Call for emergency action to limit global temperature increases, restore biodiversity, and protect health

Cita: 

Atwoliet, Lukoye et. al. [2021], "Call for emergency action to limit global temperature increases, restore biodiversity, and protect health", The Lancet, 398: 939-941, 4 de septiembre, https://doi.org/10.1016/S0140-6736(21)01915-2

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Sábado, Septiembre 4, 2021
Tema: 
Los efectos del aumento de la temperatura global y la destrucción del mundo natural en la salud.
Idea principal: 

Lukoye Atwoli es profesor de psiquiatría con una amplia experiencia en liderazgo, docencia e investigación académica. Es doctor por el Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Universidad de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica.


En el marco de las reuniones de los países para organizar la acción colectiva con la finalidad de hacer frente a la crisis medioambiental mundial, los editores de las revistas de salud de todo el mundo hicieron un llamado “para que se tomen medidas urgentes a fin de mantener el aumento medio de la temperatura mundial por debajo de 1.5 °C, detener la destrucción de la naturaleza y proteger la salud”.

Desde hace décadas, los expertos han enfatizado los efectos que tiene el aumento de la temperatura global y la destrucción del mundo natural en la salud. Existe consenso entre los científicos relacionado con la importancia de mantener el aumento global de la temperatura global por debajo de de la media preindustrial con el fin de evitar un daño catastrófico e irreversible para la salud.

En este sentido, los autores señalan que no podemos esperar a que la pandemia de COVID-19 termine para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Al respecto se ha destacado “el reconocimiento de que sólo cambios fundamentales y equitativos en las sociedades revertirán nuestra trayectoria actual”.

De acuerdo con el artículo, el aumento de las temperaturas ha traído consigo un incremento de la deshidratación, pérdida de la función renal, un aumento en las neoplasias dermatológicas e infecciones tropicales, al igual que resultados adversos para la salud mental, complicaciones en el embarazo, un incremento de las alergias y la morbilidad; así como la mortalidad cardiovasculares y pulmonares.

Dichos efectos tienen mayor repercusión en las personas más vulnerables, como los niños, las personas de edad avanzada, las minorías étnicas, las comunidades más pobres y las personas con problemas de salud subyacentes. Además, la destrucción generalizada de la naturaleza está erosionando la seguridad hídrica y alimentaria, (Dato crucial 2) y aumentando la posibilidad de pandemias.

De acuerdo con los autores, “[l]as consecuencias de la crisis medioambiental recaen de forma desproporcionada en los países y comunidades que menos han contribuido al problema y que menos pueden mitigar los daños”. En este contexto hay más posibilidad de acrecentar los conflictos, la inseguridad alimentaria, los desplazamientos forzados y la posibilidad de enfermedades zoonóticas.

A pesar de que muchos gobiernos, instituciones financieras y empresas han fijado objetivos para alcanzar las emisiones netas cero para 2030 queda claro que las promesas son insuficientes. Al respecto, los autores recalcan que “[l]os objetivos son fáciles de fijar y difíciles de alcanzar”. Se necesita de planes concretos a corto, mediano y largo plazo con el fin de implementar tecnologías más limpias y transformar las sociedades. De igual manera, es fundamental que la comunidad internacional deje de considerar inevitable el aumento de temperatura por encima de 1.5° C.

Debido a las pocas acciones que se han implementado para hacer frente a la destrucción de la naturaleza y alcanzar los objetivos globales es muy probable que el aumento de la temperatura supere 2° C. Esto supone una “crisis medioambiental global”.

Al respecto, la comunidad médica suma esfuerzos con los científicos sociales para emprender más acciones que estén encaminadas a disminuir el aumento de la temperatura. De acuerdo con los autores, la equidad debe ser el centro de la respuesta mundial. Por esta razón, “los compromisos de reducción deben corresponder a la contribución histórica acumulada de cada país a las emisiones, así como sus emisiones actuales y su capacidad de respuesta”. Así, los países más desarrollados tendrán que recortar sus emisiones más rápidamente.

Con el fin de lograr los objetivos y lograr emisiones cero para 2050, uno de los principales retos para los gobiernos es “realizar cambios fundamentales en la organización de nuestras sociedades y economías y en nuestra forma de vida” que evite una mayor destrucción del medio ambiente y de la explotación humana.

La crisis medioambiental exige respuestas similares a las medidas adoptadas y la financiación sin precedentes por parte de los países para hacer frente a la pandemia de COVID-19. Para hacer frente a la crisis medioambiental y lograr los compromisos globales se necesitarán enormes inversiones, mismas que se traducirán en resultados positivos para la economía y la salud.

De igual forma, para lograr los cambios necesarios deben erradicarse las grandes desigualdades de riqueza y poder entre los países. Razón por la cual “los países que han creado la crisis medioambiental de forma desproporcionada deben hacer más para apoyar a los países de ingresos bajos y medios para que construyan sociedades más limpias, más sanas y más resistentes”.

Asimismo, la financiación (Dato crucial 3), debe ser proporcional entre la mitigación y la adaptación al mismo tiempo que se apoya la resiliencia de los sistemas sanitarios. La financiación lejos de ser un préstamo debe ser a través de subvenciones y, en el mejor de los casos, “debe estar acompañada de la condonación de grandes deudas, que limitan la agencia de tantos países de bajos ingresos”.

Los autores, en su calidad de profesionales de la salud, plantean la necesidad de “contribuir a la transición hacia un mundo sostenible, más justo, resistente y saludable” y actuar para disminuir los daños de la crisis medioambiental y erradicar las causas profundas de la crisis. En este sentido, se torna crucial exigir a los líderes mundiales al mismo tiempo que se socializan los riesgos sanitarios de la crisis.

No se puede perder de vista que “la mayor amenaza para la salud pública mundial es el fracaso continuado de los líderes mundiales para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 1.5 °C y restaurar la naturaleza”. Por esta razón, es fundamental y urgente la implementación de cambios en toda la sociedad a fin de lograr un mundo más justo y visualizar al “2021 como el año en que el mundo cambie finalmente de rumbo”.

Datos cruciales: 

1. En los últimos 20 años, la mortalidad relacionada con el calor entre las personas mayores de 65 años ha aumentado en más de 50%.

2. Desde 1981 como consecuencia del calentamiento global hubo una disminución del potencial de rendimiento mundial de los principales cultivos entre 1.8 y 5.6%.

3. Los países de renta alta deben cumplir y superar su compromiso pendiente de aportar 100 000 millones de dólares al año, compensando cualquier déficit en 2020 y aumentando las contribuciones hasta 2025.

4. Las instituciones sanitarias han retirado más de 42 000 millones de dólares de los activos de combustibles fósiles.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Los costes del cambio climático se expresan en pérdidas humanas por causa de las bajas o altas temperaturas, las tormentas, los incendios, las sequías, la pérdida de bosques tropicales, el derretimiento de los glaciares, la destrucción de hábitats, la extinción de especies y en resultados adversos para la salud. Ante estos hechos, la reducción de las emisiones y los compromisos de los países para cumplir sus objetivos globales se tornan cruciales para el combate y adaptación frente a la destrucción del ambiente.