Jasper Jolly es reportero de finanzas para The Guardian. Se enfoca en temas de compañías manufactureras, automotrices y aeroespaciales.

Una de las diversas consecuencias de la pandemia COVID-19, es la disrupción de la economía a escala global. Se trata de una crisis que ha alcanzado a todos los sectores económicos, con excepción de las Big Tech

A lo largo de 2020, seis compañías tecnológicas vieron un ascenso sin precedentes que impulsó el mercado estadounidense; actualmente, estas compañías conforman las llamadas acciones Fangam y son: Facebook, Amazon, Netflix, Alphabet con Google, Apple y Microsoft.

Reportes publicados en 2021, demuestran que los beneficios que Estados Unidos obtuvo de las Fangam no se reducirán. Esto se debe a que en enero, Apple reportó que tuvo el primer trimestre fiscal más rentable de su historia; al mismo tiempo, Facebook reportó un crecimiento gracias a la pandemia. Por su parte, en el último trimestre fiscal de 2020, Amazon registró ventas mayores a 100 mil millones de dólares.

El aumento de importancia y poder que han ganado las Big Tech a través de su rendimiento en 2020, ha provocado que el gobierno estadounidense ejerza mayor escrutinio sobre estas compañías, especialmente en los temas de privacidad, responsabilidad y dominio del mercado; vigilancia que se espera incremente con la llegada de Joe Biden a la presidencia estadounidense.

Para comprender la magnitud de las Big Tech, es necesario brindar algunos datos respecto a su poder económico. En primer lugar se encuentra Apple, la cual se convirtió en la primera compañía del mundo en ser valuada en billones de dólares en agosto de 2018, lo que devaluó a compañías petroleras; asimismo, los ingresos que la empresa obtuvo en el último año fiscal, antes de pagar impuestos, ascendieron a 67 mil millones de dólares, una cifra que pagaría por los gastos defensa y transporte de Reino Unido.

Por su parte, los ingresos de Alphabet superaron los 162 mil millones de dólares, una cifra que es mayor al tamaño de la economía húngara en 2019. Siguiendo la misma línea, Amazon se convirtió en el tercer empleador del mundo, con 1.2 millones de trabajadores a nivel global. Por último, Tesla se acaba de incluir en la lista de Big Tech más valiosas del mundo gracias al desarrollo del software para la construcción de automóviles autónomos; este hecho, contribuyó a que el director ejecutivo de Tesla, Elon Musk, se convirtiera en el hombre más rico del mundo.

Las Big Tech lograron convertirse en gigantes gracias a que están conectadas con la realidad de la sociedad. Lo anterior, se refiere a que estas empresas están sumamente involucradas en la interacción entre el ser humano y la tecnología digital; misma que a partir del régimen de distanciamiento social por la pandemia de COVID-19, se convirtió en fundamental para la educación, el trabajo e incluso el contacto con seres queridos.

Asimismo, estas compañías han realizado esfuerzos para el desarrollo de tecnologías que son y serán fundamentales; hecho que las ha desconectado del resto del mundo corporativo, el cual no muestra relación con la realidad económica del mundo en donde los precios de las acciones aumentan aunque existan recesiones económicas. Un ejemplo de esto es Tesla, la cual se ha convertido en una empresa pionera en el combate a la crisis climática, hecho que ha provocado un aumento en el precio de sus acciones. A razón de lo anterior, las Big Tech tienen una gran concentración de valor de mercado, lo cual las ha llevado a reemplazar el dominio de las compañías industriales Kodak, ExxonMobil, General Motors, IBM y AT&T.

Los grandes beneficiarios del aumento del precio de las acciones de las grandes tecnológicas, son los fundadores de estas empresas. Esto se debe a que han logrado generar fortunas personales que han devenido en una nueva clase de híper-ricos: los “centibillonarios”, en donde únicamente se encuentran Bill Gates, fundador de Microsoft; Jeff Bezos, dueño de Amazon; Mark Zuckerberg, creador de Facebook; y Elon Musk, propietario de Tesla. Lo anterior, no significa que los centibillonarios son los únicos ganadores de la riqueza de las Big Tech. Compañías como BlackRock, Vanguard y Legal&General, y accionistas de Wall Street, también han logrado obtener grandes cantidades monetarias gracias al cobro de comisiones.

El tamaño de las Big Tech se ha convertido en un problema para los estados, ya que a mayor tamaño, más es la concentración de poder y mientras más poder sustente, es más difícil de desafiar; lo previo, ha comenzado a presentar desafíos en el mercado y en el ámbito político.

En el primer punto, las Big Tech, mediante cambios en sus algoritmos, tienen la capacidad de destruir pequeñas empresas o industrias nacientes que dependen de sus plataformas; asimismo, el dominio de estas compañías les ha proporcionado la ventaja de realizar tratos beneficiosos y de obtener precios bajos. En el segundo punto, las grandes tecnológicas han incrementado su influencia en la política por medio del lobbying y donaciones.

Lo anterior, ha provocado que los gobiernos comiencen a tener más escrutinio sobre las grandes tecnológicas. Como resultado de esto, Facebook, Google y Apple, han sido acusadas por parte del gobierno estadounidense por la implementación de prácticas monopólicas.

En línea con lo mencionado, Facebook es investigada por la compra de empresas que se pudieron posicionar como una gran competencia para la red social, como Instagram y WhatsApp. Por su parte, Google enfrenta una investigación por su dominio en buscadores, hecho que le ha permitido a la gigante de Silicon Valley promover el acceso a resultados que generan beneficios para la empresa. Por último, Apple se encuentra enfrentada a compañías como Spotify y Epic Games, ya que para que puedan vender sus servicios a usuarios de iPhone, Apple les cobra hasta 30% del total de la venta.

Además de las acusaciones antimonopolio en Estados Unidos, las Big Tech se enfrentan a una controversia en relación con su pago de impuestos. Esto se debe a que estas compañías tienden a utilizar técnicas que las han ayudado a evadir impuestos, como es el establecimiento de subsidiarias en países con bajos impuestos como Luxemburgo, Bermuda e Irlanda. De acuerdo con Fair Tax Mark, las seis grandes Big Tech, en una década, pagaron 100 mil millones de dólares menos en impuestos, cantidad que transfirieron a paraísos fiscales y en donde utilizaron técnicas de contabilidad legales que no están disponibles para empresas pequeñas. Así, las grandes tecnológicas han podido evadir hasta 155 mil millones de dólares en impuestos.

Referente a este problema, gobiernos alrededor del mundo han comenzado a trabajar en la implementación de un régimen tributario que reduzca la posibilidad de que las empresas trasladen sus ganancias entre países. No obstante, es difícil para una sola nación tratar de enfrentarse a las Big Tech por lo que se necesita un trabajo coordinado; por ello, el gobierno estadounidense ha comenzado a trabajar con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para facilitar que otros países puedan imponer impuestos a las tecnológicas estadounidenses.

Finalmente, es necesario mencionar que a pesar de que las Big Tech han generado oposición alrededor del mundo, solo Estados Unidos y la Unión Europea podrían generar desafíos para estas compañías, ya que son sus principales mercados. La Unión Europea, el segundo mercado más grande de las tecnológicas, ha tenido victorias sobre estas empresas pero también derrotas como fue el caso de Irlanda contra Apple en 2020.

En el caso de Estados Unidos, existen precedentes de grandes compañías que fueron disueltas; sin embargo, eso no significa que el gobierno opte por esta opción. Como resultado de lo anterior, el comité designado a las Big Tech del Congreso de Estados Unidos, determinó que estas empresas tienen mucho poder, por lo que han emprendido acciones antimonopolio en su contra. En este sentido, en Estados Unidos ha crecido el consenso de que se necesita mayor supervisión sobre las Big Tech; no obstante, las propuestas de soluciones son variadas y han ocasionado divisiones.