México en la regionalización: Desarticulación productiva y profundización del subdesarrollo

Cita: 

Vidal, Gregorio [2016], "México en la regionalización: Desarticulación productiva y profundización del subdesarrollo", Ola Financiera, 9(25): 164-182, México, septiembre-diciembre, http://dx.doi.org/10.22201/fe.18701442e.2017.25.57737

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Septiembre, 2016
Tema: 
El sector exportador mexicano y su relación con el resto de la economía
Idea principal: 

Gregorio Vidal es profesor e investigador del Departamento de Economía de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Iztapalapa. Es coordinador de Investigación y Posgrado de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la UAM Iztapalapa.

Los acuerdos comerciales que los gobiernos federales han establecido desde hace más de veinte años se han convertido en un elemento fundamental de la economía de México y su relación con el exterior. Gracias a este factor el sector externo ha tenido un cambio relevante tanto en su magnitud como en su composición. Junto a un incremento de las exportaciones (principalmente, manufactureras) ha habido un aumento de las importaciones y una notable disminución en la formación de capital en maquinaria y equipo producido en el país. El resultado es una desarticulación productiva, con algunas de las actividades manufactureras de exportación más importantes funcionando más como extensión del mercado de Estados Unidos que del mercado interno de México. Con el Tratado de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) puede profundizarse la desarticulación del sistema productivo de México que ocurrió en su momento con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

El TPP fue firmado en 2016 por 12 economías, las cuales aportan cerca del 40% del PIB mundial, incluyendo a Estados Unidos y Japón. México se unió a las negociaciones en 2012, y en ese momento el presidente Peña Nieto destacó al tratado como una de las mayores apuestas comerciales de su administración. Las administraciones federales desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari han destacado la relevancia de formar parte de diferentes tratados comerciales o de inversión en la transformación de la economía del país, mientras se mantiene una política económica basada en la austeridad y el equilibrio fiscal como soporte. Durante la administración de Salinas de Gortari se ejecutó el denominado Pacto para la estabilidad y el Crecimiento económico que tenía como principales objetivos arreglar las finanzas públicas, una política monetaria restrictiva, corregir la inercia laboral, controlar la inflación y la negociación de precios líderes. Hasta la fecha siguen existiendo las mismas condiciones que en ese entonces, apertura de la cuenta de capitales de la balanza de pagos, la supresión de restricciones a la inversión extranjera, incluso en cuestión de la deuda pública.

Desde la implementación del TLCAN, el comercio exterior de México incluye la importación de gran parte de bienes utilizados en toda la cadena de exportaciones. Asimismo, las importaciones complementan el comercio interior. En el TPP, basado en los mismos principios e ideas del TLCAN, destacan las condiciones favorables para actividades económicas como la industria farmaceútica y la automotriz. Por ejemplo, se eliminaron los impuestos a las importaciones de vehículos si, por lo menos, 45% está producido en países incluidos en el acuerdo, dato relevante considerando el nivel de inversión de empresas automotrices en México, cuyo esquema de inversión se basa en un alto contenido importado de insumos y de maquinaria, así como en salarios bajos comparados a los que hay en Estados Unidos y estímulos gubernamentales que abaratan la instalación de nuevas fábricas con el objetivo de atraer más inversiones extranjeras.

La suma de importaciones y exportaciones en proporción al PIB de México pasó de 20% en 1991 a 53% en 1995. Este cambio no sucedió con la adhesión de México al GATT a mediados de los años ochenta sino hasta un año después de la firma del TLCAN y con el contexto de una grave crisis económica. En los años siguientes el grado de apertura es superior a 50% e incluso llegó a superar el 60%. La relación entre incremento de las exportaciones y vigencia del TLCAN es más clara al considerar que el destino más común de estas es Estados Unidos. El incremento de las importaciones se debe, casi en su totalidad, al aumento de los bienes asociados a las exportaciones, que en su mayoría son manufactureras, llegando a representar casi 90% de las exportaciones totales en 2016.

El incremento de las exportaciones manufactureras después de 1995 tiene como antecedente inversiones realizadas desde finales de la década de 1980, en su mayoría hechas por empresas de la industria automotriz como General Motors, Volkswagen, Ford, Nissan y Chrysler, abarcando 18% de toda la IED hecha entre 1989 y 1996. Estas empresas, junto con otras de la industria eléctrica y electrónica formaron la plataforma exportadora mexicana, cuyo principal destino es Estados Unidos. El hecho de que la mayoría de las exportaciones sean enviadas a Estados Unidos ha hecho que la plantas construidas desde finales de la década de 1980 ya no se ubiquen en el centro del país, región donde se comercializan la mayor parte de los vehículos en México, sino que se ubiquen en estados como Sonora, Coahuila y Aguascalientes, además de otras plantas más recientes en Guanajuato, San Luis Potosí y Nuevo León. En 2015, 82.6% de las exportaciones no petroleras de México tuvo como destino Estados Unidos. Las exportaciones de la industria automotriz representan 32% de las exportaciones no petroleras; 85% de las exportaciones de esta industria tienen por destino Estados Unidos.

El hecho de que, de la nueva IED entre 1999 y 2006, las inversiones hechas en el sector automotriz equivalgan a 28% del total da cuenta de la importancia de la plataforma exportadora automotriz en la economía mexicana. Hasta la fecha, esta plataforma exportadora sigue con las mismas condiciones en su operación: alto contenido importado; gran parte de la producción se destina al extranjero; Estados Unidos es el destino preferente; en ambas ramas de la industria –armadoras y productoras de autopartes– prepondera el comercio intra rama e intra firma.

México tiene algunos de los acuerdos de libre comercio más liberales del mundo. Existe la posibilidad de importar partes y equipos desde muy diversos países sin estar sujeto a pagar impuestos, aranceles u otras regulaciones. Por supuesto se encuentra el tratado con los países de América del Norte, Canadá y Estados Unidos, pero también está el comercio con la Unión Europea y con Japón. Estos acuerdos benefician las empresas automotrices y de la industria eléctrica y electrónica. Todo esto abona a la ampliación de la plataforma exportadora con muy poco contenido nacional.

Otra característica de la actividad industrial mexicana es el pobre desempeño de la inversión y el decreciente componente nacional de la formación bruta de capital fijo (FBCF) en maquinaria y equipo, esto es producto de la aplicación de las políticas de reforma estructural y las reglas impuestas en el TLCAN y otros acuerdos comerciales. El coeficiente de inversión de la economía de México no ha variado de manera importante en los últimos 20 años y se ha mantenido alrededor de 20% del PIB. Sin embargo, conforme han avanzado las reformas estructurales y ha tenido más tiempo el TLCAN, el componente nacional en la FBCF en maquinaria y equipo se ha reducido. Durante los años setenta y hasta principios de los ochenta, cuando había una aportación importante de contenido nacional en la FBCF en maquinaria y equipo, alrededor de 5-6% del PIB, fue que la economía de México creció a tasas superiores al 6% anual; sin embargo, el tamaño del sector de bienes de capital fue insuficiente para dar continuidad al crecimiento de la industria y mantener la acumulación.

Después de la crisis de deuda entre 1981 y 1982 la dinámica de la economía mexicana cambió radicalmente, hubo una reducción de la maquinaria y equipo en el coeficiente de inversión, que se terminó por recuperar hasta el final de esa década. En esos años, el aumento en la inversión en maquinaria y equipo fue gracias a las importaciones. En 1992 la maquinaria y equipo de origen nacional y de origen importado fueron equivalentes, pero en los años siguientes la FBCF de origen importado es mayor. Desde 2003 y hasta la fecha, la inversión en maquinaria y equipo fabricada en México se encuentra alrededor del 2.3% y 2.7% del PIB.

Aun cuando la economía mexicana se ha transformado de manera importante en los últimos años y México se ha vuelto uno de los países con mayor participación en el comercio internacional, principalmente por sus actividades manufactureras, su crecimiento no está asociado a la diversificación o complejización de este tipo de producción, dado que las actividades manufactureras que podrían propiciar mayor ampliación del mercado interno no se están desarrollando. Por el contrario, hay un desplazamiento de la fabricación de bienes de capital en el país por importaciones, lo que se ve reforzado por los tratados de libre comercio y otros tratados de inversión en los que México participa.

En México se establecen diversas empresas que producen con maquinaria importada y se benefician de las amplias facilidades brindadas por los tratados comerciales en los que el país está involucrado, sin involucrarse con empresas nacionales en otras actividades manufactureras ni generar encadenamientos productivos. La política económica y las reformas estructurales han logrado crear esta dinámica económica en el país. En México las empresas de exportación no tienen un efecto inductor interno, no operan como motor en el crecimiento del mercado interno mexicano. Las firmas transnacionales son las que han creado las actividades productivas que actualmente se desempeñan como altamente exportadoras, pero cuyo crecimiento no guarda una relación importante con el desarrollo del mercado interno. El resultado de esto es un débil crecimiento de la economía, con altos niveles de desigualdad social y una creciente concentración del ingreso y de la riqueza.

Datos cruciales: 

1. La suma de importaciones y exportaciones en proporción al PIB de México pasó de 20% en 1991 a 53% en 1995.

2. En 2015, 82.6% de las exportaciones no petroleras de México tuvo como destino Estados Unidos. 32% de las exportaciones no petroleras de México correspondieron a la industria automotriz. 85% de las exportaciones de esta industria tienen por destino Estados Unidos.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Tras la apertura comercial y financiera de México, las empresas transnacionales han aprovechado las diferentes ventajas que el país brinda –como ubicación, mano de obra barata y tratados comerciales– para establecer una plataforma exportadora que está desconectada de los otros sectores de la economía, dado que las empresas nacionales no están involucradas en el proceso productivo de estas transnacionales. Esto provocando un crecimiento asimétrico entre la industria exportadora y el resto del país.