'Failed’ States, Societal ‘Collapse,’ and Ecological ‘Disaster’: A Haitian Lesson on Grand Theory

Cita: 

Woodson, Drexel G. [2010], “‘Failed’ States, Societal ‘Collapse,’ and Ecological ‘Disaster’: A Haitian Lesson on Grand Theory”, Questioning Collapse. Human Resilience, Ecological Vulnerability, and the Aftermath of Empire, Cambridge, Cambridge University Press.

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
2010
Tema: 
Apuntes sobre el uso de conceptos como "Estado fallido", "colapso social" y "destrucción ambiental"
Idea principal: 

Drexel G. Woodson: Antropólogo. Investigador Asociado de la Universidad de Arizona. Su investigación gira en torno al cambio sociocultural y político-económico, los medios de vida rurales y la seguridad alimentaria en América Latina y el Caribe.


“La iteración actual del espectáculo humano presenta problemas complejos, antiguos como nuevos, y esfuerzos, más o menos exitosos para aliviarlos o resolverlos”. Con este argumento, Drexel G. Woodson da inicio a su texto. En este primer apartado, el autor establece que la observación a largo plazo y la reflexión demuestran que problemas como la guerra, el conflicto social, las pandemias, el hambre o la degradación ambiental (por mencionar algunos) son fenómenos superficiales; proyecciones de un conjunto de condiciones subyacentes. Más aún, señala Woodson, los sistemas de subsistencia que generan los más altos estándares de vida degradan los ambientes físicos, de los que depende la existencia de vida humana y no humana. Por lo anterior, el autor se pregunta si estos sistemas ofrecen alternativas de cambio.

A razón de lo anterior, Woodson argumenta que las ciencias sociales se encuentran en una “posición ambigua respecto a la producción y difusión del conocimiento”. Ya que el progreso intelectual de cualquier disciplina se basa en la acumulación, síntesis e interpretación de información; por el otro, considera que los investigadores tienen la tarea de simplificar esta información para hacerla accesible a los políticos y al público en general. En este sentido, el autor se pregunta si la “gran teoría” contribuye al progreso intelectual y a una efectiva comunicación de los sucesos analizados.

Woodson ubica al discurso del desarrollo dentro de los ejemplos de la gran teoría. De acuerdo con él, este discurso, que ha dominado al pensamiento y las acciones desde el fin de la segunda guerra mundial, ahora se encuentra más vinculado, por conformidad, a un discurso normativo institucional. No obstante, considera que, ante los resultados anticipados o no deseados de los actuales programas de desarrollo, un gran número de investigadores, funcionarios y ciudadanos de muchos Estados-nación, pierden fe en los objetivos convencionales del desarrollo y sus medios para lograrlos.

Ante este cambio de pensamiento, continúa el autor, los profesionales del desarrollo han ideado nuevas clasificaciones (como “países en vías de desarrollo” o “Estados fallidos”) para ubicar a los Estados-nación en el actual orden político-económico y sociocultural global. Frente a estas categorizaciones, el término “país desarrollado” se posiciona como la normativa a seguir. Según Woodson, el uso de este esquema clasificatorio lleva a omitir estudios más cuidadosos respecto a las relaciones entre aquellas categorías consideradas “normales” y “anormales” según el discurso del desarrollo, así como detalles culturales, históricos, sociales, políticos, económicos y ecológicos que deben ser entendidos con el fin de interpretar esas relaciones.

Así, el autor da paso a presentar a Haití como su caso de estudio; un país considerado “Estado fallido”, que ejemplifica el “colapso” social y el “desastre” ecológico. En el caso de Haití, la pobreza es la explicación a todos los demás problemas del país (políticos-económicos, sociales, culturales y ecológicos). Woodson establece que la investigación que ha realizado sobre Haití, desde 1972, revela el reduccionismo de este análisis.

El autor explica que las obras Collapse: How Societies Choose to Fail or Succeed y Guns, Germs, and Steel de Jared Diamond, revelan las limitaciones de la gran teoría para promover una síntesis entre las disciplinas de la ciencia social y para mejorar la comunicación con las audiencias. En el primero de estos libros, señala Woodson, Jared Diamond investigó la agencia de los líderes y seguidores para rectificar el determinismo del que se había calificado a Guns, Germs, and Steel. Dentro de los casos de estudio de esta obra, se encuentra una comparación entre los dos Estados-nación que comparten la isla Española: Haití y República Dominicana. Woodson se propone discutir esta comparación, con el fin de “ilustrar las trampas de privilegiar a la gran teoría como ‘el’ camino para abarcar el conocimiento científico social sobre y para entender las facetas del espectáculo humano”.

Un contexto general: la visión de un afroamericano de la Isla Española

Al inicio de esta sección, el autor cuenta algunos de sus datos biográficos con el fin de explicar que, su posición como antropólogo haitianista y las pocas visitas que ha hecho a República Dominicana le hacen ver a este país desde la visión haitiana, por lo que su perspectiva es “unilateral e incompleta”. Sin embargo, considera que su debate “haitianocéntrico” corrige la disparidad metodológica de Diamond al explicar las diferencias entre Haiti y República Dominicana en su obra Collapse.

Así, Woodson realiza una descripción del desarrollo histórico de Haití. Comenzando por la independencia del país, el autor establece que este proceso, aunque acabó con la esclavitud, el colonialismo y el racismo simultáneamente, impuso, al interior de Haití, un sistema jerárquico orientado a la exportación y a los privilegios de las minorías. Woodson remarca que, para entender a Haití, es esencial entender esta jerarquía compuesta por siete marcadores de identidad (ver tabla 1).

Fuera de Haití, continúa el autor, la esclavitud, junto con el racismo, seguían siendo la base de la sociedad, la economía y la política, por lo que los líderes de la “comunidad internacional” del siglo XIX, veían a Haití como una amenaza para el orden global.

Woodson argumenta que desde 1830 Haití ha destacado en las narrativas extranjeras sobre temas de raza/color, pobreza, superstición, libertad política, opresión y corrupción. También, la mala prensa y la investigación social tendenciosa, han calificado a los líderes haitianos como autócratas, dictadores, oligarcas o tiranos.

De esta forma, el autor considera que estos analistas han olvidado que detrás de las decisiones de los actores, se encuentran “fuerzas que superan el control individual y canalizan las decisiones”. Algunas de estas “fuerzas” son las políticas adoptadas por los líderes de los Estados-nación más ricos y poderosos. “Es engañoso, por lo tanto, pensar, como Diamond sugiere, que las sociedades enteras ‘eligen’ formas de vida y cursos de acción que llevan al colapso o la adaptación resiliente”, argumenta Woodson. Por tanto, cierra este apartado mencionando que la ignorancia o renuencia de Diamond por considerar los contextos bajo los cuales se toman las decisiones, a menudo afecta la objetividad de su comparación entre Haití y República Dominicana.

Gran teoría sobre la isla Española: ¿"Elección" de Estado, Fracaso, Colapso Social o Desastre Ambiental?

El análisis de Jared Diamond sobre el colapso en la isla Española contiene un desequilibrio metodológico, considera Woodson; por ejemplo, el hecho de que la obtención de información sobre Haití se haya limitado a su lectura de cinco libros. En este sentido, el autor argumenta que “las opciones de Diamond no son malas, pero simplemente arañan la superficie de la investigación académica y el debate”.

Diamond se basó en la obra Peasants and Poverty del economista del desarrollo Mats Lundahl para obtener datos económicos y ambientales sobre Haití. Al ser, el análisis de Lundahl, un análisis basado en la economía neoclásica que visualiza a la falta de desarrollo como producto de la disminución de la productividad del campo y de errores gubernamentales como la mala planeación y la corrupción, Woodson considera que Diamond ha cometido un error al no considerar las críticas a los supuestos de la economía convencional. De igual manera, el autor establece que los datos obtenidos por Diamond sobre la revolución haitiana, de la obra The Black Jacobins del marxista C.L.R. James, pasan por alto que este texto ha estado expuesto a muchas revisiones y correcciones. Finalmente, opina que Diamond se ha limitado a estudiar a Haití desde la perspectiva de República Dominicana al utilizar textos del antropólogo estadounidense Michele Wecker y del geógrafo dominicano Rafael Emilio.

Sin embargo, el autor considera que más allá de los errores en los hechos, lo que es grave en el análisis de Diamond es su descontextualización y extrapolación de los hechos. Por ejemplo, para explicar las causas del colapso social, Diamond propone un marco comparativo de cinco puntos entre Haití y República Dominicana, en el que vincula el daño ambiental con el cambio climático, los vecinos hostiles, los socios comerciales amigables y las respuestas a los problemas ambientales (ver tabla 2). Aquí, Woodson argumenta que, al compartir una isla, tanto Haití como República Dominicana han sido vecinos hostiles o socios comerciales amigables a lo largo del tiempo, por lo que estos dos puntos requieren de una mayor elaboración en el esquema de Diamond. Lo mismo sucede en la relación de ambos países con Estados Unidos.

Además, Woodson menciona otros factores respecto a la relación de Haití con Estados Unidos que fueron pasados por alto en el análisis de Diamond. Por ejemplo, la negación del país norteamericano a reconocer a Haití como un Estado ante el riesgo de que, ante el ejemplo de la revolución haitiana, los esclavos al interior de su territorio se sublevaran. Aunado a lo anterior, Woodson señala que “las potencias extranjeras interfirieron regularmente en los asuntos internos de Haití y República Dominicana a lo largo del siglo XIX para salvaguardar intereses comerciales nacionales y para reparar los agravios de diplomáticos o ciudadanos privados”. O la ocupación de ambos países por parte de Estados Unidos antes de entrar a la primera guerra mundial; intervención en la que banqueros, empresarios y oficiales del gobierno federal invirtieron recursos estatales en proyectos para tomar control de su “patio trasero”.

Antecedentes de los contrastes ecológicos

Respecto al quinto punto del marco comparativo de Diamond, “respuestas a los problemas ambientales”, el autor establece que la información contextual también es errónea. Para sustentar este argumento, Woodson relata que, con el Tratado de Ryswick de 1697, que dividía a la isla Española en Saint-Domingue (Haití) y Santo Domingo (República Dominicana), el primero de estos países abarcó la mayor parte de las montañas de la isla y solo cinco de sus llanuras aluviales más extensas. Por su parte, el territorio de Santo Domingo, incluía pocas de las montañas, pero las llanuras aluviales más extensas de la isla. Para Woodson, esta decisión política tiene consecuencias importantes, ya que la topografía de ambos países incide en la fuerza y destructividad de los desastres naturales que los azotan, como, por ejemplo, de los huracanes. Por lo tanto, argumenta el autor “aunque las montañas de Haití están deforestadas hoy, todavía pueden modificar la fuerza, por consiguiente, la destructividad, de un huracán en Haití y República Dominicana”. También, Woodson rescata que la deforestación en el lado haitiano de la isla es una gran diferencia entre ambos países.

Otro de los argumentos de Diamond desmentido por Woodson es el que tiene que ver con los campesinos haitianos y su preferencia por talar árboles y extraer otros recursos ante la desesperación por obtener una subsistencia mínima. Al respecto, el autor señala que muchos campesinos haitianos, quienes a pesar de no tener títulos legales de sus tierras cuentan con un relativo control y seguridad sobre ellas, están dispuestos a sembrar árboles en sus terrenos, pero la oferta de semillas está agotada por el uso de árboles para producir carbón y materiales de construcción.

En cuanto a la inversión pública en Haití, Woodson considera que, desde 1804, los gobiernos centrales de Haití, aliados con individuos o grupos de poder con intereses en el país, han dado poca importancia a las inversiones en educación, infraestructura física o para apoyar a las actividades productivas y comerciales. Lo anterior ha dejado abandonada a la mayoría haitiana en pro de una pequeña élite que se opuso a la inversión extranjera. El autor menciona que, de acuerdo con muchos observadores extranjeros y planificadores haitianos, estos elementos han obstaculizado el desarrollo de Haití. No obstante, durante la ocupación estadounidense, Franklin Delano Roosevelt removió la prohibición a la inversión estadounidense en Haití.

Así, el autor considera que muy pocos académicos han investigado sistemáticamente las prácticas de negocio en Haití suscitadas antes de la ocupación estadounidense como las sociedades extranjeras o el rol de los matrimonios transnacionales entre ciudadanos haitianos y ciudadanos de países como Francia, Alemania, Gran Bretaña o Estados Unidos. Sin embargo, Woodson apunta que algunos estudios históricos señalan la existencia de tratos entre el gobierno haitiano y empresarios extranjeros para asegurar el suministro de madera exportable de 1804 a 1920. En este sentido, Woodson se pregunta si estos tratos influyeron en las “respuestas a los problemas ambientales” de campesinos, ciudadanos y gobiernos en Haití, así como cuáles fueron las consecuencias ambientales de estas exportaciones de madera. Woodson retoma la descripción hecha por Colón de la isla Española en 1492 para argumentar que Haití era, en aquel entonces, un exuberante bosque, pero que los árboles solo parecían encontrarse en las costas.

Con lo anterior, el autor argumenta que el análisis de Diamond es inadecuado al centrarse únicamente en el pasado más reciente; considera que estudiar las acciones de los dictadores haitianos es menos importante que estudiar la desconexión entre la legislación de protección ambiental en la capital haitiana y su aplicación en los asentamientos urbanos y rurales. Más aún, continúa Woodson, “como ya se mencionó, los haitianos del campo no solo ‘consumen’ árboles para satisfacer sus necesidades, sino también para suministrar los crecientes mercados urbanos de carbón y madera para la construcción”.

Crítica de la política exterior haitiana: formas y contenidos similares, contextos contrastantes

En este apartado, el autor señala que Diamond es solo uno de los muchos extranjeros que han realizado críticas a Haití mediante el establecimiento de conexiones entre un factor causal o un compuesto de causas y un conjunto complejo de resultados. Por otro lado, considera que el análisis local de las causas y consecuencias de las características haitianas se fundamenta en el conocimiento, implícito o explícito, de personas, lugares y cosas. Pone de ejemplo la obra La bourgeoisie politicienne, de Edmond Mangonès, en la que el autor describe el egoísmo y autoengrandecimiento de los hombres que hicieron política en Haití después del contrato social consolidado de 1804 a 1830.

Woodson también menciona la percepción de los desarrollistas y activistas haitianos, durante los años setentas y ochentas del siglo XX, de la existencia de un “lamento rutinario de los campesinos”, que consiste en la internalización de un sentimiento de un acceso limitado a recursos y a la toma de decisiones en del sistema jerárquico de Haití. De igual forma, el autor retoma algunos de los sucesos políticos ocurridos en Haití tras la caída de la dictadura de François Duvalier en 1986 que eran objeto de discusión de los haitianos educados: la dificultad para construir una democracia en las ruinas de la dictadura, los gobiernos militares represivos de 1986 a 1990, el golpe militar de 1991 contra Jean-Bertrand Aristide, entre otros. Así, el autor argumenta que, incluso después de la restitución en el poder de Aristide, el Estado haitiano “todavía parecía débil, indispuesto o incapaz de liderar e inspirar un cambio progresivo”.

Subsecuentemente, el autor retoma algunas de las impresiones sobre la transformación socioeconómica y política después de la dictadura de Duvalier, obtenidas por él durante uno de sus viajes a Haití. Menciona la perspectiva de una mujer de la élite mulata, quien experimentó la transición de la dictadura; ella opinó que “existía menor libertad política y oportunidades económicas para las personas de su clase y categoría de color que la que había existido bajo la dictadura de Duvalier”. Woodson considera que la evaluación negativa al gobierno de Jean-Bertrand Aristide es compartida por muchos haitianos de diferentes clases y categorías de color, quienes señalaron la fragmentación del movimiento populista, la destrucción de la coalición progresista que trajo a Aristide al poder en 1990 y el exilio forzoso de este último en 2004.

En cuanto al primer ministro René Preval, Woodson señala que los haitianos expresaron “un optimismo cauteloso sobre las condiciones de seguridad, así como sobre las iniciativas económicas y ambientales durante 2006 y 2007”. Sin embargo, el autor considera que, desde ese entonces, Haití ha sufrido de los efectos de factores externos como el aumento de los precios del petróleo, el incremento en el consumo de alimento, sequías, inundaciones y pestilencias exacerbadas por el calentamiento global y la especulación financiera. Woodson cierra este apartado argumentando que, al momento de su escrito, los haitianos parecen no haber cambiado su perspectiva respecto a las características socioeconómicas y ambientales de su país, debido al escalamiento en el costo de la vida, especialmente los precios del combustible y la comida importada.

Comenzar de nuevo: por qué la metodología es tan importante como la gran teoría

“El entendimiento genuino solo proviene de su confrontación con la realidad”, argumenta Woodson. Para él, los conceptos no explican nada si se consideran fundamentos y se explican por sí mismos, por lo que se pregunta si conceptos como Estado “fallido”, “colapso” social o “desastre” ecológico sirven para entender la multifacética crisis haitiana. No obstante, opina que estos conceptos pueden ser útiles para tal tarea si propician una cuidadosa y sólida metodología de la realidad presente y pasada de Haití. Así, cierra señalando que espera que su argumento contribuya a una renovada y detallada comparación acerca de los dos lados de la isla española; comparación que deberá ser sensible al contexto para basarse en datos brutos.

Datos cruciales: 

1. La tabla 1 muestra la jerarquía de la sociedad haitiana según sus marcadores de identidad después de la Revolución de Haití.

2. La tabla 2 muestra el marco comparativo de 5 puntos de Jared Diamond para explicar las causas del colapso social de Haití.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Al estudiar conceptos como "colapso social" o "destrucción ambiental", es importante revisar posturas de distintos autores y autoras de diversas disciplinas respecto a su uso y contenido. Este es el caso de este texto, en el cual, Drexen Woodson propone su uso desde una perspectiva no universal e histórica que dé cuenta de los hechos particulares del objeto de estudio que pretendan explicar.