El fin de lo humano. Apocalipsis tecnológicos y gozosos

Cita: 

Yehya, Naief [2017], "El fin de lo humano. Apocalipsis tecnológicos y gozosos", Revista de la Universidad de México, noviembre, https://www.revistadelauniversidad.mx/articles/b8dc852c-8aeb-47c1-bfee-a...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Noviembre, 2017
Tema: 
Producción masiva de máquinas y la falta de reproducción sexual en los seres humanos
Idea principal: 

Naief Yehya, es narrador, ensayista, crítico literario. Ha sido miembro del consejo editorial de La PusModerna y Dosfilos, también es el director del Cine Club de la Secretaría de Comercio.


Adiós a todo “eso”

Desde hace algún tiempo, existe en Japón el síndrome de la soltería (sekkusu shinai shoko-gun), que consiste en rechazar afectos sentimentales y carnales. Gran parte de la población que vive en zonas urbanas, con solvencia económica y estudios considera que tener hijos y/o tener un matrimonio los encadena sexual, económica y emocionalmente.

Los japoneses tienen una costumbre en la cual asumen que el hogar es un lugar puro como para tener relaciones sexuales, por lo tanto, deciden satisfacer sus necesidades en otro lugar. Por otro lado, también se ha generado entre los jóvenes un fenómeno que consiste en la pérdida de interés por tener sexo, lo cual podría estar ligado al exceso de pornografia japonesa y al fácil acceso a juguetes sexuales. Al inicio se tenía planeado que los principales consumidores de la pornografia y de los juguetes sexuales fuesen las personas que pasan la mayor parte del tiempo en su trabajo, alejados de su familia.

Algunas de las razones por las que las mujeres de Japón no desean estar casadas es porque es muy difícil conservar su empleo y si es una madre soltera, tener empleo es casi imposible, además de lo caro que es mantener a sus hijos. Otra razón para no formar una familia es el miedo a la catástrofe nuclear de Fukushima en 2011, que generó un terremoto y un tsunami. Esto ha dado como resultado que Japón tenga el índice de crecimiento de población más bajo en el mundo, incluso la tasa de fertilidad continúa reduciéndose.

Existen diversas especulaciones acerca de este comportamiento, argumentando que podría ser por flojera, la falta de interés por afecto o la prosperidad económica con la que cuentan los japoneses. Incluso Roland Kelts, autor del libro Japanamerica, está convencido de que las relaciones entre los japoneses estarán dominadas por la tecnología, en la cual, los usuarios podrán satisfacerse con parejas virtuales hechas a su gusto, evitándose los problemas comunes de las relaciones entre humanos. Se teme que esta obsesión hacia el mundo tecnológico se expanda por el mundo, dado que otros aspectos de la cultura japonesa se han expandido con gran rapidez.

Reciclar el envase

Conforme las innovaciones han ido avanzando, también hemos contaminado el medio ambiente, y a su vez, somos culpables de la extinción de millones de especies, posiblemente en un futuro también seamos los causantes de nuestra propia extinción. Somos culpables tanto del exceso de explotación de los recursos naturales, como de la contaminación y nos conformamos haciendo mínimos actos para ayudar al medio ambiente.

Muchos humanos quieren convertirse en cyborgs, para modificar o mejorar alguna parte de su cuerpo, extender el promedio su vida, curarse de enfermedades, y/o utilizar prótesis, para restablecer la movilidad o para cumplir con la función de alguna extremidad faltante. Un cyborg puede ser cualquier cosa que esté compuesta por una parte biológica y la otra tecnológica, incluso una célula modificada por el hombre es considerada un cyborg, esto ha dado como resultado un sin fin de seres híbridos alrededor del planeta. Aunque no se explica la relación, una de las consecuencias de estas modificaciones genéticas ha sido el calentamiento global, y las consecuencias que conlleva, por ejemplo la desaparición masiva de diversas especies en la flora y la fauna, el calentamiento global también ha modificado las dimensiones de los fenómenos naturales, que cada vez son más frecuentes e intensos.

Los hijos de nuestra mente

Al mismo tiempo en que la tierra se calienta, sube el nivel del océano y las costas dejan de ser habitables, se está llevando a cabo la revolución tecnológica ocasionada por la inteligencia artificial (IA). La IA son mentes virtuales que no tienen la necesidad de ser programadas,y actualmente ya son utilizadas en la economía, mercadotecnia y en la industria, especialmente en la automotriz.

Existe el temor de que la IA pueda determinar que la principal amenaza para el mundo somos nosotros mismos y por ende, termine exterminando a nuestra especie.

Stephen Hawking creía que una vez creada una máquina con conciencia propia, esta se podría rediseñar y perfeccionarse a sí misma hasta volverse autónoma, alejándose de su programación original. Otros especialistas consideran que la IA es equivalente a la energía atómica, por lo que promete y el peligro que representa. Incluso el creador de la iniciativa SpaceX, Elon Musk cree que se debería crear un sistema internacional de control al desarrollo de tecnologías, para evitar que nos aniquilen. Sin embargo, la imposición de reglas no limita a la innovación y los peligros que vienen con ella. Otra alternativa es una iniciativa que consiste en evaluar el progreso de la IA, y de esta manera crear un índice para cada dominio de investigación y desarrollo y la influencia que podría llegar a tener a través de los productos de consumo.

Empresas como Google comenzaron a diseñar alternativas para poder engañar a sus sistemas inteligentes en caso de que sus sistemas desobedezcan sus órdenes. Parece un futuro lejano o inimaginable, sin embargo, actualmente la IA ya comenzó a eliminar empleos, sustituyendo empleados con robots.

También existe una tendencia en la cual cada vez se está asignando más poder a la IA, al delegarle las responsabilidades y se le está dejando a las máquinas cuestiones de vida o muerte. El objetivo es que un futuro próximo la IA pueda decidir quién es y quién no un peligro para la sociedad, y de esta manera terminar con los terroristas, un ejemplo es la cacería de sospechosos por medio de drones.

Máquinas que se reproducen, humanos que no lo hacen

Una idea que inquieta a los especialistas es la capacidad que tienen las máquinas inteligentes para crear otras máquinas inteligentes. En términos de productividad parece una fuente inagotable de dinero, por otro lado, también puede ser una amenaza si se considera que las máquinas podrían formar un ejército en el cual las máquinas construyan más máquinas, haciendo un proceso imposible de parar.

Expertos consideran que una de las manifestaciones del proceso hacia los cyborgs es el repudio de las cosas que nos vinculan con los animales, como el sexo. Regresando al caso de los jóvenes japoneses que están dejando a un lado tener relaciones sexuales y a su vez, a tener hijos.

Desde hace mucho tiempo ha existido la fantasía de imaginar al cuerpo humano como una máquina, pero hoy esta ilusión nos da un panorama de extinción voluntaria de la raza humana.

Datos cruciales: 

1. Las estadísticas muestran que las personas menores de 40 años en Japón están perdiendo el interés tanto en las relaciones amorosas como en las sexuales.

2. En 2015, una encuesta del Instituto Nacional para la Investigación de la Población y la Seguridad Social de Japón reveló que 69.8% de los hombres y 59.1% de las mujeres, solteros de entre 18 y 34 años, no estaban involucrados en ninguna relación sentimental. En 1987, eran el 48% de los hombres y el 39.5% de las mujeres, revelando una diferencia de 20% en este periodo. El estudio también muestra que una tercera parte de las personas menores de 30 años (45% mujeres y 25% hombres) nunca habían tenido una cita, y las personas entre los 16 y 24 años no están interesados o rechazan la idea de tener relaciones sexuales.

3. La tasa de fertilidad en Japón es de 1.16 hijos por persona en el 2020, sin embargo, es necesario que la tasa de fertilidad sea de al menos 2.1 para sostener a su población.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El autor propone una hipótesis de autoextinción de la especie humana por dos vías complementarias: la deserción de la reproducción y el surgimiento de tecnologías que prescindan de las personas. Ambas abren vertientes de análisis relevantes para esclarecer la trayectoria del capitalismo contemporáneo.