Durante la pandemia, los cuellos de botella y las pausas en las cadenas de producción han sido un dolor de cabeza para las empresas del mundo, excepto para las firmas japonesas. El reemplazo de la mano de obra por procesos automatizados junto con la escasez de personal aumentaron la demanda del mundo por equipos autónomos, como robots o kits de inspección. De acuerdo con la Federación internacional de robots, Japón produce 45% de la oferta de robots cada año.

Las empresas tecnológicas japonesas Keyence, Fanuc, SMC y Lasertec actualmente tienen una valoración 2.5 veces más alta que cinco años atrás. Keyence y SMC obtienen más de la mitad de sus ingresos del exterior. Para Fanuc y Lasertec la proporción aumenta a 80%. Esto se debe a que en 1990, la población en edad de trabajar de Japón comenzó a reducirse, por lo que el país asiático se vio en la necesidad de reemplazar a los humanos por procesos automatizados, desde entonces Japón cuenta con una ventaja competitiva que le permite posicionarse como un país rico.

Por otro lado, el éxito de estas empresas se debe a la demanda mundial de semiconductores y chips de computadoras. SMC debe el auge de sus ventas a los dispositivos de control neumático que envía a Europa y América. “Lasertec disfruta de un cuasi monopolio en las herramientas de inspección para las más avanzadas fotomáscaras de semiconductores (placas a través de las cuales se graban los patrones de los circuitos en las hojas de sicilio)”. Los sensores de precisión de Keyence son igualmente cruciales para la detección de fallos en las superficies de los semiconductores.

Fanuc además fabrica grandes brazos robóticos para líneas de ensamblaje de automóviles. Fanuc espera en 2022 suministrar 500 robots a la fábrica de Ford en Cologne, Alemania. Según The Economist, Fanuc fabrica casi todos sus productos e invierte constantemente en capacidad de producción e investigación y desarrollo (I+D). En cambio, Keyence y SMC no manufacturan sus productos, sino que diseñan y otorgan asistencia a sus clientes para instalarlos en sus fábricas. Ambas invierten poco en I+D, alrededor de 3 y 4% de sus ventas netas respectivamente.

La cultura corporativa de Japón también explica gran parte del éxito de las empresas, por ejemplo, SMC tiene 6 mil agentes de ventas que actúan como ingenieros en sistemas con un profundo conocimiento de los equipos de los clientes. Keyence no utiliza intermediaros para vender sus productos, sus canales de ventas se basan en su equipo de venta, de hecho, muchos son ingenieros que recorren las plantas de sus clientes identificando problemas. Nikkei, un publicista japones estima que Keyence excede los 150 mil dólares en salarios cada año fiscal, por lo que puede decirse que las firmas recompensan el esfuerzo.

A diferencia de la forma de hacer negocios en Estados Unidos, las empresas japonesas son menos generosas con los accionistas. Los inversionistas a menudo señalan que debido al carácter reservado de las firmas en Japón cualquier cambio repentino en esa actitud puede ser una señal de cambios grandes. A medida que las compañías se hacen más internacionales enfrentaran mayor presión a proveer de información y mejores rendimientos a sus accionistas. Tan sólo Fanuc incrementó sus dividendos en 2015 debido a la presión de Third Point, un fondo de cobertura.

Para que las empresas japonesas mantengan su liderazgo en la innovación es necesario que comiencen a invertir más en I+D y, quizá mas importante, generar una estrategia para no verse superado por China y el desarrollo acelerado de tecnología.