Climate Change Is a 'Hammer Hitting Us on the Head', Developing Nations Say

Cita: 

Friedman, Lisa, Hiroko Tabuchi y Winston Choi-Schagrin [2021], "Climate Change Is a 'Hammer Hitting Us on the Head', Developing Nations Say", The New York Times, New York, 9 de agosto, https://www.nytimes.com/2021/08/09/climate/climate-change-UN-report.html

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Lunes, Agosto 9, 2021
Tema: 
El nuevo reporte de Naciones Unidas para el cambio climático
Idea principal: 

Lisa Friedman es reportera de la sección de clima y se centra en la política climática y medioambiental en Washington. Ha cubierto ocho conversaciones internacionales sobre el clima.

Hiroko Tabuchi es reportera del clima para The New York Times, con sede en Nueva York. Anteriormente escribió para el periódico sobre economía, negocios y tecnología japonesa desde Tokio.

Winston Choi-Schagrin es reportero en The New York Times y cubre el cambio climático y el medio ambiente.


La acción global con relación a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero se presenta como una oportunidad para mitigar los impactos más catastróficos del cambio climático. Cerca de 200 científicos convocados por las Naciones Unidas exigieron la reducción inmediata de las emisiones por parte de los países más contaminantes.

De acuerdo con el nuevo informe de las Naciones Unidas es muy probable que el mundo no alcance uno de sus objetivos básicos para limitar el calentamiento debido a que los países no han reducido sus emisiones. La actividad humana y la quema de combustibles como el petróleo, el gas y el carbón son una de las principales causas del calentamiento global.

Los líderes de los países más vulnerables a los efectos del cambio climático exigieron que las potencias reduzcan la contaminación que generan y también afirmaron que éstas deberían de compensar a los países en vías de desarrollo.

Al respecto, el asistente especial sobre el cambio climático del primer ministro de Pakistán, Malik Amin Aslam, mencionó que "[l]o que la ciencia dice ahora está ocurriendo realmente delante de nuestros ojos". En 2020, las temperaturas superaron los 50ºC en Pakistán. En este sentido, Aslam añadió que el calentamiento "[e]s como un martillo que nos golpea en la cabeza todos los días".

El informe concluye que “el aumento de la temperatura media mundial desde el siglo XIX se debe a la quema de combustibles fósiles por parte del hombre, a la tala de bosques y a la carga de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono y el metano, que atrapan el calor”. Ante este escenario, se plantea la existencia de tensiones en las negociaciones previas a la conferencia de la ONU sobre el clima que se llevará a cabo en noviembre de 2021.

Las conclusiones del informe incentivan el reforzamiento de las estrategias jurídicas internacionales para responsabilizar a las empresas de combustibles fósiles y a los gobiernos. Asimismo, debido a que el actual informe se centra ampliamente en los efectos regionales del cambio climático, “los grupos ecologistas pueden elaborar argumentos jurídicos más sólidos y específicos”.

En este contexto, el actual informe puede utilizarse como la retroalimentación de algunas estrategias legales implementadas por algunas Organizaciones No Gubernamentales (ONG) como Greenpeace.

El aumento del calentamiento de la Tierra ya ha alcanzado 1.1 grados Celsius. En este sentido, el informe plantea que si se mantienen los niveles de las emisiones de gases de efecto invernadero el resultado será un “calentamiento continuado y un empeoramiento de los efectos durante al menos el resto del siglo”. En el caso de que los gobiernos realicen cortes drásticos e inmediatos en las emisiones, el clima puede estabilizarse y legar a 1.5 grados centígrados de calentamiento en comparación con los niveles preindustriales.

No obstante, a pesar de las conclusiones del informe, es poco probable que los países con mayores índices de contaminación, como China y Estados Unidos, se comprometan a reducir la quema de combustibles fósiles con la finalidad de cumplir con sus compromisos adquiridos con el Acuerdo de París de 2015.

Según el informe, cada fracción de grado de calentamiento se traduciría en “inundaciones cada vez más destructivas, olas de calor más mortíferas y un empeoramiento de las sequías, así como una aceleración del aumento del nivel del mar que podría amenazar la existencia de algunas naciones insulares”.

John Kerry, representante de Estados Unidos en asuntos climáticos, reconoció la importancia de que todos los países establezcan medidas necesarias y eficientes para limitar el calentamiento global. Sin embargo, “[n]o se mencionó el hecho de que las leyes y reglamentos actuales de Estados Unidos son insuficientes para cumplir sus propios objetivos climáticos”.

Por otra parte, China (el país con mayor producción de gases de efecto invernadero en el mundo), sigue aumentando sus emisiones en las centrales eléctricas, el transporte y la industria. Según lo ha expresado el gobierno chino, se espera que el país alcance un pico de emisiones en 2030 antes de empezar a reducirlas hasta dejar de producir un aumento neto de dióxido de carbono en 2060.

Por lo tanto, el gobierno chino no ha respondido a las conclusiones del informe de la ONU. Sin embargo, previamente a la publicación del informe, Xie Zhenhua, el principal negociador de China en materia de clima, se manifestó en contra de las propuestas para establecer nuevos objetivos con la finalidad de reducir las emisiones globales más allá del nivel acordado por las naciones en 2015 como parte del acuerdo climático de París.

India, por su parte, reconoció la necesidad de la reducción de emisiones por parte de los países industriales. No obstante, las emisiones per cápita en India están creciendo a un ritmo acelerado y el país se “ha resistido a la nueva redacción que exige a todas las naciones que tomen medidas más enérgicas para mantener las temperaturas globales en un aumento de 1.5 grados centígrados, argumentando que los países ricos aún no han cumplido sus propios objetivos”.

El Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, se refirió al informe como "un código rojo para la humanidad". Hizo un llamamiento a los gobiernos a poner fin a la construcción de nuevas plantas de combustión de carbón así como a incentivar la reducción de la utilización de combustibles fósiles.

Los principales productores de petróleo y gas natural de Estados Unidos están representados por el Instituto Americano del Petróleo. Ante las conclusiones del informe, el Instituto mencionó que "reducir las emisiones de metano y hacer frente a los riesgos del cambio climático son las principales prioridades de nuestra industria". Al mismo tiempo, el Instituto reconoció que a pesar de que la industria ha dado pasos importantes, aún queda mucho trabajo por hacer. Empresas de hidrocarburos como Shell o Exxon Mobil se han limitado a hacer comentarios con relación al informe.

Las luchas gestadas en los países más vulnerables han visto en el informe una oportunidad para que los países desarrollados paguen los daños que el cambio climático ha provocado en sus territorios. Al respecto, Tina Stege, representante climática de la República de las Islas Marshall, hizo énfasis en que los “países más ricos y contaminantes deben aumentar su ayuda no sólo para proteger a nuestras generaciones futuras, sino a las actuales".

Las naciones insulares han argumentado sobre la ayuda financiera que necesitan para hacer frente a los efectos del cambio climático a partir de la reubicación, los sistemas de alerta temprana y otras medidas críticas, (Dato crucial 3). El director del Centro Internacional para el Cambio Climático y el Desarrollo de la Universidad Independiente de Bangladesh, Saleemul Huq, señaló la importancia de otorgar ayuda financiera a los países menos desarrollados que sufren desastres naturales y poco han contribuido a provocar el cambio climático.

Sin embargo, ante la exigencia por parte de los representantes de los países más vulnerables, muchos países desarrollados se han resistido y han rechazado la idea de pagar indemnizaciones.

De acuerdo con Mohamed Adow, director de “Power Shift Africa”, “el informe de la ONU predice un futuro terrible que algunos ya están experimentando”.

África ha sido un continente en donde se ha generado mayor conciencia respecto al cambio climático debido a la crisis climática que ha experimentado desde hace años. Así, tanto en África como en otras regiones del mundo es necesaria la financiación para la adaptación al cambio climático y la implementación de esfuerzos de mitigación.

Datos cruciales: 

1. De acuerdo con Naciones Unidas, los niveles atmosféricos de dióxido de carbono no habían sido tan altos en al menos 2 millones de años y la última década probablemente ha sido la más calurosa del planeta en 125 000 años.

2. Estados Unidos es el país que históricamente ha arrojado más dióxido de carbono a la atmósfera. En este sentido, el país se comprometió en abril de 2020 a reducir aproximadamente a la mitad sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2030.

3. Desde 2009 los países industrializados se comprometieron a aportar 100 000 millones de dólares anuales para la financiación pública y privada con el objetivo de ayudar a los países en desarrollo a adaptarse al cambio climático y a la transición a energías limpias y renovables como la eólica y la solar. No obstante, dicho compromiso no se ha cumplido.

4. El gobierno alemán aprobó recientemente 472 millones de dólares para ayudar a sus ciudadanos a recuperarse de las recientes y devastadoras inundaciones.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Existe un espacio de apertura a la remediación ambiental por parte de algunos actores como ONG, desde donde se están implementado una serie de estrategias e iniciativas que buscan el combate y la adaptación frente a la destrucción del ambiente. No obstante, muchos de los gobiernos eluden que los efectos del cambio climático derivan en una crisis multimodal que comprende dimensiones del quiebre ambiental, energético, crisis política, social y crisis migratorias por motivos ambientales.

Ante este escenario, se requiere que los países industrializados dejen de priorizar los temas económicos por encima de lo medioambiental, al mismo tiempo que cumplan con sus compromisos ambientales y realicen una financiación para la adaptación al cambio climático y la implementación de esfuerzos de mitigación en los países más vulnerables.