Shira Ovide escribe el boletín On Tech, una guía sobre cómo la tecnología está remodelando nuestras vidas y el mundo. Antes de unirse a The New York Times, escribió una columna sobre empresas de tecnología para Bloomberg Opinion. Anteriormente fue reportera en The Wall Street Journal, donde escribió sobre temas como tecnología, finanzas y la industria de los medios. Creció en Dayton, Ohio, y ahora vive en Nueva York.

Al momento que los talibanes tomaron el poder en Afganistán, Facebook, YouTube, Twitter y otras grandes compañías de plataformas en internet afrontaron sobre qué hacer respecto a las cuentas en línea que tienen los talibanes y cuál sería el impacto después para difundir sus ideologías.

No es para sorprenderse que la autora destaque que los gobiernos de todo el mundo también se encuentran en este predicamento. La razón es que una manera en la que los talibanes podrían intentar ganarse la confianza de los afganos es aparentar ser un gobierno legítimo en las redes sociales y, ante esa posibilidad, las compañías de internet intentan descifrar cómo manejar la situación.

La autora menciona que esto no es nuevo porque desde hace años, Facebook ha prohibido las cuentas relacionadas con los talibanes como parte de su política de tres niveles para “organizaciones peligrosas”. Lo único malo es que eso también incluye una línea de ayuda para ciudadanos afganos de los talibanes en WhatsApp, de la cual Facebook es propietaria (los talibanes ahora controlan un país, pero no tienen permitido iniciar un grupo de Facebook) situación por la cual es alarmante hacer una medida tecnológica ante la situación.

Ejemplo de las políticas de estas plataformas como Facebook, YouTube y Twitter decidieron en enero que las palabras del entonces todavía presidente Donald Trump podrían inspirar más violencia si fueran difundidas en sus sitios. Otro ejemplo es, cuando el personal militar de Birmania empleó a la red social como una herramienta de limpieza étnica, Facebook optó por no intervenir, en lugar de tomar medidas activamente.

La opinión de la autora da a entender que ahora se han vuelto tan poderosas que deben tomar decisiones difíciles sobre un mundo imperfecto donde nosotros vivimos con las consecuencias.