Climate change. How Britain decarbonised faster than any other rich country

Cita: 

The Economist [2021], "Climate change. How Britain decarbonised faster than any other rich country", The Economist, London, 20 de febrero, https://www.economist.com/britain/2021/02/15/how-britain-decarbonised-fa...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Febrero 20, 2021
Tema: 
La reducción de las emisiones de carbono en Reino Unido y sus perspectivas a futuro
Idea principal: 

Durante el verano de 2020, cuando la pandemia por coronavirus reducía su intensidad en Gran Bretaña, dejó de usarse carbón para generar electricidad en el país por poco más de dos meses. Esta situación no había ocurrido desde 1882 y que es probable que sea permanente hacia el futuro, pues se estima que “dentro de un par de años, las cuatro centrales eléctricas de carbón cierren”; de esa manera, Gran Bretaña se convertiría en el primer país en descarbonizar su producción eléctrica.

Según el Departamento de Negocios, Energía y Estrategia Industrial (BEIS, por sus siglas en inglés), Gran Bretaña ha disminuido sus emisiones de carbono “más rápido que cualquier otro país rico desde 1990” (Ver dato crucial 1), lo que le ha dado cierto protagonismo en el debate sobre el cambio climático.

En noviembre de 2020 Boris Jonhson, primer ministro de Gran Bretaña, hizo público un “plan de diez puntos para una revolución industrial verde” (Ver dato crucial 2). Pese al éxito que Gran Bretaña ha tenido en reducir sus emisiones de carbono, The Economist estima que algunas de las reducciones fueron circunstanciales y que las mayores dificultades están por venir.

Si bien es cierto que Margaret Thatcher fue una de las primeras políticas en creer en los peligros del cambio climático, parece que las medidas de descarbonización adoptadas durante su gobierno fueron impulsadas con otros intereses. Con su embestida para eliminar a los sindicatos mineros en la década de 1980 consiguió neutralizar una poderosa fuente de emisiones de carbono; más adelante, lo que debilitó aún más a la industria del carbón, fue la privatización de los mercados energéticos y la apertura del Mar del Norte para la explotación petrolera y de gas. En los años posteriores a que Thatcher dejó de ser primera ministra, las emisiones de carbono de Gran Bretaña se redujeron como consecuencia de que la mayor parte de la electricidad se generaba con gas y no con carbón.

Durante las primeras dos décadas del siglo XXI, la descarbonización británica “fue consecuencia deliberada de decisiones políticas”. En 2008 se firmó la Ley contra en Cambio Climático, la primera ley en su tipo en el mundo, que obligaba a Gran Bretaña a disminuir sus emisiones de CO2. Tras la publicación de esa ley, la industria de carbón se convirtió en el blanco perfecto. En 2013, se introdujo un impuesto al carbono, que gravaba al carbón con una tasa impositiva dos veces más alta que al gas. Desde entonces, se recurría a su utilización sólo cuando la demanda de energía eléctrica era mayor (Ver dato crucial 3).

A partir del abaratamiento de los parques eólicos, el precio del gas también comenzó a caer. Según el Comité de Cambio Climático (CCC), Gran Bretaña debería eliminar las plantas de generación de energía eléctrica con gas hacia 2035 para poder llegar a emisiones netas cero a mediados del siglo XXI. Esto ha modificado los planes de las centrales eléctricas. Por ejemplo, Drax, una compañía eléctrica, declaró que su plan de construir la central eléctrica más grande en Europa ya no es viable debido a que los beneficios sólo se verán reflejados por una década, lo que implica riesgos significativos para los inversionistas.

A pesar de que la descarbonización de la red de energía eléctrica no ha llegado ni siquiera a la mitad, se estima que Gran Bretaña lo consiga, pues el precio de la electricidad producida por fuentes renovables es cada vez más accesible. Por otro lado, la CCC prevé que la eficacia de los aparatos eléctricos compensará el aumento de los costos de energía.

No obstante, es importante destacar que la descarbonización no sólo es necesaria en la generación de energía eléctrica, sino también en otras áreas de la economía, como el transporte y la calefacción, y es ahí en donde Gran Bretaña debe poner mayor énfasis (Ver dato crucial 4).

“Es más difícil descarbonizar la calefacción y el transporte que la electricidad”. Para que una descarbonización completa sea posible, son necesarios mecanismos de mercado y políticos que se encarguen de convencer a las personas a cambiar sus calderas mixtas o a adquirir autos eléctricos. Sin embargo, ello resulta muy costoso pues las condiciones climáticas de Gran Bretaña acrecientan la dependencia al gas.

A esto se suma que la red eléctrica británica no es suficientemente robusta para transportar energía extra para sustituir al gas de la calefacción de los hogares o para cargar los autos eléctricos. Por ello, hacer una transición hacia energías renovables, costará decenas de miles de millones de libras.

Por otro lado, el consenso político para reducir las emisiones se está resquebrajando. En 2015, el gobierno abandonó un plan para que todas las casas nuevas fueran neutras en carbono. Además, el plan de implementar un impuesto sobre el combustible, que busca impulsar la electrificación de los automóviles, está detenido desde hace años.

Considerando las dificultades para el uso de energías limpias en la calefacción y el transporte, el plan de diez puntos de Johnson parece ser más una oda a los logros del pasado que un proyecto viable para el futuro.

Datos cruciales: 

1. Según el BEIS, Gran Bretaña ha reducido 44% sus emisiones de carbono en comparación con el resto de países ricos, aun cuando su economía creció dos tercios. Por otro lado, las emisiones de Alemania se redujeron tan solo 29%, mientras que Estados Unidos ha aumentado sus emisiones.

2. El Plan para una Revolución Industrial Verde de Boris Johnson incluye gastar 12 mil millones de euros en energías limpias.

3. En 2015, aproximadamente una cuarta parte de la electricidad de Gran Bretaña se produjo con carbón. Ahora representa menos del 2%.

4. Las emisiones de carbono provenientes de la industria de energía disminuyeron 66% entre 1990 y 2019, mientras que la reducción de emisiones para el sector del transporte, que ahora es la mayor fuente de emisiones en Gran Bretaña, fue solo 5%. Y, por otro lado, la calefacción residencial es la segunda mayor fuente de emisiones, en gran parte gracias a la quema de gas para calentar el agua en los radiadores.

5. 85% de los 29 millones de hogares británicos se calientan con calderas de gas, mientras que en Alemania 47% de los hogares tienen calefacción de gas.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La crisis climática debería tomarse con importante atención y no sólo pensarla en una espacialidad y temporalidad corta, pues de esas medidas dependerá el futuro de las sociedades, además de que modificará las dinámicas económicas y políticas tanto a nivel mundial. También es importante considerar las consecuencias de la construcción y uso de energías renovables, pues en algunos casos estas tecnologías afectan considerablemente a comunidades empobrecidas y vulnerables.