Engaging the Non-Flat World: Anarchism and the Promise of a Post-Capitalist Collaborative Commons

Cita: 

Gerhardt, Hannes [2020], "Engaging the Non-Flat World: Anarchism and the Promise of a Post-Capitalist Collaborative Commons", Antipode, 52(3): 681-701.

Fuente: 
Artículo científico
Fecha de publicación: 
2020
Tema: 
Modos de producción postcapitalistas
Idea principal: 

Hannes Gerhardt tiene una maestría en geografía de la Universidad de Oslo, Noruega y un doctorado en geografía de la Universidad de Arizona.


Introducción

En el contexto de la popularización de la idea “es más fácil imaginar el mundo que el fin del capitalismo”, Hannes Gerhardt apunta que se piensa así debido a que, si bien se reconocen los impulsos alternativos momentáneos, no se concibe cómo tales impulsos podrían desafiar y derribar al orden capitalista actual.

En este artículo el autor sugiere que el pensamiento anarquista ofrece una fuente de conocimiento rica para pensar en el proceso de creación de futuros poscapitalistas. También sostiene que la posibilidad de un cambio transformador positivo requeriría la adopción de una ontología espacial pragmática que permita el reconocimiento y el compromiso con las estructuras de poder político y socioeconómico que se expanden.

Así, el autor argumenta que tampoco se puede tomar el poder por medio de la revolución en un mundo donde existen democracias liberales, epicentro del capitalismo. En su lugar, propone volverse hacia el anarquismo y la idea del cambio evolutivo a través de la acción prefigurativa. Ésta es definida como una táctica de encarnar las formas de relaciones sociales, toma de decisiones, cultura y experiencia humana que son el objetivo final.

También recomienda “enmendar” los compromisos ontológicos geográficamente "planos" y sin escala con el fin de permitir un enfoque más específico, translocal y eficaz para comprender los sistemas a los que se resiste.

Lo anterior se llevará a cabo en tres momentos del artículo: 1) se revisarán los enfoques geográficos anarquistas de la resistencia y la acción, haciendo una referencia al trabajo de Deleuze y Guattari para criticar los razonamientos dominantes centrados en el sitio para la prefiguración; 2) luego se considerará la perspectiva no plana y de gran alcance geográfico que implica la economía peer-to-peer (P2P) no jerárquica y habilitada digitalmente y el subsecuente movimiento Collaborative Commons; 3) finalmente, se explorarán los esfuerzos específicos que abordan directamente los sistemas escalares y jerárquicos de control que tienen el objetivo de subvertir los intentos de prefigurar futuros poscapitalistas.

Anarquismo, prefiguración y ontología plana

Este apartado hace referencia a diversas ideas del anarquismo que plantean qué hacer para abolir la dominación y jerarquía del capitalismo. En primer lugar, la respuesta de Kropotkin fue la "revolución". Pero a medida que avanzaba el siglo XX, el enfoque decayó y la metodología se movió hacia un enfoque evolutivo más que revolucionario, canalizado a través de los medios de la prefiguración.

Este es un enfoque más gradual (trabaja desde adentro), pero tiene sus raíces anarquistas en Proudhon. El pensador francés planteaba que una nueva sociedad se funda en el corazón de la vieja. Después, esta idea fue reformulada por los Trabajadores industriales del mundo en el conocido lema: "construir un nuevo mundo en el caparazón de el viejo".

El anarquismo y la acción prefigurativa rechazan el marco estructuralmente rígido que ofrece el marxismo clásico. En su lugar se adoptaron ontologías postestructuralistas en las que el Estado o el mercado se consideran entidades menos cohesivas o abstracciones artificiales.

En consecuencia, el mundo se conceptualiza pensando en interacciones más complejas. Mediante el concepto de ensamblaje de Deleuze y Guattari se da cuenta de esa realidad. Este concepto hace referencia a una articulación de múltiples fuerzas que interactúan para lograr resultados particulares.

Así, el autor explica que el ensamblaje también se puede utilizar para explicar la prefiguración, la cual tiene lugar en un "futuro anterior", o sea la acción se forma a partir de las potencialidades en un "nuevo presente" que a su vez está moldeado por un futuro aún por hacer. Así, Deleuze y Guattari conciben los ensamblajes, líneas de articulación dominantes, como “líneas de fuga” o un nuevo presente.

El ensamblaje trabaja de manera mecánica con el fin de canalizar las fuerzas de múltiples agentes en una dirección específica, y la prefiguración representa eventos que emergen y escapan del ensamblaje que confina. No obstante, el autor señala que para Deleuze y Guattari esas transgresiones son imperceptibles desde el orden establecido porque no pueden descifrarse verdaderamente desde el “plano de organización” dominante. Para que estas acciones eventualmente resulten en un futuro alternativo, debe de existir una conjunción generalizada que desborde y vuelque los aparatos previos.

El autor argumenta que el anarquismo contemporáneo incorpora la idea sobre los ensamblajes y las líneas prefigurativas de fuga.

Para ilustrarlo, provee el ejemplo de la tecnología: ésta tiene un papel en la transformación social revolucionaria-evolutiva. Y aunque en varias corrientes clásicas anarquistas la agencia de las tecnologías se ignora, el autor considera que el enfoque de “hacktivista abstracto” está en línea con las ontologías contemporáneas ya que plantea ensamblajes tecnológicos dominantes pero transformadores.

La táctica posterior adoptada por los “hacktivistas abstractos” se centra en encontrar formas de adaptarse a los ensamblajes para desarrollar una reorganización de los valores, culturas e infraestructura sociotécnicas existentes; o sea, prefigurar nuevas formas fuera del capital.

El autor argumenta que la adopción de marcos teóricos más fluidos sobre la prefiguración también se puede encontrar en el impulso para reinsertar el anarquismo en la geografía crítica. Por ejemplo, en el enfoque en las “zonas autónomas”, que combinan resistencia y creación, existe un interés particular. Algunos ejemplos de esto serían alimentar a las personas sin hogar en los parques u organizar talleres centrados en la autosuficiencia.

Entonces, la perspectiva de la prefiguración anarquista considera que las formas de resistencia y las prácticas autónomas ofrecen un paradigma pragmático que empodera el cambio socioeconómico. Sin embargo, el autor observa que existe una debilidad clave en este punto: existe la incapacidad o la negativa a explicar cómo tales líneas prefigurativas podrían generar suficiente impulso para crear una alternativa que desplace a las fuerzas sistémicas.

De esta manera, la ontología espacial se vuelve relevante. En la tradición anarquista, el imaginario espacial preferido es generalmente horizontal, anti-jerárquico e inherentemente escéptico del ordenamiento impuesto humanamente (lo cual se remonta a los geógrafos anarquistas Kropotkin y Reclus). No obstante, los anarquistas contemporáneos han recurrido al concepto de una ontología geográficamente “plana”.

Esta idea permite que el concepto de escala se vuelva una abstracción “que distrae de la producción real de eventos y entidades basada en el sitio”; es decir, una ontología plana permite superar conceptos y dualidades opresivas y totalizantes, además de que abre el camino a formas prefigurativas de resistencia.

Lo que la ontología plana promete es la superación de la “reificación paralizante de un sistema capitalista monolítico”. Pero se debe notar que tampoco se debe evitar reconocer que el capitalismo existe porque no sería posible plantearse la pregunta de qué significa lograr un futuro poscapitalista.

De la misma manera, el autor señala que un enfoque puramente centrado en “el sitio” es incapacitante debido a que no se podría reconocer ni desafiar las fuerzas sistémicas que confinan. Entonces, se propone presentar una visión viable de una sociedad poscapitalista en la que el sistema actual sea superado. Para que se logre este objetivo, sería necesario canalizar líneas de vuelo prefigurativas anarquistas usando un paradigma “trans-sitio” que sea capaz de reconocer y desafiar a las fuerzas emergentes jerárquicas.

Así, el autor adopta un enfoque que busca explorar la escala y otros imaginarios espaciales epistemológicamente para realizar un trabajo particular en la representación y organización del espacio. Así, se considera efectiva la creación de visualizaciones operativas y transformativas.

El aparato de captura

En esa sección el autor introduce el concepto de aparato de captura. Remontándose al trabajo de Deleuze y Guattari se entiende que la condición socioeconómica actual está moldeada por impulsos mecánicos en constante interacción que deconstruyen y construyen la organización de la realidad mediante controles: se territorializan los aparatos “estatales” y se desterritorializan los flujos de capital.

En esta interacción es esencial la participación del “aparato de captura de tres cabezas” porque mantener la estabilidad del orden capitalista actual al tiempo que impulsa su expansión. Este aparato, se inspira en la fórmula de la trinidad de Marx, que marca el punto crítico donde los flujos capitalistas y desterritorializados de tierra, trabajo y dinero vuelven a estar bajo control con el fin de promover la extracción de excedentes de renta, ganancias e impuestos.

El aparato de captura tiene la función de monetizar todo: la tierra y todo lo demás debe pagarse, lo que obliga a los desposeídos a vender su fuerza de trabajo y ser explotados para pagar las cuentas. Esto señala la lucha cotidiana de reproducción social, lo que dificulta la creación de espacios autónomos y su expansión.

Para el autor, el desafío anticapitalista último es la necesidad de superar el omnipresente aparato de captura, que hace todo lo posible por evitar el promover cambios a gran escala. Los aparatos de captura pueden resistirse a nivel del sitio, sin embargo, la falta de un marco operativo para desafiar estos sistemas en una escala más amplia significa que las acciones de resistencia sólo se llevan a cabo localmente.

El autor propone un enfoque que socava no sólo las expresiones específicas del sitio del aparato de captura, sino uno que persigue el aparato de las tres cabezas. Esta propuesta tiene que ver con el movimiento Collaborative Commons fundamentado en la economía P2P.

P2P y el movimiento colaborativo de los bienes comunes

Citando a Benkler, el autor menciona la producción entre pares basada en los bienes comunes, es decir, describe una economía radicalmente descentralizada; ésta se basa en compartir recursos y productos entre individuos que cooperan entre sí sin depender del mercado.

Según Benkler, se trata de una forma de producción emergente, dinámica y no capitalista. De esta manera, el autor se centra en la idea de este tipo de economía y la digitalización.

Por su parte, Rifkin piensa que la economía colaborativa P2P señala el advenimiento de costos marginales decrecientes en múltiples sectores económicos, debido a la fácil reproducibilidad en el ámbito digital, que abarata los precios. En este sentido, una fuerza impulsora clave de la economía colaborativa P2P son las cibercomunidades dispares, autoorganizadas y transnacionales que se han unido para crear y compartir valor.

Otra aportación al respecto es la de Bauwens, quien fundó la P2P Foundation con un enfoque anticapitalista. El movimiento global de los Collaborative Commons representa a las comunidades que trabajan para el beneficio mutuo y colectivo bajo los principios de participación y gobernanza, lo cual es posible gracias a la propiedad colectiva y a los recursos y servicios de acceso abierto.

Aunque esta idea tiene un énfasis en el mundo del Norte global, se propone que los enfoques P2P tienen beneficios particulares e incluso mejorados en los países del Sur global, donde las comunidades de colaboración habilitadas por tecnologías apropiadas pueden encontrar soluciones necesarias para aquellos desafíos socioeconómicos básicos. Por ejemplo, se podrían crear criptomonedas para lidiar con sistemas monetarios y bancarios disfuncionales o se podrían superar los sistemas de gobernanza corruptos a través de mecanismos de colaboración habilitados por blockchain para garantizar la rendición de cuentas y un medio de participación política.

El movimiento Collaborative Commons pretende unir modos de organización y propiedad democráticos en red en todo el mundo, presentándose como una alternativa al capitalismo. Lo anterior se lograría mediante “redes metaeconómicas” dedicadas a actividades económicas generativas, en contraposición a las extractivas.

Por otro lado, Mason imagina un postcapitalismo emergente que está siendo impulsado por nuevas ideas y comportamientos, las cuales son posibles gracias a la difusión de tecnologías emergentes. Lo anterior moldea, y es moldeado simultáneamente, por las organizaciones espaciales de las comunicaciones e interacciones tanto internacionales y locales.

Más allá del sitio: modos de producción competitivos

En este apartado, el autor plantea que debe reconocerse que la conceptualización de un “protomodo de producción” futura va más allá de un enfoque ontológico plano, ya que busca llegar a un acuerdo con la aglomeración expansiva trans-sitio de conjuntos que comprenden al capitalismo. El movimiento de Collaborative Commons, requeriría ante todo, un reconocimiento claro de la tecnología digital que fundamenta la economía P2P.

Sin embargo, el autor indica que existe una contradicción: la tecnología digital y el internet, son parte de los aparatos de captura. Kleiner, un “hactivista”, generó el concepto de "cliente-servidor-capitalista de Estado" que indica un "Estado" al servicio del capitalismo controlando a las redes descentralizadas a través de la topología cliente-servidor.

En este sentido, la potencial promesa contracapitalista de la World Wide Web, fue neutralizada mediante la creación de diversas formas de control centralizado de los flujos de internet con el propósito de extraer rentas. Esta centralización cliente-servidor se está ampliando actualmente para incluir el almacenamiento de datos alquilado en la “nube”, organizada verticalmente. Esta dinámica evita que se generen soluciones más orgánicas, descentralizadas y no capitalistas. El autor plantea que el aparato de captura es capaz de navegar y encerrar flujos disruptivos y desterritorializantes a través de aparatos de control y territorialización, como los proveedores de servicios de internet respaldados por el gobierno.

De esta manera, el poder de captura en el trabajo está anclado a la infraestructura material geográficamente expansiva de la que depende el mundo cibernético, es decir, a la red física privada de centros de datos, torres celulares, servidores, así como las leyes y regulaciones.

Así, la organización física y burocrática es una continuación de la industria de las telecomunicaciones de la era industrial, que también impuso un orden vertical y altamente centralizado en el control de la infraestructura.

Además, el aparato de captura es necesario para mantener y hacer cumplir los derechos de propiedad intelectual en un medio que enfrenta costos marginales cercanos a cero. Así, se ha demostrado que el aparato de captura está comprometido con las grandes corporaciones tecnológicas, las cuales han establecido plataformas de acceso centralizado (otro aparato de territorialización) para asegurar la extracción de rentas (por ejemplo: Netflix, Spotify, Amazon Primer, etc.).

El aparato de captura y su actuar, también ofrece un reconocimiento más profundo del contexto adverso dentro del cual operan los esfuerzos contracapitalistas que lo que se permitiría en un enfoque centrado en el sitio.

Por ejemplo, un enfoque basado en el sitio puede reconocer la distribución injusta del acceso a internet, para identificar los sistemas materiales, logísticos y burocráticos translocales que gobiernan y controlan jerárquicamente esta distribución.

El enfoque basado en el sitio también puede despreciar los precios exorbitantes de bienes y servicios de origen digital, sin mirar a los sistemas nacionales de derechos de autor y copyleft que permiten tal despojo y extracción. Por último puede reconocer las limitaciones financieras impuestas a quienes ofrecen trabajo no remunerado a los bienes comunes, sin poder desafiar el papel desempeñado por un Estado imaginado que monopoliza todos los reclamos de valor a través de una moneda hegemónica.

Saliendo del capitalismo

Para el autor, las acciones prefigurativas juegan un papel importante en el activismo anarquista y contracapitalista: esas acciones ofrecen mecanismos críticos de confrontación e inspiran pensamientos alternativos para una sociedad poscapitalista venidera.

En el ámbito digital, las acciones prefigurativas han tenido éxito en eludir el poder inflado de oligopolios transnacionales, según el autor. Un ejemplo podría ser la piratería de redes de acceso a internet para la comunidad o creando los Collaborative Commons que ofrecen innumerables formas de salir del consumo. Per, los esfuerzos contracapitalistas enfrentan la posibilidad de ser cooptados por líneas de articulación existentes o emergentes (comenzando en el nivel básico de infraestructura del que dependen estos esfuerzos).

A este respecto, el autor ha comentado que las acciones prefigurativas luchan por hacer frente a esos retos; por lo tanto, para superar este contexto desfavorable, sugiere la necesidad de comprometerse con una transición prolongada que involucre y desafíe los sistemas expansivos organizados verticalmente que comprenden el aparato de captura en sí.

Desde la perspectiva de la “producción colaborativa P2P”, la transición podría tardar varias décadas en completarse y además necesitaría encontrar una manera de coexistir y comprometerse constructivamente con el modo capitalista aún dominante.

El éxito de lo anterior dependerá de la tarea crítica de adaptarse y eventualmente superar al aparato de captura que reduce todo al valor de cambio a través del medio monopolista de una moneda hegemónica sancionada por el estado.

Más allá de Copyleft y Bitcoin

Para muchos anarquistas, así como para el modo de producción P2P, una de las principales críticas al capitalismo es la escasez artificial que se crea mediante el uso de derechos de autor y patentes. Por tanto, la idea misma de un “cibercomún” se basa en el principio de superar tales obstáculos.

Una de las primeras aproximaciones a este desafío en el ámbito digital fue la creación de acuerdos copyleft; sin embargo, el código inalterado de los bienes comunes todavía puede usarse de forma gratuita en productos que se venden con fines de lucro. Este es un problema típico arraigado en el aparato de captura.

No obstante, algunos promotores del P2P están trabajando para encontrar formas de cobrar por esta expropiación del trabajo comunitario como una forma de expandir los bienes comunes.

Un camino que sugiere el autor es la aplicación de la ingeniería inversa a las leyes de derechos de autor existentes. Así se desarrolló la licencia de producción entre pares, que luego fue adoptada por la Fundación P2P como CopyFair; es decir, una licencia que hace que cualquier innovación digital sea abierta y libre de derechos de autor.

De esta manera, CopyFair busca fomentar el crecimiento de “empresas orientadas al procomún” como las cooperativas. Además, estas empresas obtendrían una bonificación competitiva debido a su acceso irrestricto a los bienes comunes protegidos por CopyFair.

Para el autor, al proponer estas alternativas se puede imaginar un ecosistema P2P en crecimiento, compuesto por una comunidad global de colaboradores P2P y “redes metaeconómicas locales o regionales centradas en empresas orientadas a los comunes”. Así, si se genera una organización con las características antes mencionadas, se constituirá una “contrahegemonía” translocal con una circulación de valor en beneficio.

Y en última instancia, los retos giran en torno a la cuestión de cómo la plusvalía obtenida por estas redes orientadas a los comunes se puede "mantener dentro de la esfera de los comunes". Por lo que el autor indica que una parte fundamental de la respuesta a esto radica en entender el “modo de producción colaborativo P2P” entrelazado en un movimiento de Collaborative Commons más amplio.

El ejemplo de CopyFair apunta a la posibilidad de mantener una superposición entre los arreglos de producción colaborativa descentralizada comprometidos con los ideales de Collaborative Commons y un sistema de valor de cambio basado en la privatización y una moneda hegemónica emitida por el Estado.

De esta manera, el objetivo a más largo plazo de superar la dependencia de la propia moneda hegemónica se vuelve conveniente. El autor explica que las criptomonedas son una de las innovaciones más auspiciosas, aunque inexploradas, que podrían asumir este desafío.

Un desarrollo prometedor es Bitcoin, vinculado al objetivo de eludir la vigilancia estatal. Bitcoin se creó como una moneda cifrada habilitada para blockchain diseñada para facilitar intercambios seguros y no corruptos de forma anónima, más allá del control del estado.

No obstante, el autor señala que desde la perspectiva de Collaborative Commons, Bitcoin es problemático: se requieren cantidades insostenibles de energía en el proceso de verificación del libro mayor de blockchain y solo pocos programadores están facultados para supervisar el código.

Sin embargo, Bitcoin ha demostrado ser una moneda resistente y que realmente existe fuera del control estatal. De esta manera desafía el monopolio estatal de denotar valor y cuestiona los propios imaginarios geográficos sobre los que se basa el sistema estatal.

A pesar de las desventajas anteriores, el autor apunta que tal tecnología es muy prometedora para el movimiento Collaborative Commons, especialmente si se pudieran realizar ajustes significativos al marco de Bitcoin y su sistema de valoración subyacente.

Así, una criptomoneda basada en los bienes comunes, debería evitar ser incorporada a un sistema de valor puramente centrado en el intercambio: lo que debería buscar es una valoración de uso al servicio de la comunidad y los bienes comunes.

El autor apunta que un esfuerzo para lograr los objetivos antes mencionados es Faircoin, que tiene la misión de crear una moneda “global e incorruptible” para ser empleada en el proceso de creación de una sociedad poscapitalista basada en “valores en común”.

En otras palabras, el objetivo es superar toda la monopolización del valor basada en el Estado a través de un esfuerzo geográficamente expansivo. Eso crearía una valoración basada en la moneda que podría usarse para generar interacciones económicas colaborativas no capitalistas.

En consecuencia, CopyFair y Faircoin son dos esfuerzos dentro de una transición prevista al poscapitalismo que apunta a trabajar de manera constructiva a través de una competencia extendida con el aparato de captura. Eso implica ir más allá del sitio y reconocer “epistemológicamente la dinámica de poder jerárquica habilitada geográficamente dentro de este aparato”.

En el caso de CopyFair, la gobernanza de la propiedad intelectual se cuestiona. En el caso de Faircoin, el objetivo es socavar el monopolio del valor monetario, fundado en el imaginario geográfico escalar de la jurisdicción estatal.

Conclusión

Finalmente, el autor concluye que ser capaz de imaginar un mundo poscapitalista requiere una visión de cómo llegar allí. Por eso utilizó los enfoques anarquistas actuales con el fin de pensar más allá de las tácticas prefigurativas singulares que se basan en una ontología plana. Así, los anarquistas anticapitalistas se beneficiarían de pensar en el proceso involucrado en una transición prolongada que requerirá involucrar a las jerarquías socialmente construidas que nos rodean.

Para dilucidar tal transición el autor ofreció la conceptualización de un “modo de producción P2P colaborativo ascendente”, impulsado por nuevas relaciones socioeconómicas descentralizadas, tecnológicamente habilitadas y por ideas cambiantes que reflejan muchos valores anarquistas.

Tal visión sigue siendo fiel a la amplia dedicación del anarquismo a los bienes comunes, la ayuda mutua, la toma de decisiones y los modos descentralizados de organización que contrarrestan la autoridad jerárquica en todas sus formas.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El autor hace una aportación filosófica-especulativa de cómo se podría pensar y ejecutar una sociedad y una economía postcapitalista. Como se menciona en el texto, el más grande reto es superar al aparato de captura que coopta cualquier intento por superar al capitalismo. Así, poniendo la atención en el medio digital, el artículo contiene una propuesta basada en valores anarquistas.