The Maori Vision of Antarctica's Future

Cita: 

Imbler, Sabrina [2021], "The Maori Vision of Antarctica's Future", The New York Times, New York, 2 de julio, https://www.nytimes.com/2021/07/02/science/antarctica-maori-exploration....

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Viernes, Julio 2, 2021
Tema: 
Propuestas para la gobernanza y futuro de la Antártida
Idea principal: 

Sabrina Imbler es reportera sobre temas de ciencia en The New York Times.


Hui Te Rangiora, originario de los pueblos polinesios, viajó hasta la Antártida a principios del siglo VII. De acuerdo con el etnólogo Stephenson Percy Smith, quien en 1899 escribió sobre esta narrativa polinesia en una historia del pueblo maorí, los maoríes pudieron ser los primeros en llegar hasta este lejano continente.

La Dra. Krushil Watene y la bióloga Priscilla Wehi son autoras de dos estudios recientes que “exploran los vínculos históricos y futuros entre los pueblos indígenas y la Antártida”. El primer estudio recopila archivos literarios, orales y artísticos de relatos históricos de los maoríes en las regiones antárticas y subantárticas. El segundo, propone un marco indígena con la finalidad de gestionar y conservar los recursos del continente.

En esta línea, la Dra. Watene y la bióloga Wehi esperan aplicar en la Antártida el principio maorí de kaitiakitanga referente a la tutela y a la administración del medio ambiente. Los autores destacan la importancia de conseguir más voces indígenas en la gobernanza y dotar a la Antártida de personalidad jurídica. Al respecto, la Dra. Watene dijo que "[s]e trata de valorar un lugar por derecho propio y protegerlo por sí mismo".

Primeros viajes al sur

Los medios de comunicación destacaron la publicación del primer artículo debido a que planteaba que Hui Te Rangiora pudo haber llegado a la Antártida ya en el siglo VII. Por esta razón, hubo publicaciones con títulos como "Los maoríes pueden haber descubierto la Antártida 1 300 años antes que los occidentales". No obstante, la Dra. Watene y la bióloga Wehi no tuvieron la intención de “popularizar lo que veían como una narrativa imperial de personas descubriendo nuevas tierras”, sino de resaltar los vínculos históricos y futuros entre los pueblos indígenas y la Antártida.

Asimismo, las autoras de los estudios no fueron las primeras en descubrir la posibilidad de que los viajeros maoríes habían llegado a la Antártida desde hace más de 1 300 años. La tradición oral en Bluff, la ciudad más al sur de Nueva Zelanda, es crucial para comprender la conexión temprana entre los maoríes y la Antártida. La Dr. Wehi rechaza la noción de algunos historiadores respecto a la poca confiabilidad de la tradición oral y al respecto mencionó que “[l]a gente tiene raíces de transmisión muy claras del conocimiento y métodos muy seguros para transmitir información”.

En otoño de 2020, se realizaron seminarios virtuales entre los investigadores y la comunidad maorí para discutir la información y narrativas existentes. El equipo de investigación también consultó información con relación a la arqueología y los mapas de navegación de los primeros marineros polinesios. El artículo sugiere que “[l]os investigadores encontraron muchas más conexiones de las esperadas en la historia más reciente”. No obstante, la Dr. Wehi confía en que “haya muchas más narrativas que aún están por salir a la luz".

El presente maorí de la Antártida

Daniel Hikuroa, profesor titular de estudios maoríes en la Universidad de Auckland, realizó una expedición hacia la Antártida hace dos décadas con la intención de mapear la geología y documentar las criaturas y plantas fosilizadas en rocas de la era jurásica. Sin embargo, a raíz del consejo de uno de sus tíos de origen maorí, actualmente el Dr. Hikuroa se centra en investigar el cambio climático ático y “en trabajar con y para las comunidades maoríes”.

Debido a “la calidad de la tecnología de viaje tradicional maorí y el dominio de la navegación”, el Dr. Hikuroa no se sorprendió ante la teoría de que los maoríes pudieron llegar hasta la Antártida muchos siglos antes que los occidentales. En 2013, Fayne Robinson, una talladora de Ngai Tahu (principal tribu maorí de la región meridional de Nueva Zelanda), talló un poste llamado Te Kaiwhakatere o te Raki, que se traduce como "navegante de los cielos", en Scott Base, una estación de investigación antártica de Nueva Zelanda. “La cabeza mira hacia el cielo para simbolizar la navegación celestial, y la publicación celebra a los exploradores del pasado que se habían aventurado al continente de color arrurruz”.

Antártida, ¿una persona?

La Dra. Wehi y la Dra. Watene confían en que sus estudios contribuyan a un futuro manejo indígena de la Antártida. Cabe destacar que la Antártida se rige por el Tratado Antártico de 1959, el cual especifica que “el continente se utilizará exclusivamente con fines pacíficos y que todas las investigaciones científicas realizadas allí estarán disponibles gratuitamente”. Asimismo, existe una sección del tratado vigente desde 1998 que, probablemente, se revisará en 2048, en donde los “signatarios podrían revisar o rechazar las protecciones ambientales”.

En este contexto, “es un buen momento para replantear cuáles deberían ser las prioridades del continente”. Desde 2016, el Mar de Ross de la Antártida fue designado como el área marina protegida más grande del mundo. No obstante, la pesca de austromerluza antártica ha sido permitida en ciertas áreas. En 2010 se hizo una evaluación desde la visión Ngai Tahu para determinar “las mejores prácticas de pesca”, las cuales incluyen “el establecimiento de límites mínimos de captura y tamaño y la protección de las poblaciones en los montes submarinos”.

Gran parte de los investigadores sugieren una mayor presencia indígena en la gobernanza de la Antártida debido a que “las voces indígenas podrían ser una fuerza impulsora para establecer políticas en las comunidades locales”. Para ello, se debe resaltar e informar la visión y los vínculos de la comunidad maorí respecto a la Antártida; además de incluir a otros pueblos nativos en las relaciones futuras y gobernanza del continente.

Otra propuesta mucho más ambiciosa por parte de la comunidad científica es dotar a la Antártida de personalidad jurídica, tal y como se realizó con el río Whanganui en Nueva Zelanda, el río Atrato en Colombia y todos los ríos en Bangladesh. Por su parte, el Dr. Hikuroa “expresó su apoyo a esta idea y agregó que una cosmovisión indígena también consideraría al Océano Austral como su propia personalidad”.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Algunos de los efectos más directos del cambio climático se han expresado en el derretimiento de la capa de hielo más grande del mundo: la Antártida. Los efectos en cascada afectan a toda la humanidad y a muchos animales cuando sus hábitats desaparecen. En este contexto, el artículo define la búsqueda de alternativas para la adaptación y el combate del cambio climático al sugerir una mayor participación de la comunidad maorí en la gobernanza y otorgar derechos a la Antártida.