William J. Broad es periodista científico estadounidense.

Los grandes empresarios ya no son los únicos que pueden intervenir el espacio, sino que el mercado se ha abierto a pequeñas empresas, Estados en desarrollo e incluso escuelas. Sin embargo, Beijing amenaza con liderar la era espacial a través de láseres que atacan a naves espaciales desde la Tierra y de ciberataques que buscarán desconectar al Pentágono de sus flotas orbitales.

En 2013, Washington desarrolló una estrategia militar que consistió en el entrenamiento de las fuerzas armadas estadounidenses para una posible futura guerra espacial. El plan prosperó durante las administraciones de Obama y Trump y se espera que se le dé continuidad bajo la nueva administración del presidente Biden.

La administración saliente de Donald Trump ha dejado como legado a la administración entrante de Joe Biden una amenaza antisatélite china orientada a limitar la expansión espacial estadounidense.

China se apresura a dominar el espacio con nuevas y poderosas armas

En 2007, China atrajo la atención mundial tras destruir uno de sus viejos satélites en órbita con el impacto de un misil, dejándole claro a Estados Unidos que era su nuevo rival. A partir de ese ataque, Beijing desarrolló una docena de pruebas más amenazando a las naves espaciales estadounidenses.

Los ciberataques surgieron como una forma más barata para China de eliminar las flotas espaciales de Estados Unidos

No obstante, las amenazas de China contra Estados Unidos no se han limitado al lanzamiento de ojivas, sino que han desarrollado ciberataques que han resultado ser más baratos para eliminar la fuerza espacial estadounidense. Considerando que los cerebros de las naves se encuentran en la Tierra, un ataque a ellos causaría graves daños en el espacio. Es importante destacar que el desarrollo de virus y los ciberataques forman parte de la agenda militar china desde 2005.

Washington está impulsando a los empresarios espaciales a boicotear a Beijing

Por otro lado, Washington incita a que “los avances en el sector comercial hagan por las fuerzas espaciales de Estados Unidos lo que Steve Jobs hizo en la industria informática”. Durante la administración de Obama, el gobierno federal estadounidense invirtió en empresas como SpaceX y Blue Origin para aprovechar la ventaja en innovación espacial y contrarrestar las amenazas antisatélites chinas.

La administración Trump buscó una ventaja ofensiva

Donald Trump continuó por el mismo camino comercial de Obama, y además financió armas ofensivas para la Fuerza Espacial, como un arma “que dispara rayos de energía desde la Tierra para interrumpir naves enemigas en órbita”.

En 2020, el ex presidente Donald Trump propuso ante el Congreso un proyecto llamado “armas contraespaciales” que no es más que una propuesta para militarizar el espacio. El presupuesto destinado a las fuerzas espaciales estadounidenses supera los costos de dicho proyecto.

La administración Biden tiene como objetivo la resiliencia orbital

Lloyd J. Austin III, general retirado del Ejército estadounidense que fue nombrado secretario de Defensa en el gabinete de Biden, declaró que “mantendría un enfoque para mantener la ventaja de Estados Unidos contra creciente poderío militar de China".

También destacó la importancia de aumentar la "resiliencia orbital" de Estados Unidos y de la colaboración entre empresarios privados y el ejército estadounidense para desarrollar innovaciones en tecnología espacial, pues considera que China es una “creciente amenaza" para el dominio del espacio exterior.