Postcapitalismo. Hacia un nuevo futuro

Cita: 

Mason, Paul [2015], Postcapitalismo. Hacia un nuevo futuro, okulto.

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
2015
Tema: 
Postcapitalismo como proyecto alternativo al modo de producción capitalista
Idea principal: 

Paul Mason es periodista y ensayista británico. Ha trabajado para medios como BBC y Channel 4. Es columnista de The Guardian.


Paul Mason comienza la introducción de su obra recordando un viaje que hizo cerca del río Dniéster, frontera geográfica entre Moldavia y Rusia; entre el capitalismo de libre mercado y el sistema dirigido por Vladimir Putin. Este contraste entre ambos territorios, el primero en donde uno de cada diez habitantes sufre de pobreza extrema y el segundo que padece del “Estado policial de Putin”, es el que lleva al autor a aseverar que la situación moldava no fue creada por el capitalismo, sino por el comunismo.

En el caso de Moldavia, argumenta Mason, se pueden observar y rastrear los vínculos del estancamiento del capitalismo: la crisis social, los conflictos armados y la erosión de la democracia. Sin embargo, considera que, a pesar de que las perspectivas a largo plazo del capitalismo sean poco reconfortantes según datos de organizaciones como la OCDE, muchas personas aún ven los supuestos beneficios del neoliberalismo, debido a que el dinero ficticio creado a raíz de la crisis del 2008 sigue en circulación. Para él, “la época dorada del capitalismo es ya historia en el mundo desarrollado, y en el resto, lo será también en muy pocas décadas” (p. 6).

De acuerdo con la perspectiva del autor, la crisis económica del año 2008 fue el inicio de una serie de revoluciones que devienen en tensiones militares entre las superpotencias nucleares y, por tanto, se convierten en crisis de orden global. Mason plantea que este proceso solo puede terminar en dos escenarios. En el primero de ellos, la élite global se aferra a su posición e impone el costo de la crisis y de salvar a la globalización a los trabajadores del mundo desarrollado —aunque incluso en este escenario el crecimiento se estanca—. En el segundo, el consenso se rompe y la globalización, junto con sus instituciones, se desmoronan, y, como resultado, los conflictos encubiertos de los últimos años “provocan un cataclismo en el centro mismo del sistema” (p. 7).

En cualquiera de los dos escenarios, continúa Mason, las graves repercusiones del cambio climático, el envejecimiento y el crecimiento demográfico, resultarían en un caos inevitable después del año 2050. Ante esta situación, el autor propone una manera alternativa de acción: deshacernos del neoliberalismo para salvar a la globalización y, posteriormente, salvar al planeta y a nosotros mismos superando al capitalismo. Mason opina que, para deshacernos del neoliberalismo se requiere únicamente la restricción de la acción de los grandes círculos financieros, la retroacción de la austeridad, la inversión en energías verdes y la promoción del empleo bien remunerado.

No obstante, el autor se cuestiona qué viene después de esto, ya que las instituciones globales defienden al “1%”, tal cual lo demostró el caso del retiro de la ayuda del Banco Central Europeo (BCE) frente a la victoria electoral del partido de izquierda radical Syriza en el 2015 en Grecia.

“La crisis actual no solo anuncia el fin del modelo neoliberal, sino que es también un síntoma de una discordancia más a largo plazo entre los sistemas de mercado y una economía basada en la información” (p. 8). Después de establecer lo anterior, Paul Mason señala que el objetivo de su libro es explicar por qué la sustitución del capitalismo ya no es un sueño utópico, cómo se pueden encontrar las formas básicas de una economía postcapitalista y cómo éstas se pueden expandir con rapidez.

Los principios dogmáticos clave del neoliberalismo, como la ausencia de los controles en los mercados y la reducción del Estado, le han ganado prestigio con base en éxitos tangibles, como la mayor oleada de desarrollo en la historia y la mejora exponencial de tecnologías de la información fundamentales. No obstante, al tiempo, el neoliberalismo ha incentivado la desigualdad y ha desencadenado una dinámica que pone en peligro al sistema mismo.

Posteriormente, el autor menciona a la guerra civil en Ucrania, el triunfo del Estado Islámico en Siria e Irak y el auge de nuevos partidos fascistas en Europa como síntomas del desmoronamiento del orden neoliberal. Ante su decadencia, se han presentado cuantiosos intentos de resistencia al neoliberalismo. No obstante, Mason piensa que estos han fracasado; fruto de la claridad y potencia del libre mercado como idea en contraste con el pensamiento de que oponerse al capitalismo equivale a defender algo viejo e incoherente. En este sentido, el autor opina que, incluso para los pobres ha parecido irracional actuar fuera de los parámetros del neoliberalismo.

En cuanto a la oposición capitalista, Mason señala que esta padece de incoherencia y articulación al no contar con una alternativa clara al capitalismo. Así, argumenta que se necesita de algo “igual de potente y de efectivo que el neoliberalismo para reemplazarlo” (p. 10). Esta alternativa deberá ir más allá de una idea; debe ser un modelo nuevo, holístico, que funcione por sí mismo y que produzca mejores resultados que el capitalismo. También, deberá basarse en micromecanismos y operar de forma espontánea, al tiempo que tendrá que ser de carácter global. A esta alternativa, el autor la nombra “postcapitalismo”.

Mason describe al capitalismo como el conjunto del sistema social, económico, cultural e ideológico que requiere una sociedad para funcionar por medio del mercado y la propiedad privada. Además de las empresas, los mercados y los Estados, dentro de este sistema se encuentran las bandas criminales, las redes de poder secretas o los analistas deshonestos de Wall Street. Así, el autor considera que, al estudiar al capitalismo como un sistema en conjunto, se pueden distinguir rasgos fundamentales del mismo. Algunos de estos rasgos son: que cuenta con un ciclo de vida, se trata de un sistema complejo que funciona ajeno a algún intento de control por parte de cualquier actor y que es un organismo que se adapta constantemente y, por tanto, muta y se transforma en respuesta al peligro. Mason señala que es este instinto de supervivencia el que impulsa el cambio tecnológico en el capitalismo, sin embargo, también considera que las tecnologías que se han creado ya no son compatibles con la forma actual del capitalismo y, posiblemente, con ninguna forma que este pueda adoptar. Es en este momento en que el capitalismo ya no puede adaptarse, que el postcapitalismo se convierte en necesidad y, de igual forma, es la posibilidad para que surjan comportamientos y organizaciones que aprovechen este cambio tecnológico. En resumen, apunta el autor, “el capitalismo es un sistema complejo y adaptativo que ha alcanzado los límites de su capacidad para adaptarse” (p. 12).

Si bien, algunos economistas dieron por sentado que la sociedad se reconfiguraría en torno a la tecnología que se creaba a partir de 1989, Mason considera que, actualmente, este proceso de adaptación se encuentra en un punto muerto. Lo anterior se debe, según su perspectiva, a que las tecnologías informacionales son distintas a las tecnologías previas, ya que estas tienden a disolver mercados, destruir derechos de propiedad y desintegrar la relación entre trabajo y salarios.

De esta forma, contrario a la meta de la “vieja izquierda” de la destrucción forzosa de los mecanismos del mercado por parte de la clase obrera, el autor argumenta que la situación actual del neoliberalismo apunta que la derogación del capitalismo se dará a partir de la creación de algo más dinámico en su interior. “La desaparición del capitalismo se verá acelerada por conmociones exógenas y estará condicionada por el surgimiento de un nuevo tipo de ser humano” (p. 13).

Para Mason, el postcapitalismo es posible gracias a tres impactos provocados por las nuevas tecnologías: 1) el debilitamiento de la relación entre trabajo y salarios ocasionado por la informática —por ejemplo, en la reducción de la necesidad de trabajar—; 2) la corrosión de la capacidad del mercado para formar o establecer precios correctamente, fruto de la abundancia de información permitida por los bienes informacionales; 3) el auge espontáneo de la producción colaborativa.

De esta manera, aparecen nichos y huecos en el sistema de mercado: las monedas paralelas, los bancos de tiempo, las cooperativas y espacios autogestionados, las nuevas formas de propiedad, de préstamos y de contratos; nuevas formas de organizar la economía que han sido llamadas “economía compartida”, “procomún” o “producción entre iguales”. Todos estos proyectos micro son, para Mason, una vía de escape al capitalismo, pero únicamente si se les nutre y estimula mediante nuevas prácticas de los Gobiernos. Este cambio requerirá, siguiendo al autor, “una modificación profunda de nuestra concepción de la tecnología, la propiedad y el trabajo mismo” (p. 15).

A diferencia del capitalismo al que se enfrentaba “el proyecto socialista a la vieja usanza”, el terreno por el que este transita actualmente es global, fragmentario, orientado a las decisiones a pequeña escala, entre otras características. Así, estas características han hecho obsoleto este proyecto, pero han abierto la puerta a nuevas alternativas, como la producción colaborativa. Este proyecto, argumenta Mason, necesita de la participación del Estado y podrá coexistir con el sistema de mercado, aunque produciendo colectivamente más allá de este. Aquí, el papel de las redes es fundamental, ya que éstas son capaces de constituir la base de un sistema no mercantil que se reproduce por sí mismo. Para que lo anterior ocurra, señala el autor, será necesario reconfigurar el proyecto de la izquierda en su conjunto, mismo al que la ciudadanía se le sumará cuando entienda la urgencia del proyecto postcapitalista.

También, a diferencia de la visión de la vieja izquierda de la clase obrera industrial como actor que terminará con el capitalismo, Mason establece que, al permitir una sociedad que comparte conocimientos y malestares, “el infocapitalismo” ha dado lugar al “ser humano formado y conectado” como nuevo agente de cambio en la historia. Esto se ha visto reflejado, a partir del 2008, con las nuevas formas de levantamiento que se rehúsan a las jerarquías, así como a las propuestas de la izquierda del siglo XX. Mason ejemplifica este último supuesto con la Primavera Árabe, las revueltas en las economías en vías de desarrollo como Turquía y Brasil y las protestas desatadas en India a raíz de la violación colectiva y el asesinato de una estudiante en 2012.

Si bien, estas revueltas se apagaron con el tiempo, el autor señala que ellas visualizaron que la revolución en la actualidad tiene un aspecto muy distinto a las revoluciones del siglo XX, debido a que está impulsada por la información. Al tiempo, considera que la represión ha radicalizado a los jóvenes de hoy en día, por lo que estos responden tanto en el plano intelectual como el activista. Y, también, es la economía de la información la que permite que el radicalismo del pensamiento permee en la acción.

Mason argumenta que, de igual manera, la sociedad de la información permite que todas las ideas y los debates en torno al diseño de un orden postcapitalista se aprovechen y se pongan a prueba antes de su implementación. Aunque, considera “ya no es un plan lo que necesitamos, sino un diseño modular de proyecto” (p. 19). Por lo anterior, señala que la intención de su libro es “cartografiar” las nuevas contradicciones del capitalismo con el fin de que esto sirva a personas, movimientos y partidos que van en contra de este. La principal contradicción ahora subyace, bajo su concepción, en la pugna entre red y jerarquía; entre sociedades moldeadas por el capitalismo y otras nuevas.

El autor señala que, ante estos cambios, la élite de poder del capitalismo, el poder que realmente manda en el mundo, reaccionará como lo hizo en Gaza en agosto de 2014, con el intento de independencia de Escocia este mismo año o con la aniquilación de la democracia en Grecia en 2015. Actualmente, continúa el autor, los policías robots, así como los sistemas de vigilancia intrusivos, de infiltración y desinformación, son las armas de los Estados, al tiempo que los bancos centrales amedrentan con desencadenar pánico bancario. De esta forma, “la élite y sus partidarios cierran filas en defensa de los mismos principios nucleares: las altas finanzas, los bajos salarios, el secretismo, el militarismo, la propiedad intelectual y la energía basada en el carbono” (p. 21). Mason considera que esto es peligroso, además, porque las personas pueden preferir un orden que, aunque sea autoritario, les proporcione medios de subsistencia.

Frente a lo anterior, el autor señala que es importante conocer la historia; reflexionar sobre los patrones recurrentes y cambios irreversibles del neoliberalismo. Así, plantea que algunos de los capítulos contenidos en este libro tratan sobre el pasado; por ejemplo, de la cuestión de la crisis. Menciona que, por su parte, en la segunda y tercera sección del libro se esboza una nueva teoría integral del postcapitalismo y se examina la transición hacía este.

Gracias a la infotecnología, grandes tramos del proyecto socialista utópico se han hecho posibles, sugiere el autor. Ahora, considera, es la élite la que representa esa utopía. Mason cierra afirmando que, si todas las lecturas de la historia humana consideran un cataclismo, también deberían incluir una imagen de la vida y la sociedad perfecta, imagen que deberá ser un proyecto coherente basado en la razón, en el que debemos ponernos a trabajar desde ahora.

Datos cruciales: 

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el crecimiento en el mundo desarrollado será “débil” durante los próximos cincuenta años y la desigualdad aumentará en un 40%.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La debacle del capitalismo y las alternativas a este modo de producción son un tema cada vez más estudiado y divulgado. Textos como el presente sugieren una forma de visualizar como serán dichos acontecimientos; en su caso, posiciona a las tecnologías de la información como la principal contradicción del capitalismo, por lo que vale la pena su lectura, análisis y contraste con otros textos de la misma índole.