Shoshana Zuboff es profesora emérita de Harvard Business School y autora de "The Age of Surveillance Capitalism".

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Facebook y otras corporaciones han logrado el dinero y el poder que tienen gracias a un sistema de vigilancia que se basa en la extracción y manipulación confidencial de datos humanos con los que controlan todos los flujos de información e infraestructuras de comunicación en el mundo entero.

Esta posesión y manipulación de datos ha sido permitida por los gobiernos sin restricciones de la ley. Resultando en la destrucción de la privacidad, aumento de la desigualdad social y el debilitamiento de instituciones democráticas por los intereses comerciales privados en los espacios de información considerados públicos.

Luego de que Google desarrollara, a partir de 2001, mecanismos para predecir el máximo beneficio de los anuncios publicados en internet fue que comenzó la lógica del capitalismo de vigilancia. Las predicciones se realizaron con los datos obtenidos de los consumidores que habían dejado en los servidores de la empresa sin saberlo, logrando usar esa información para analizar patrones probables de comportamiento futuro.

La extracción de datos fue crucial para tener más control sobre la conducta de los consumidores. Se fueron apropiando de esa información gracias a la ignorancia de los usuarios que desconocían esas operaciones de vigilancia a través de sus propios teléfonos, cámaras, aplicaciones, etc. En el capitalismo de vigilancia, la integridad de la información no está correlacionada con los ingresos que puedan generar.

Desde los inicios de Facebook y sus otros prototipos, Mark Zuckerberg tenía claro que la transgresión a la privacidad de sus usuarios era un problema que había tenido que enfrentar por las reacciones y demandas colectivas que hubo poco tiempo después de lanzar la nueva red social. Por lo que, la extracción de datos sin consentimiento se convirtió en la nueva apuesta para mejorar sus servidores.

Zuckerberg creó un equipo muy calificado para hacer crecer su empresa a través de todos los datos que podía conseguir de sus usuarios. En 2009, actualizó sus políticas de privacidad para eliminar las opciones que restringían la visibilidad de los datos personales, para hacerlos información de acceso público. Mecanismo que han seguido empresas como Amazon, Microsoft y Apple por la nula restricción legal que hay a estas prácticas.

El capitalismo de vigilancia es tan lucrativo porque no se enfrenta con daños económicos como sucede en otros sectores, sino con daños sociales que no representan un riesgo real para las corporaciones. Se trata de una nueva forma de desigualdad que refleja la enorme brecha que existe entre lo que nosotros podemos saber de esas empresas y todo lo que ellos saben de nuestras vidas. Que al final, es usado para determinar cada comportamiento de miles de millones de personas.

Los gobiernos se ven rebasados por el poder que han podido acumular las empresas sin legislaciones que los limiten. El control sobre las infraestructuras de comunicación que poseen las empresas ahora es parte de las estrategias para competir con los mismos legisladores, ya no representan una autoridad para el capitalismo de vigilancia.

Los daños sociales de la era digital se suman y exacerban los numerosos problemas que ya enfrentan las democracias en todo el mundo. El reto es ser suficientemente capaces de regular la recopilación y el uso de datos sin que impacte negativamente en las economías de las empresas y satisfaga las necesidades de las personas y la sociedad en general. Su preocupación más profunda es asegurar la sobrevivencia de las democracias frente al capitalismo de vigilancia.