Nicolas Bogel-Burroughs informa sobre noticias nacionales para The New York Times, cubrió informes en Baltimore, Albany e Isla Vista, California.

Giulia McDonnell Nieto del Rio es investigadora nacional de The New York Times, ha cubierto reportajes en Los Ángeles, trabajó para CNN en Nueva York y Washington.

Azi Paybarah es periodista de The New York Times, se enfoca en temas de política local.

El intempestivo clima invernal con sus gélidas temperaturas ha azotado a Texas y la región circundante provocando severos daños. Primero tuvieron fallos en la red eléctrica (millones de personas se quedaron sin electricidad ni calefacción). Apenas resuelto el problema de la electricidad, se encontraron con algunos grifos secos, tuberías reventadas y plantas de tratamiento descompuestas que dejaron sin agua corriente a gran parte de Texas.

Además, debido a las tormentas, se ha retrasado la entrega de vacunas en varios estados (entre ellos Texas), y han escanciado algunos alimentos en los supermercados. El grado de devastación condujo al presidente Biden a la declaración de catástrofe grave otorgando al gobierno de Texas más ayuda. Por su parte el gobernador Greg Abbott, convocó a los legisladores para discutir las cuantiosas facturas eléctricas de algunos consumidores.

La principal causa de los apagones fue la inadecuada instalación de las centrales eléctricas del estado para soportar heladas. Las turbinas eólicas se congelaron; las centrales nucleares y de carbón se interrumpieron; la producción y las tuberías de gas natural se congelaron. Con la creciente necesidad de calefacción aumentó la demanda de gas natural, escaseando el gas utilizado en las centrales eléctricas para producir electricidad. Al llegar la demanda a niveles récord, el operador de la red instruyó a las empresas de servicios públicos hacer cortes de energía controlados para evitar daños futuros. En las fallas de Texas, la red eléctrica estatal perdió más energía de gas natural que eólica.

Hasta ahora, se registraron 58 defunciones, dispersas desde Texas (el estado con secuelas más graves) hasta Ohio, causadas por la tormenta invernal. Los fallecimientos fueron por hipotermia, por incendios de vivienda, ahogamiento y accidentes de tráfico, por intoxicación por el monóxido de carbono. Los problemas con la red eléctrica y el abastecimiento de agua degradan la atención en los hospitales poniendo en riesgo la vida de los internados ( un hombre murió por falta de tratamientos).

Sin agua y con fallas eléctricas la comida de muchos hogares tejanos se pudre. Muchas tiendas han cerrado y los bancos de alimentos no dan abasto en el reparto de comida.

Debido a la tormenta y sus efectos los mayores distritos escolares (Houston, Dallas y Arlington) estarán cerrados, durante varios días. También se reportan daños en la infraestructura de algunas escuelas que retrasarán las clases presenciales.