OK Doomer' and the Climate Advocates Who Say It's Not Too Late

Cita: 

Buckley, Cara [2022], "'OK Doomer' and the Climate Advocates Who Say It's Not Too Late", The New York Times, New York, 22 de marzo, https://www.nytimes.com/2022/03/22/climate/climate-change-ok-doomer.html

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Martes, Marzo 22, 2022
Tema: 
Los jóvenes "ecocreadores" de las redes sociales buscan dejar de lado el catastrofismo climático y hacen un llamado a la acción individual y colectiva.
Idea principal: 

Cara Buckley es una reportera de clima que se enfoca en la gente que trabaja en las soluciones y en relatos de respuestas poco comunes a la crisis. Se unió a The New York Times en 2006 y formó parte de un equipo que ganó un Pulitzer en 2018 por reportar sobre el acoso sexual laboral.


Alaina Wood es una científica de la sostenibilidad que comunica información sobre la crisis climática a través de Tiktok, lucha contra el creciente catastrofismo climático, esa idea de que es demasiado tarde para hacer un cambio, ya que opina que centrarse en las noticias fatalistas sobre el clima solo fomenta la inacción y la desesperanza.

Debido a que la actual guerra de Ucrania está fomentando el aumento de la producción de combustibles fósiles, Wood señala que es imperativo enfocarse en las acciones contra el cambio climático a nivel local, comenta que “la narrativa tiene que pasar a las acciones”. En este sentido, algunos defensores del clima equiparan la postura de Wood con la de “Ok, Boomer” mediante el término adaptado “Ok, Doomer”, que podría traducirse como “Sí, catastrofista” o “Siéntese, viejo catastrofista”.

Entre los jóvenes existe un creciente temor ante los efectos de la crisis climática. De acuerdo con un estudio realizado en 2020 por el Centro de Investigaciones Pew, reveló que los jóvenes estadounidenses consideran que el gobierno no está haciendo lo suficiente para luchar contra el cambio climático (dato crucial 1). Mientras que otra encuesta realizada en 2021 reveló que los jóvenes temen por el futuro (dato crucial 2). Asimismo, es evidente que el constante bombardeo de noticias medioambientales genera depresión y ansiedad ecológica. El Congreso de Estados Unidos se ha estancado en cuando a la legislación ambiental, mientras que la invasión rusa a Ucrania y sus implicaciones para la crisis ambiental generan más preocupaciones.

Sin embargo, Wood y otros comunicadores ambientales consideran que el paradigma del catastrofismo climático solo propicia que se mantenga el status quo dependiente del consumismo y de los combustibles fósiles. Por esta razón, estos “ecocreadores” optan por compartir noticias optimistas sobre los casos de éxito, así como formas en las que la gente puede luchar contra la crisis en su vida cotidiana.

En el verano de 2021, a través de Tiktok, Wood comenzó a compartir contenido desmintiendo ejemplos extremos de catastrofismo climático, en cambio, comparte noticias de éxito como el caso del primer santuario de ballenas de Norteamérica. Gracias a este giro su número de seguidores se triplicó y ayudó a formar el grupo de defensores climáticos en Tiktok llamado Eco-Tok cuyo hashtag ha tenido más de 200 millones de vistas.

Por otro lado, Caulin Donaldson es otro influencer de Tiktok que comparte videos cortos y optimistas sobre su peregrinaje diario recogiendo basura en las playas de Florida. También amuebló su casa con artículos de segunda mano y actualmente cuenta con 1.4 millones de seguidores. Lo interesante de Wood y Donaldson es que sus seguidores han comenzado a tomar acción ya que afirman los han inspirado. Estos influencers son conscientes de que para hacer la diferencia se requiere de todo un grupo de personas, sin embargo, creen firmemente que cuando una persona empieza a actuar puede inspirar a otras.

Los detractores opinan que centrarse en el impacto individual es inútil dado que las empresas de combustibles fósiles, las grandes corporaciones y los gobiernos son responsables de la gran mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero. Refieren a la publicidad de British Petroleum que ayudó a popularizar la huella de carbono individual como una forma de deslindarse de la responsabilidad.

Sin embargo, Sarah Jaquette Ray, directora de estudios medioambientales de la Universidad Estatal Politécnica de California y autora del libro A Field Guide to Climate Anxiety, comentó que cuando la crisis climática se aborda como demasiado extensa e intratable provoca desensibilización en las personas y dejan de interesarse en el asunto. Si la gente no tiene control sobre los asuntos geopolíticos, al menos puede enfocarse en aspectos donde pueda hacer la diferencia, formando parte de una corriente colectiva de grupos ecologistas. “Se necesita valor y disciplina para seguir cultivando el sentido de comunidad”.

En este sentido, muchos ecologistas comentan que presionar por un cambio sistémico a la vez que se toman medidas personales traerá los mayores beneficios. “Puede haber cambios grandes y locales al mismo tiempo, pueden coexistir”, menciona Isaias Hernández, joven que publica videos sobre justicia climática en redes sociales. Por su parte, Kristy Drutman, estudiante de la Universidad de California, comenzó a expresar su frustración en redes sociales ante las catástrofes del cambio climático que dejaron miles de muertos en Filipinas a manos del tifón Haiyan (dato crucial 3). Asimismo, se proclamó en contra del fracking. A raíz de estas protestas se dio cuenta que muchas comunidades de color afectadas por el cambio climático no tienen tiempo o privilegios para estarse preocupando por el clima, por lo que tienen que centrarse en las soluciones.

Philip Aiken, conductor del podcast Just to save the world opina que la actitud “es demasiado tarde” denota privilegio debido a que significa que solo queremos seguir viviendo cómodamente pues no hay nada que hacer. Asimismo, para evitar caer en el catastrofismo, Aiken limita su consumo de noticias climáticas concentrando sus esfuerzos principalmente en soluciones sobre todo a nivel local.

De igual forma, Kate Marvel, investigadora del Instituto Goddard de la NASA prefiere enfocarse en lo que los humanos aún podemos hacer y aplaude esfuerzos victoriosos que se han realizado para mejorar la calidad del aire y agua. Menciona específicamente el Protocolo de Montreal que ayudó a eliminar los químicos que dañan la capa de ozono provocando cáncer de piel y agravando el calentamiento global. Comenta que el progreso es posible y que ha habido políticas efectivas.

Finalmente, Mary Annaïse Heglar, ensayista enfocada en clima y una de las presentadoras del podcast y boletín Hot Take, opina que tan grave como el catastrofismo es el “esperancismo”, es decir, un optimismo confiado en que alguien ideará las soluciones ante la crisis ambiental. En este sentido, ante la duda de si lograremos sobreponernos a los retos que implica el cambio climático, para Heglar lo más importante es intentarlo.

Datos cruciales: 

1. Dos terceras partes de los estadounidenses consideran que el gobierno no está haciendo lo suficiente para luchar contra el cambio climático.

2. Una encuesta realizada el año pasado a 10 000 adolescentes y jóvenes adultos de diez países reveló que tres cuartas partes temen por el futuro.

3. En 2013 el tifón Haiyan dejó 7 300 muertos en Filipinas.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El uso de redes sociales para difundir información sobre la crisis climática es una herramienta que las nuevas generaciones están utilizando para efectuar una gobernanza más efectiva, donde la ciudadanía se involucre en el quehacer personal y colectivo. Todo esto sin dejar de responsabilizar a las grandes corporaciones de su papel en el calentamiento global y de exigir un cambio sistémico que ponga a la vida antes que a la acumulación de capital.