El narcisismo como norma. La deformación psíquica en la sociedad capitalista tardía

Cita: 

Samol, Peter [2020], "El narcisismo como norma. La deformación psíquica en la sociedad capitalista tardía", Krisis, 10 de junio, https://www.krisis.org/2020/el-narcismo-como-norma/

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Miércoles, Junio 10, 2020
Tema: 
La personalidad narcisista como forma subjetiva del capitalismo contemporáneo
Idea principal: 

Peter Samol estudió filosofía y sociología en Marburg. Hizo su doctorado en Jena. Actualmente es periodista autónomo y escribe en la revista alemana Krisis.


Este artículo tiene el objetivo de reflexionar sobre el narcisismo como modo de ser en las sociedades capitalistas contemporáneas. Este modo de ser, el narcisismo, se observa en un momento donde la sociedad está en crisis, lo que significa que también las personas viven una crisis existencial. Lo anterior se entiende debido a la retroalimentación entre las estructuras sociales y las personas: las sociedades reproducen su existencia en los individuos, mientras que éstos reproducen la estructura social mediante sus acciones.

El creciente aislamiento del individuo burgués

La ideología neoliberal pondera una sociedad conformada por individuos o personas fuertes que deben de estar preparadas para competir por los puestos de trabajo y, en general, por buscar el éxito y el prestigio. Para lograr lo anterior, es necesario ser flexibles y estar dispuestos a hacer los esfuerzos personales que sean necesarios para mejorar.

Esto se debe a que el capitalismo hace de las personas productores privados aislados que únicamente se vinculan entre sí mediante el dinero y las mercancías, al tiempo que las otras relaciones son consideradas inferiores y se suprimen. El artículo observa que esta tendencia aumenta y el individuo burgués incrementa su aislamiento.

En este sentido, el concepto de narcisismo se ha vuelto popular para comprender las subjetividades contemporáneas. Este concepto fue acuñado por Sigmund Freud. El artículo apunta que el componente central del narcisismo es el egocentrismo como tendencia imparable manifestada en las personas con un exagerado sentido de importancia propia, éxito, poder, acompañado de una necesidad excesiva de validación externa y admiración.

Debido a que las personas narcisistas necesitan una constante validación y reconocimiento del exterior, están también en un posición de vulnerabilidad. Así, bajo la superficie narcisista, se esconde una autoestima baja, debido a las demandas de adaptación y flexibilidad neoliberales.

El narcisismo en el posfordismo

Freud fue uno de los pioneros en estudiar el narcisismo. Para comprender el narcisismo, es necesario repasar en qué consiste el complejo de Edipo, cuyo desarrollo se da dentro de la familia nuclear burguesa. En primera instancia, se señala que el complejo de Edipo sucede para que las personas formen su personalidad burguesa, necesaria para participar en la reproducción simbólica y material de la sociedad capitalista. Como resultado, las personas adquieren una "orientación general hacia el progreso".

En momentos históricos previos, la experiencia edípica estaba asociada a los esfuerzos de adaptación sociales, los cuales se cristalizan en la voluntad de trabajar, la diligencia y la autodisciplina. Gracias a estos esfuerzos, era posible pensar en alcanzar las recompensas sociales prometidas, debido a que en ese momento existían estructuras claras y un futuro laboral relativamente seguro.

Otra de las fases edípicas, se da cuando los infantes, que se socializan como sujetos burgueses, se enfrentan a la idea del fracaso. Las niñas y los niños reaccionan a lo anterior imaginando una autonomía absoluta, que elimina la dependencia de las otras personas.

Entonces, el sujeto edípico se vuelve un ente consolidado que se somete sin quejas a las condiciones externas, al tiempo que desarrolla una parte narcisista que es necesaria para defenderse de la realidad limitante y amenazante; para lo cual, es indispensable replegarse en una interioridad gobernada por este sujeto de manera absoluta y omnipotente. Según el autor, esta tendencia narcisista se expandió fuertemente a partir de la década de 1970 con el surgimiento del posfordismo.

En la actualidad, se vive en un mundo donde la seguridad laboral es "un lujo". Como consecuencia, el mecanismo edípico que genera que las personas se sometan a las condiciones externas sin quejarse se derrumba, debido a que el sujeto encuentra menos recompensas. Así, se vive en un mundo menos fiable que se presenta como una amenaza existencial, lo que causa que las personas se vean arrojadas hacia sí mismas, ante la indefensión y la falta de puntos de puntos de referencia externos para orientarse en el mundo, con lo que se experimenta la sensación de estar a merced de los demás. Ante esta situación, es menester suprimir o desplazar estas sensaciones.

De esta manera, la sociedad capitalista le exige a las personas una mayor adaptabilidad, así como la capacidad para auto promocionarse, lo que exacerba la personalidad narcisista. Aunado a lo anterior, la posibilidad de vender la fuerza de trabajo y obtener un salario para subsistir se convierte en la venta de la personalidad como si ésta fuera una mercancía. Al preguntarse constantemente cómo aumentar su propio valor en el mercado, el individuo revela todo lo que conforma su personalidad hasta el momento, realizando un ejercicio constante de abnegación. Según el artículo, esta forma de vida genera sentimientos de vacío y falta de autenticidad. Es precisamente este proceso “el que conduce a una personalidad narcisista, que puede ser cualquier cosa porque detrás de ella hay una gran nada”.

Inscripción de las mujeres en el desarrollo general

Hasta la década de 1970 dominaba una división del trabajo relacionada con la formación de una esfera pública ocupada por hombres, mientras la privada estaba destinada a las mujeres, quienes se encargaban de los trabajos domésticos. En las últimas 5 décadas es visible una relativa equiparación de los sexos. Pese a ello, el éxito laboral y capacidad para proveer a la familia aún se basa en una imagen de la masculinidad.

Por otra parte, ante la precarización del empleo tanto los padres como las madres deben emplearse forzosamente en el mercado laboral. Eso causa que los y las hijas sean inscritas en instituciones educativas, donde son sometidos a la preparación para la actividad laboral. Asimismo, los padres y las madres dedican tiempo para enseñarle a los y las hijas a entrar en la competencia generalizada.

Así, cada vez más niños y niñas son educados para competir individualmente en la sociedad contemporánea. Lo anterior resulta en el conocimiento de la soledad en una tierna edad. Así, la incertidumbre en las sociedades posfordistas se manifiestan cada vez más temprano y de forma más abrupta.

Capitalismo y estado mental

La lógica interior y última del capitalismo es promover la valorización del capital. Eso resulta en un círculo interminable y sin sentido en el cual todo se subordina a la obtención de ganancias y la acumulación de capital. El artículo señala que al interior “de este movimiento no hay más que el vacío de la auto-proliferación sin fin, una nada sin contenido que paso a paso va socavando cualquier otra relación significativa, arrastrándolo todo hacia su vacua tautología”.

Así, las personas compiten entre sí más que nunca. Por otra parte, el mercado laboral es inestable y exige que las personas estén dispuestas a adaptarse para encajar en él. No obstante, la amenaza de los cambios radicales es más constante y se observa también la expansión de la precariedad; así como el debilitamiento del estado de bienestar. En este contexto, bajo el capitalismo actual, el miedo al fracaso es generalizado.

La deseabilidad general del comportamiento narcisista

En la sociedad contemporánea, el comportamiento narcisista incluso se vuelve deseable y es entendido como imagen y causa del éxito. Además, las habilidades propias y los sentimientos se vuelven subproductos de publicidad. El narcisismo es así base de la meritocracia flexible y representa la forma subjetiva del capitalismo en crisis.

Es por eso que se fomenta la auto-promoción, carente de lazos. Las personas asimilan el vacío o la falta de vínculos con la convicción de que son especiales, autónomas y flexibles. Por eso construyen su grandeza, fuerza y brillantez imaginarias. Al encontrarse al borde de la nada, la personalidad narcisista hace que las personas se engañen a sí mismas al decirse que pueden lograr cualquier cosa.

Por tanto, la persona debe sumirse en la búsqueda de éxito para que el miedo no se apodere de ella. Así el capital y la personalidad narcisista se desenvuelven dinámicamente produciendo un vacío. Por eso se complementan muy bien.

Pronóstico

La subjetividad narcisista, que “se alaba constantemente a sí misma, se sobreestima de forma desmesurada y es incapaz de comprometerse”, es la forma perfecta que requiere la relación capitalista contemporánea. En su interior existe un vacío y necesita de la constante validación y reconocimiento superficial de la personalidad. Lo anterior constituye el contenido apropiado para el movimiento infinito y sin sentido del capitalismo.

No obstante, la persona narcisista no logra satisfacer las exigencias sociales, por lo que tiene que realizar acciones sustitutivas que le permitan desplegar la energía necesaria para impulsar su autoreferencialidad. Lo que puede llevar a la megalomanía, la autodestrucción y la destrucción de los demás.

En este tenor, el artículo concluye “que estar bien adaptado a una sociedad enferma no puede ser un signo de buena salud mental. Sin embargo, la abolición de la forma-sujeto narcisista no es posible en las condiciones actuales”. Una forma de vida al margen de la sociedad narcisista debería dejar atrás la obsesión por el trabajo, el estrés competitivo y causado por el rendimiento; así como dejar de lado la auto-promoción, y la continúa autoafirmación constante. “Mientras prevalezcan estas limitaciones no estarán dadas las condiciones para el desarrollo de individuos sociales libres más allá de la subjetividad mercantil”.

El narcisismo “se está volviendo cada vez más disfuncional, pero esto por desgracia no significa que nos estemos dirigiendo automáticamente hacia una sociedad liberada”. No existe garantía de revertir la destrucción de este proceso y reemplazarlo por formas de socialización más humanas.

Sin embargo, “la crítica radical de la forma del sujeto en el capitalismo, de su lógica y su dinámica psicosocial interna, es un primer paso necesario en esa dirección”.

Datos cruciales: 

1. Según un estudio, en Alemania las personas con empleo precario conforman entre 25% y 40% de la población activa; mientras que nueve de cada diez alemanes dicen tener miedo de bajar en la escala social.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Esta reflexión pone de manifiesto un aspecto existencial de la crisis civilizatoria en curso: el vacío causado por la personalidad narcisista que es necesaria interiorizar para sobrellevar las exigencias del capitalismo contemporáneo, y sobre todo, el mercado laboral y su inestabilidad. Este artículo presenta una interpretación de algunos fenómenos cualitativos observables en la actualidad: la autoexplotación y la autopromoción. En este sentido, es necesario tomar en cuenta este aspecto de la crisis económica, civilizatoria y social que anuncia el colapso.