What goes up? Is the modern, bank-light financial system better than the old one?

Cita: 

The Economist [2022], "What goes up? Is the modern, bank-light financial system better than the old one?", The Economist, London, 12 de febrero, https://www.economist.com/finance-and-economics/2022/02/12/is-the-modern...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Febrero 12, 2022
Tema: 
Después de la crisis de Covid-19, el sistema financiero enfrentará importantes cambios.
Idea principal: 

La estructura del sistema financiero ha cambiado dramáticamente desde la crisis de 2007-2009. Durante la crisis del Covid-19 observamos un alza en las acciones de GameStop, un minorista de videojuegos y más demanda por las criptomonedas, como Dogcoin. “Con los mercados tan impredecibles elegir a los ganadores fue como pescar en un barril”.

Las acciones de las empresas tecnológicas fueron las más beneficiadas de la compra de activos por parte de la Reserva Federal en marzo de 2020, pues el índice S&P 500 alcanzó máximos históricos en 70 de los 261 días de trading de 2021. No obstante, el 27 de enero de 2022 el índice cerró 10% más bajo que el primer máximo del año. El NASDAQ, un índice de empresas tecnológicas, disminuyó 9.8% desde su punto más alto en noviembre del 2021. Robert Shiller, ganador del Nobel por su estudio sobre las burbujas financieras, encuentra algunos paralelismos entre la recuperación del Covid-19 y la de la Gran depresión en 1929. Según las encuestas de Shiller, los inversionistas piensan que el mercado esta sobrevalorado y que, ante cualquier caída, los precios de las acciones se recuperarán. Esta combinación fue característica de las postcrisis en la década de los años 1930.

Por otro lado, el alza en las valuaciones de las acciones se debe a más de una década de dinero "gratis" por parte de los bancos centrales, que desde 2009 han mantenido tasas de interés bajas, incluso por niveles de cero por ciento. Con la pandemia dichas acciones fueron aún mayores al combinar la compra de activos con estímulos fiscales. “Esto encendió un cohete bajo los precios de los activos.” La acción media del S&P 500 costaba 40 veces sus beneficios a principios de enero de 2021, según la relación precio-beneficio ajustada cíclicamente, el mismo nivel observado antes del crash del 2000. En 2021, los precios de las casas en Estados Unidos aumentaron 29%, se recaudaron alrededor de 600 mil millones de dólares en ofertas públicas iniciales y las criptomonedas subieron aun más.

Mientras la demanda de bines y servicios se recupera y permanecen las restricciones en las cadenas de suministro, los precios de las mercancías han dado un salto inflacionario que está empujando a las autoridades monetarias a comenzar a remover liquidez y alzar las tasas de interés. En octubre de 2021 los inversionistas esperaban un alza de la tasa de interés de 0.25% en febrero de 2022, en el presente se espera hasta un alza a 5% e incluso que la Reserva Federal inicie la venta de bonos. En otras palabras, los mercados tienen que ponerse al día con las valuaciones, pero ¿está realmente el mercado preparado para ello?

“Los mercados tienen que ser capaces de corregirse, algunas personas perderán dinero, pero es parte del proceso”. El último crash fue en 2008 con la crisis financiera global y la última gran corrección fue en marzo de 2020 con el choque de Covid-19, donde la intervención de las autoridades estaba justificada, desde entonces el sistema financiero ha presentado cambios tecnológicos y regulatorios importantes que han alterado su estructura, por lo que es difícil describir cómo se llevará a cabo la corrección de precios.

Antes de la crisis financiera de 2008 los bancos poseían activos con un valor de 115 billones de dólares, los fondos de pensiones y aseguradoras mantenían más o menos la misma cantidad, pero estos últimos a finales de 2020 poseían 227 billones de dólares, 26% más que los bancos convencionales. Además, antes de la crisis 80% de las hipotecas de las familias estadounidenses estaban en manos de los bancos, hoy en día cerca del 40% de las hipotecas se originan fueran del mercado bancario y se venden a inversionistas.

Un mundo después de los bancos

La composición de las instituciones no bancarias también ha cambiado significativamente. En 1990 un cuarto de la población estadounidense mantenía sus activos en fondos de pensión y solo 10% en capital variable o acciones. Actualmente, los hogares mantienen 15% de su riqueza en fondos del retiro y 27% se halla en acciones. Debido a los bajos costos de operación de los brokers, los inversionistas ahora pueden fácilmente vender y comprar activos desde sus teléfonos celulares. El gran riesgo es que las instituciones financieras que ofrecen estos servicios no están respaldadas de la misma manera que los bancos, es decir, no cuentan con el apoyo directo del banco central.

Respecto a los intermediarios, las mesas de trading han desarrollado algoritmos que les permiten comprar y vender activos en cuestión de microsegundos, aprovechando los diferenciales de precios. Con ello han desplazado a los bancos de adquirir bonos del Tesoro, bonos corporativos, etc. Adicionalmente, nuevas regulaciones y cambios tecnológicas han limitado la participación de los bancos en la tenencia de activos y su eventual comercio. Hace 25 años si un banco tenía un cliente que no podía realizar un ajuste de márgenes, el banco podía ofertar o comprar esa posición con sus hojas de balance, absorbiendo posibles pérdidas. Ahora que la tenencia de bonos del tesoro en manos de brokers o dealers ha caído de 10% en 2008 a 3% en 2019 y de bonos corporativos de 8% en 2007 a 1% 2019, los bancos no tienen capacidad de fungir como intermediarios financieros, es decir, no tiene una hoja de balance.

La pérdida de capacidad de intermediación financiera de los bancos se debe también a un aumento en la preferencia de las corporaciones de financiarse con bonos en lugar de adquirir préstamos bancarios. La oferta de bonos ha aumentado dramáticamente por el crecimiento de los fondos de intercambio (ETFs, por sus siglas en inglés), muchos de los cuales son construidos por empresas como BlackRock, la gestora de activos más grandes en todo el mundo. Sucede que si demanda por ETF sube o baja su valor justo, induce a estas empresas a crear o destruir nuevas unidades de ETFs.

No obstante, en episodios de estrés los bonos que componen a los ETFs reducen su volumen de trading más que ETFs, lo que muy probablemente causará problemas en el futuro. En marzo de 2020, el ETF corporativo más grande y con mejor calificación crediticia de BlackRock se comerció 90 mil veces al día, mientras que las cinco primeras posiciones de los bonos solo se comerciaron 37 veces. Los problemas pueden surgir en episodios de estrés financiero: la liquidez se esfuma y los fondos de inversión se ven obligados a vender sus activos e mayor liquidez, como los bonos del Tesoro, en lugar de vender bonos de economías emergentes.

Un aspecto regulatorio que ha reducido la intermediación de los bancos es que las operaciones con swaps de tasas de interés deben ser mediante casas de intercambio, puesto que en 2008 el canal de crédito se contrajo porque los bancos realizaban estas operaciones solo con los bancos que consideraban idóneos, de esta manera no podía verse la fotografía completa de la falta de financiamiento en la economía. En resumen, los bancos tienen menor capacidad de intermediación, lo cual parece un retorno al viejo sistema donde las transacciones financieras estaban centralizadas, y reduce la posibilidad de que el apalancamiento de los bancos nos lleve a una crisis, pero no significa que instituciones como las aseguradoras, los fondos de pensión y de cobertura comiencen a endeudarse. Con episodios de volatilidad, aunque no afecten directamente a los bancos, preocupa que en la actualidad una gran proporción de la población mantiene su riqueza en activos financieros, lo que aumenta dramáticamente la inseguridad financiera.

Dos pedales a la vez

Los bancos centrales siempre pueden salvar el día mediante la compra de activos, pero para los bancos centrales es una ardua tarea cumplir con su objetivo de inflación baja y estable y atender la estabilidad financiera, ambas tareas empujan a los bancos centrales en direcciones opuestas. Sin duda, los bancos comerciales son más resilientes que antes de la crisis financiera, pero no se puede decir lo mismo sobre el nuevo sistema financiero de alta tecnología. La gran vulnerabilidad del sistema financiero es que el caos puede ser autoinducido, ya que hay más participantes que están expuestos a los vaivenes, cada vez más violentos, del mercado.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Después de la crisis financiera de 2008 y las regulaciones sobre la banca que vinieron después configuraron nuevos espacios de valorización del capital financiero: las instituciones financieras no bancarias desde entonces han atraído a inversionistas pequeños y creado nuevas formas de captar financiamiento a bajos costos, y sin estar bajo la regulación de las autoridades debido al grado de tecnología que utilizan. Puesto que existe una tendencia alcista de la población a invertir su riqueza en el sistema financiero es indispensable asegurar que dichos recursos no sean utilizados como fondos de apalancamiento ni se vean competidos ante crisis financieras.