Para los antiguos griegos una quimera era "una cosa inmortal, no humana, con cara de león y serpiente detrás, y una cabra en medio". Actualmente, para los biólogos, el término describe a los organismos que están formados por dos tipos de células diferentes. Desde hace décadas los científicos han experimentado con la creación de organismos quiméricos “ratones-ratas”, “ovejas-cabras” y “gallinas-codornices”.

Tao Tan, biólogo de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Kunming y un grupo de investigadores estadounidenses, chinos y españoles informaron su intención de crear organismos quiméricos con un genoma humano y uno no humano. Así, han conseguido la creación de embriones que son en parte monos y en parte humanos.

Desde 2017, el biólogo Juan Carlos Izpisúa Belmonte del Instituto Salk de Estudios Biológicos de San Diego, ya había logrado la creación de embriones quiméricos a partir de células de humano y cerdo. No obstante, los resultados fueron inciertos dado que sólo una de cada 100 000 células de los embriones era humana y, por tanto, no estaba claro si contribuían al crecimiento del organismo. Por el contrario, en el embrión quimérico “hombre-mono”, se ha observado una mayor contribución, por parte de las células humanas junto con las células de mono en las primeras fases del desarrollo del embrión mamífero, (Dato crucial 1).

Las células humanas que se encargan de la formación del propio organismo de la quimera se comportaron más como las de los embriones humanos que como las de los embriones de mono. En cuanto a las células del mesénquima extraembrionario y el hipoblasto humano, éstas se comportaron más como las células de mono. Por otra parte, la presencia de células humanas afectaron las células de mono, (Dato crucial 2).

Los embriones quiméricos se mantuvieron con vida menos de 20 días. En este periodo se llevó a cabo la gastrulación, etapa vital para el desarrollo de órganos y tejidos. Tanto las células humanas como las de mono contribuyeron en el desarrollo embrionario, aunque las primeras tardaron más tiempo en llegar a esta etapa.

Las investigaciones suponen la contribución para el logro de dos objetivos. Dado que los experimentos no pueden realizarse en embriones humanos por cuestiones éticas, el primer objetivo está encaminado a realizar experimentos con embriones quiméricos y así encontrar nuevos tratamientos para enfermedades congénitas. El segundo, está relacionado con el cultivo de órganos humanos en animales. A largo plazo, se espera que los órganos producidos en animales puedan trasplantarse a humanos.

En 2017 se logró un trasplante de animal quimérico a otro animal con resultados positivos. Sin embargo, aún no está comprobado si esto puede ser posible en humanos. Además, la investigación con quimeras humanas es éticamente complicada. Ejemplo de ello es que en Estados Unidos se prohíbe la financiación federal de este tipo de investigaciones. Por esta razón, la mayor parte de los trabajos presentados por el grupo de investigación se llevaron a cabo en China.

Aun cuando fuera posible el trasplante de órganos humanos quiméricos, la posibilidad de que provengan de un mono es muy reducida. De acuerdo con el Dr. Izpisúa Belmonte, el donante más probable sería el cerdo, ya que los órganos del animal son más o menos del tamaño de los órganos humanos y podrían provocar menos controversias éticas debido a que actualmente las válvulas porcinas ya se utilizan como sustituto de válvulas cardiacas humanas. Así, la única ventaja de trabajar con las células de un mono es que éstas, en términos evolutivos, son mucho más cercanas a las de los humanos y por lo tanto podría haber mayor compatibilidad en el conjunto de células.