Christopher Flavelle es corresponsal del periódico de The New York Times y se ha centrado en cómo las personas, los gobiernos y las industrias intentan hacer frente a los efectos del calentamiento global.

Julian E. Barnes es reportero de seguridad nacional para The New York Times que cubre las agencias de inteligencia. Escribió sobre asuntos de seguridad para The Wall Street Journal y en 2018 se unió a la oficina de The Time en Washington.

Eileen Sullivan es corresponsal de Washington que cubre el Departamento de Seguridad Nacional. Anteriormente, trabajó en la oficina de The Associated Press en Washington, cubriendo el mismo organismo, la lucha contra el terrorismo y la aplicación de la ley.

Jennifer Steinhauer es reportera en The New York Times desde 1994. Se desempeñó como jefa de la oficina del Ayuntamiento y jefa de la oficina de Los Ángeles antes de mudarse a Washington en 2010.

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El 21 de octubre de 2021, se dieron a conocer varios informes publicados por diversas instancias del gobierno de Joe Biden respecto al cambio climático y la seguridad nacional, los cuales indican las formas en que el calentamiento del planeta comienza a desafiar y amenazar tanto la seguridad nacional como la estabilidad mundial.

Esta es la primera ocasión en que las agencias de seguridad nacional de Estados Unidos comunican, de forma conjunta, los riesgos climáticos que enfrentamos. Advierten que el cambio climático puede actuar en varios niveles para socavar la fuerza de diferentes naciones, así como derivar en agitaciones sociales y luchas entre los países por recursos y alimentos.

Los principales reguladores financieros encuentran un riesgo latente para la economía estadounidense y también califican como “amenaza emergente” al cambio climático por los numerosos desastres naturales que han causando daños materiales, pérdidas de ingresos e interrupciones empresariales y que podrían traducirse en cambios significativos de la manera en que se valúan los bienes inmuebles y otros activos.

La publicación de los informes se dio en el marco de la preparación del presidente Joe Biden para asistir a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, conocida como COP26 (Conferencia de las partes edición 26) en Glasgow. Cuyo temor se ha centrado en no establecer el liderazgo de Estados Unidos en el combate al calentamiento global por los pocos logros alcanzados de acuerdo a su agenda climática.

Desde el gobierno de Barack Obama, se comenzó a advertir de la amenaza que los efectos del cambio climático podrían representar para la seguridad nacional. Sin embargo, los actuales informes advierten de una nueva etapa para las políticas estadounidenses en la que se coloca al cambio climático en el centro de la planificación de seguridad de Estados Unidos.

La Estimación de Inteligencia Nacional sobre Cambio Climático, realizada por la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI por sus siglas en inglés), se considera el informe más alarmante por las conclusiones que esboza en su contenido (ver Fuente 1). Señala que las tensiones globales aumentarán por las discusiones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Los problemas transfronterizos y la competencia estratégica en el Ártico se exacerbará por el cambio climático. Encima, los efectos del cambio climático se sentirán con mayor intensidad en los países que están menos preparados para adaptarse.

El informe también advierte de la improbabilidad de que las naciones cumplan con los objetivos del Acuerdo de París de 2015 acerca de mantener la temperatura del planeta por debajo de los 2 grados Celsius con respecto a los niveles preindustriales y los riesgos que eso conllevaría. Ya que, aún muchos países como China e India dependen en gran medida de los combustibles fósiles, sumado a las tendencias en el desarrollo tecnológico que nos alejan más de las promesas del Acuerdo de París.

La emergencia climática obliga a que los países con emisiones más elevadas aceleren la descarbonización de sus sistemas energéticos y se alejen de los combustibles fósiles, al mismo tiempo que los países en desarrollo busquen utilizar fuentes energéticas con bajas emisiones de carbono para no minar su desarrollo económico. Al respecto, se identificaron 11 países como los más vulnerados ante los efectos del cambio climático por la carencia de recursos para enfrentar sus repercusiones, de los cuales 5 pertenecen a la región de América Latina (Dato Crucial 2).

Las agencias estadounidenses también señalaron que países como China, Noruega y Reino Unido podrían verse beneficiados en el marco de las acciones para responder al cambio climático por estar a la vanguardia con las tecnologías emergentes de energías renovables y la materia prima necesaria para producirlas, así como con políticas que respaldan el desarrollo de esas tecnologías.

El derretimiento del hielo del Ártico y la competencia por recursos y vías marítimas para envíos comerciales entre los países que tienen injerencia en la zona es un problema que se suma a los ya señalados por el informe de las agencias de inteligencia. Por lo cual, el Pentágono informa que el ejército comenzará a dedicar una porción de su presupuesto para la planificación de amenazas relacionadas con el cambio climático (ver Fuente 2).

El Departamento de Defensa también informó de los múltiples riesgos a los que se exponen sus bases debido a las inundaciones, sequías e incendios que se han presentado en los últimos años. Es por eso que el Pentágono ha integrado “el concepto del cambio climático como un multiplicador de amenazas en todos los aspectos de la estrategia de defensa, planificación, planes de las fuerzas y presupuesto”.

Ahora, el cambio climático es una prioridad en los programas de preparación para emergencias de los gobiernos estatales y locales, de acuerdo al Departamento de Seguridad Nacional. La guía de manejo de riesgos que proporciona este departamento se elaborará a partir de evidencia, pruebas e información científica actualizada. Asimismo, se ha propuesto contratar a más personal con conocimientos científicos, incluso para divisiones de formulación de políticas.

Las migraciones por causa del cambio climático también se señalan en los informes de las agencias de inteligencia, ya que por los huracanes y otros desastres naturales ha incrementado la migración de las personas de Centroamérica hacia Estados Unidos. El Consejo de Seguridad Nacional identifica en su informe a los eventos climáticos como un nuevo factor que está obligando a las personas a abandonar sus hogares en busca de refugio y seguridad (ver Fuente 3). Por lo que, el mismo Consejo ha recomendado en su informe que el presidente “trabaje con el Congreso para crear una nueva vía legal para la protección humanitaria individualizada en Estados Unidos para las personas que enfrentan serias amenazas a su vida debido al cambio climático”.

Diferentes académicos aplauden el interés del gobierno estadounidense por atender las problemáticas derivadas del cambio climático, sin embargo, también plantean interesantes cuestionamientos al respeto de la distribución desigual de los males ambientales. Las naciones que menos han contribuido a la degradación ambiental son quienes están padeciendo más fuerte las consecuencias, por lo que los países desarrollados tienen una gran deuda con los migrantes climáticos que obliga a formular verdaderas acciones para abordar el problema y no sólo describir los desafíos.