At McKinsey, Widespread Furor Over Work With Planet's Biggest Polluters

Cita: 

Forsythe, Michael y Walt Bogdanich [2021], "At McKinsey, Widespread Furor Over Work With Planet's Biggest Polluters", The New York Times, New York, 27 de octubre, https://www.nytimes.com/2021/10/27/business/mckinsey-climate-change.html

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Miércoles, Octubre 27, 2021
Tema: 
Acción empresarial, inconformidad social y degradación medioambiental
Idea principal: 

Michael Forysthe es reportero del equipo de investigaciones de The New York Times. Hasta febrero de 2017 fue corresponsal en la oficina de Hong Kong, enfocándose en la intersección del dinero y la política en China.

Walt Bogdanich se incorporó a The New York Times como editor de investigación del Business and Finance Desk en enero de 2001. Se graduó de la Universidad de Wisconsin como licenciado en ciencias políticas y realizó su maestría en periodismo en la Universidad Estatal de Ohio.


En el marco de las preparaciones para la Conferencia de las partes (COP26) en Glasgow, que buscará abordar el impacto devastador de los efectos del cambio climático por el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, se ha gestado una revuelta dentro de la firma consultora McKinsey & Company por su apoyo a los mayores contaminadores del planeta.

Más de 1 100 empleados se han reunido para firmar una carta abierta a los principales socios de la empresa, exhortándolos a revelar cuánto carbono emiten sus clientes a la atmósfera. Con respecto a su demanda, señalan la preocupación de la crisis climática como el tema que define a su generación y que de no actuar frente a la degradación que sus clientes generan a la Tierra, el impacto positivo que busca producir la firma no tendrá sentido.

Son varios los autores que han renunciado desde que la carta se emitió en la primavera de 2021. Al respecto, uno de los empleados compartió un correo electrónico que citaba el trabajo continuo de la empresa McKinsey con las compañías de combustibles fósiles como la razón principal de su partida.

Públicamente, la empresa McKinsey ha señalado su compromiso con la protección del planeta, aludiendo que ha ayudado a sus clientes en cuestiones medioambientales por más de una década. Incluso, el 15 de octubre celebró el Día de Acción Climática, actualizando a los empleados sobre su progreso hacia su objetivo de tener una huella de carbono neta cero para 2030. El problema es que la huella de McKinsey es minúscula en comparación con la de las empresas a las que les da asesoramiento.

McKinsey ha escapado al escrutinio de su negocio con las empresas de combustibles fósiles porque protege de cerca la identidad de sus clientes. Sin embargo, los documentos consultados por The New York Times, las entrevistas y testimonios de ex empleados de la firma y las demandas disponibles públicamente demuestran la estrecha relación con 43 de las empresas más contaminantes del mundo, de donde se obtienen millones de dólares en honorarios para la empresa.

El trabajo de esta firma consultora con sus clientes a menudo no se centra en reducir su impacto ambiental, sino en reducir costos, impulsar la productividad y aumentar las ganancias. No obstante, un portavoz de la firma señaló en un comunicado que “reducir las emisiones en todo el mundo requiere comprometerse con los sectores de alta emisión para ayudarlos en la transición”. Agregó que alejarse de esos sectores si bien podría tranquilizar a los críticos, por otro lado no estaría contribuyendo en nada para resolver el desafío climático.

Boston Consulting Group (BCG) es otra de las empresas consultoras que asesoran grandes emisiones de carbono como Sonangol, empresa petrolera de Angola. Que al mismo tiempo señala ser el socio consultor exclusivo de la cumbre climática de las Naciones Unidas en Glasgow.

McKinsey tiene 95 años de historia y se ha posicionado en la cúspide de la consultoría a nivel mundial, por lo que se esperaría que su cuerpo de consultores enfocaran sus talentos en ayudar a los clientes de combustibles fósiles a reducir sus emisiones. No obstante, los clientes bien financiados como Chevron, Shell y Teck Resources contratan a McKinsey para promover objetivos comerciales que en su mayoría no tienen conexión con los esfuerzos globales para limitar los gases de efecto invernadero.

A través de los años, los vínculos de McKinsey con el sector de los combustibles fósiles se han hecho más profundos. Mobil, Shell y Texaco ayudaron a impulsar a McKinsey, hace más de medio siglo, a las primeras filas de firmas consultoras. En 2018, a poco tiempo de dejar su papel como socio gerente de la firma consultora, Dominic Barton fue nombrado presidente de Teck Resources, una empresa que se dedica a explotar montañas para encontrar carbón para acerías.

Luego del primer año después de que Dominic Barton llegara a Teck Resources, el trabajo de McKinsey aumentó ahí. Colaboró en la consulta de diferentes proyectos llamados “Coal Processing Optimization” en una mina en Columbia Británica y “Drill and Blast”. Al respecto, en el informe anual de 2019, el director ejecutivo de Teck Resources señaló que McKinsey ayudó a “mejorar la productividad y reducir los costos”.

En 2019, un ex consultor de Mckinsey preocupado por el impacto ambiental de la empresa escribió un memorando en el que señalaba que la firma consultora había distribuido un vídeo en el que se jactaba de haber ayudado a aumentar la producción en una compañía de carbón un 26 por ciento. Señalando a la empresa de haber ayudado a su cliente a extraer y contaminar más durante muchos años.

A pesar del impacto que se ha registrado de Teck Resources, a través de un portavoz se hizo saber que la empresa está comprometida en apoyar la acción global frente al cambio climático. Agregó que la empresa ya está tomando medidas para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y está trabajando en la meta de llegar a ser neutral en carbono en todas sus operaciones al 2050.

Por el contrario, una portavoz de McKinsey señaló que era engañoso centrarse en una empresa como Teck Resources como evidencia de que el trabajo de la consultora exacerba el cambio climático. Informó que la firma estaba invirtiendo en esfuerzos de sostenibilidad, pero que hasta que el mundo deje de estar supeditado a los combustibles fósiles, miles de millones de personas en todo el mundo seguirán dependiendo de las empresas que se citan como las más contaminantes del mundo, deslindándose de la responsabilidad de la degradación que contribuyen a generar como empresa.

El poder de McKinsey para influir en las decisiones de muchos de los mayores contaminadores a nivel global es la razón por la que tantos empleados firmaron la carta abierta hacia la empresa. Los autores de la carta han señalado que el hecho de que McKinsey no informe de manera transparente las emisiones de sus clientes plantea un grave riesgo para su reputación, las relaciones con sus clientes y su capacidad de la empresa para atraer más personas.

Han solicitado que McKinsey no solo corrija sus propias emisiones, sino que también revele de manera pública la cantidad de contaminación de carbono que sus clientes producen en conjunto. Además, que se comprometa a ayudarles para limitar el aumento de la temperatura global a 1.5 grados Celsius. Esto con el objetivo de que McKinsey muestre el liderazgo que sus accionistas esperan de ellos.

El 5 de abril de 2021, tanto el socio gerente de la firma como su sucesor designado, Kevin Sneader y Bob Sternfels respondieron a la carta abierta de los empleados. Mencionaron que comparten su opinión respecto a que el tema climático es el tema definitorio para el planeta y todas las generaciones y que se comprometían a discutir la dirección de la empresa sobre el cambio climático.

Kevin Sneader anunció previo a la celebración del día de la Tierra, el 22 de abril, que continuaría ayudando a sus clientes a reducir sus emisiones para alcanzar la meta de 1.5 grados. Por lo cual, mencionó en otra ocasión que no dejaría de trabajar con los grandes contaminadores ya que eso le permite seguir siendo relevante en el mundo de la consultoría.

Si bien la firma consultora ya había creado una nueva plataforma para ayudar a los clientes a reducir sus emisiones, las inconformidades no cesaron. A finales de julio, uno de los autores de la carta cuyo trabajo en McKinsey se centró en la energía y la descarbonización compartió un correo en el que anunciaba su renuncia ya que habiendo analizado las horas reales efectuadas a los mayores contaminadores del mundo no compartía la idea de que McKinsey fuera el mayor catalizador del sector privado para la descarbonización y aseguraba exactamente lo contrario.

Datos cruciales: 

1. Entre los 100 mayores contaminadores corporativos durante el último medio siglo, Mckinsey ha asesorado al menos a 43 en los últimos años, incluidos BP (British Petroleum), Exxon Mobil, Gazprom y Saudi Aramco, generando cientos de millones de dólares en honorarios para la empresa.

2. De acuerdo a cifras del Climate Accountability Institute, BP, Exxon Mobil, Gazprom y Saudi Aramco, sin incluir decenas de otros contaminadores asesorados por McKinsey, fueron responsables de más de un tercio de las emisiones globales de carbono en 2018.

3. En 2019, el informe de la huella de carbono de la empresa Teck Resources, uno de los mayores exportadores de carbón siderúrgico del mundo, fue equivalente a una décima parte de las emisiones de gases de efecto invernadero de Canadá, al contabilizar el carbón quemado por sus clientes.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El papel de las firmas consultoras como McKinsey & Company va más allá del asesoramiento empresarial. Frente a la destrucción medioambiental, su colaboración con las empresas más contaminadoras del mundo para impulsar su productividad, aumentar sus ganancias y reducir costos se traduce en el exacerbamiento del cambio climático.

La acción histórica de las grandes corporaciones en torno a priorizar la acumulación de capital en detrimento de la destrucción de las condiciones de vida del mundo, advierten de un escenario de no cumplimiento de las metas planteadas para la descarbonización de sus actividades productivas y la reducción de sus huellas de carbono para detener el aumento de la temperatura de la Tierra.