes que más se exportan son los productos agrícolas con 59.3%.
11. Venezuela, los bienes que más se exportan son el petróleo o gas natural con 95.9%.

Nexo con el tema que estudiamos: 

De acuerdo con las ideas presentadas por Alberto Acosta, el neoextractivismo podría considerarse como una actividad que busca perpetuar el despojo de la tierra al mismo tiempo que vende una idea de control sobre los grandes capitales. Asimismo, es importante subrayar la mención de la dicotomía desarrollo y subdesarrollo hecha por el autor. Esto se debe a que gracias al extractivismo, desde la época colonial, se ha perpetuado una dominación de los países centrales o del Norte sobre los países de la periferia o del Sur; es decir, los colonizadores siguen aprovechándose de la riqueza natural de los colonizados, en un intercambio que únicamente beneficia a un lado de la moneda y fomenta cada vez más la dependencia y el aumento en la brecha de la riqueza en el mundo.