Building Anti-Colonial Feminist Coalitions Against Climate Change

Cita: 

Dhillon, Jaskiran [2021], "Building Anti-Colonial Feminist Coalitions Against Climate Change", Roar Magazine, (11), otoño, https://roarmag.org/magazine/anti-colonial-feminist-coalitions/

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Miércoles, Diciembre 15, 2021
Fecha de publicación: 
2021
Tema: 
Ante la crisis del cambio climático resulta crucial crear un plan de acción revolucionario e internacionalista generado por un movimiento popular global.
Idea principal: 

Jaskiran Dhillon es una organizadora anticolonial y profesora asociada de estudios globales y antropología en The New School de Nueva York. Es autora de Prairie Rising: Indigenous Youth, Decolonization, and the Politics of Intervention (2017) y coeditora de Standing with Standing Rock: Voices from the #NoDAPL Movement (2019). Su último libro, Notes on Becoming a Comrade: Solidarity, Relationality, and Future-Making, se publicará en 2022 con Common Notions Press.


En el verano de 2021 se registraron las temperaturas más altas en el noroeste del Pacífico de Estados Unidos y en el extremo suroeste de Canadá, se alertó a la población con encabezados muy alarmantes como: "Aumentan las quemaduras y las muertes en el oeste de Canadá tras la ola de calor más extrema de la historia moderna".

Las temperaturas extremas registradas se debieron a una cúpula de calor (heat dome) que es producida por un sistema de alta presión que ocasiona que la atmósfera atrape aire muy caliente al nivel del suelo, lo cual puede persistir varios días o semanas (dato crucial 1). Los científicos que han estudiado la intensificación de las olas de calor en la última década, comentan que las consecuencias de la cúpula de calor eran predecibles, por ejemplo, las muertes asociadas a los golpes de calor (dato crucial 2). Por encima de 42°C el cuerpo humano sufre estrés fisiológico y corre el riesgo de desarrollar una respuesta inflamatoria sistémica que puede resultar en fallo multisistémico. Sin embargo, también muchas especies marinas y terrestres sufrieron las consecuencias de las altas temperaturas, como señala el artículo publicado en The Atlantic en julio de 2021.

En este sentido, morir rostizado es una posibilidad real si no se tiene acceso a sistemas de enfriamiento o se habita en regiones del mundo donde el cambio climático aumenta nuestras posibilidades de exposición al calor extremo y aún no se han desarrollado estrategias integrales de adaptación.

Un profundo desbalance de poder

Un análisis de atribuciones de la cúpula de calor, dirigido por un grupo internacional de científicos, arrojó que este tipo de fenómenos son virtualmente imposibles sin el cambio climático causado por los humanos. "Nuestro clima, que se calienta rápidamente, nos lleva a un territorio desconocido que tiene importantes consecuencias para la salud, el bienestar y los medios de vida. La adaptación y la mitigación se necesitan urgentemente para preparar a las sociedades para un futuro muy diferente." (Dato crucial 3).

La contribución del Grupo I al Sexto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) arroja conclusiones similares. Asimismo, el reporte del Grupo III revela que las industrias de los combustibles fósiles son de las principales responsables de la crisis ambiental actual. El reporte hace mención de la correlación entre la emisión de dióxido de carbono antropogénico y el cambio climático. Es la razón de la severidad de las sequías, inundaciones, derretimiento de los glaciares, acidificación del océano y de los refugiados climáticos (dato crucial 4).

La respuesta a cómo fue que llegamos a este punto no se puede reducir a “todos somos culpables”, ya que existe responsabilidad histórica de las naciones (principalmente occidentales) que han emitido la mayor parte de los gases de efecto invernadero. Específicamente Estados Unidos es el país que más ha contribuido y su población rica tiene la huella de carbono más grande (dato crucial 5). El reporte de Oxfam, Confronting Carbon Inequality revela la correlación entre la riqueza y las emisiones de carbono (dato crucial 6). Sin embargo, las corporaciones dedicadas al desarrollo continuo de la industria de los combustibles fósiles son las principales responsables.

Haciendo un análisis más exhaustivo, resulta evidente la relación entre el capitalismo racial, el colonialismo y el cambio climático, ya que los dos primeros dieron pie al desarrollo de economías basadas en carbono que han priorizado la acumulación de capital por encima de todo lo demás. En este sentido, líderes indígenas en todo el mundo han hecho críticas al ciclo sin fin de extracción y consumo que está provocando un ecocidio global. Nos recuerdan que otros mundos son posibles, opuestos a la violencia, despojo y dominación estructural.

En este sentido, al estar nuestro mundo anclado en el colonialismo y el imperialismo, la forma en que se experimentan los impactos generados por el cambio climático son desproporcionados y dependen de la raza, clase y género que tengamos. En el Sur Global, numerosos países llevan más de una década sufriendo desastres relacionados a la crisis climática, mucho antes que la cúpula de calor en el verano de 2021. Por ejemplo, en Sudán la temperatura aumenta constantemente y las sequías cada vez más severas provocan escasez de agua e infertilidad de los suelos (dato crucial 7). En Bangladesh las inundaciones han aumentado, lo que ha destruido millones de hogares y perpetuado la inseguridad alimentaria (dato crucial 8).

Investigadores climáticos del Sur Global se enfrentan a dificultades para financiar proyectos de adaptación y que éstos lleguen a la agenda internacional. “Existe un profundo desequilibrio de poder en el contexto de la crisis climática que se une a cuestiones vitales sobre la desigualdad social y la responsabilidad compartida.” En este sentido, posiblemente la COP26 (Conference Of the Parties por sus siglas en inglés) fue un rotundo fracaso, debido a que muchos organizadores y científicos del Sur Global no pudieron asistir por la desigual distribución de vacunas contra la Covid-19.

Un marco de internacionalismo

Ante las proyecciones tan desoladoras, millones de personas no pueden darse el lujo de la negación, y a largo plazo en realidad nadie puede. Por ende, tomar acción contra el cambio climático significa actualizar la solidaridad global y la movilización de masas, así como repensar las directrices políticas. Las movilizaciones en torno al cambio climático y la justicia medioambiental deben delimitarse por un marco de carácter anticolonialista y anticapitalista. Debemos tener muy claro que todo está interconectado y que la gran mayoría de las personas que están sufriendo las consecuencias del cambio climático no hicieron prácticamente nada para provocarlo.

En este sentido, es importante visualizar las luchas de los jóvenes organizadores del clima. En Filipinas, la Huelga Climática Juvenil ha organizado protestas en las calles en relación a la justicia socioambiental, sin embargo, sus esfuerzos trascienden las fronteras geográficas ya que, se han vinculado con otros casos del Sur Global y han exigido que el Norte Global tome su parte de la responsabilidad respecto a la crisis climática.

Sin embargo, un marco de internacionalismo debe considerar las formas en que el capitalismo racial fomenta proyectos imperialistas que producen gran sufrimiento, rehacen las ecologías y modifican las formas de relación para facilitar el movimiento del capital. Los zapatistas se opusieron a esto al publicar en 1994 su Primera Declaración de la Selva Lacandona, los Sioux de Standing Rock también cuando comenzaron su batalla contra el oleoducto Dakota Access en 2016. Y las comunidades de Guyana se organizan en respuesta a la expansión de la extracción de petróleo de Exxon.

El imperialismo va de la mano de la destrucción medioambiental, tras la ocupación colonial de Estados Unidos en Afganistán, no solo dejó al país en una situación muy peligrosa y precaria a manos de los talibanes, sino también en la ruina medioambiental por la deforestación y los contaminantes tóxicos. De acuerdo con el reporte de la Universidad de Brown, The Cost of War Project, Estados Unidos es el país que más invierte en su fuerza militar; además, el monstruoso compromiso que tiene Estados Unidos con la militarización requiere una gran cantidad de energía, en forma de combustibles fósiles (dato crucial 9). El nexo entre la financiación de la guerra vincula a Estados Unidos y Canadá con África, Oriente Medio, Sudamérica y Asia. Por ejemplo, los miles de millones de dólares que se han destinado a apoyar al ejército israelí han ocasionado la ruina medioambiental de Palestina. “Esto significa que un movimiento robusto de justicia climática debe incluir necesariamente la desmilitarización para que se realice una agenda internacionalista de justicia ecológica y sostenibilidad.”

Construyendo coaliciones feministas multirraciales y anticoloniales

Para hacer realidad el internacionalismo en las organizaciones climáticas, debemos formar coaliciones feministas multirraciales y anticoloniales que colaboren con movimientos sociales más allá de las fronteras políticas y geográficas. El capitalismo racial se ha arraigado en nuestras prácticas sociales, en nuestras memorias colectivas e individuales, ha manipulado lo que significa ser humano. Por esta razón, resulta crucial identificar puntos en común y determinar la mejor manera de unificarnos en una lucha colectiva para salvar el planeta.

En este sentido, se deberían crear plataformas para que gente de todo el mundo “pueda tejer sus posiciones sociales y experiencias de opresión, marginación y resistencia, al tiempo que está atenta a las especificidades de las luchas particulares”. La creación de estas coaliciones nos permitirá ver los vínculos entre los problemas y las realidades sociales tan desiguales de todo el mundo, a fomentar la creación de redes y a incitar al Norte Global a ajustar sus esfuerzos organizativos para empezar a cambiar las dinámicas de poder. Asimismo, dondequiera que surjan estas coaliciones, los líderes indígenas deben tener un papel protagónico debido a las historias de despojo y porque ofrecen una crítica anticolonial.

En pocas palabras, acorde con la política de solidaridad de estas coaliciones, se requiere ampliar los límites de los movimientos ecologistas contemporáneos para incluir historias coloniales sobre formas de violencia racial del Estado, violencia de género y racismo colonial. Con la organización política en torno al cambio climático, se esperan obtener nuevas ecologías políticas que permitan identificar objetivos comunes que nos lleven a la unificación global a través de distintas geografías sociales e históricas.

Un plan de acción revolucionario

Debido a que la organización ante el cambio climático es un proyecto a largo plazo, requiere lazos fuertes y profundos. Debemos comprometernos con la solidaridad, la cual requiere compromisos éticos que nos permitirán que las sociedades se organicen en torno a la justicia y no al beneficio individual. “Tenemos que ser capaces de vernos los unos a los otros y reconocer las luchas individuales y colectivas que, en conjunto, amenazan la continuidad de la vida misma.” Una relacionalidad de este tipo nos impulsa hacia la organización y la praxis política a través de la interconexión con otros seres humanos y no humanos. Sin embargo, para lograrlo debemos hacernos cargo de nuestras responsabilidades y estar abiertos a modificar nuestros paradigmas sobre lo que consideramos “soluciones”.

La ciencia por sí sola no nos salvará, como tampoco lo harán las políticas gubernamentales, las reuniones de la ONU (Organización de la Naciones Unidas) o las cumbres sobre el clima en las que esperamos que los "líderes mundiales" se levanten y se unan en torno a los cambios que tanto necesitamos. No podemos abordar este problema promoviendo mejores opciones de consumo que privilegien el cambio de comportamiento individual o apoyando a las corporaciones que venden "productos sostenibles". Por estas y más razones, necesitamos un plan de acción revolucionario con compromisos políticos compartidos; el camino a seguir no es fácil, pero tomar la decisión de emprenderlo es lo más importante ya que nos indica la idea de que otros mundos son posibles.

Datos cruciales: 

1. En Columbia Británica, Canadá, se registraron temperaturas de hasta 49.6°C. Se tuvieron registros parecidos en Washington y Oregon.

2. El Servicio de Médicos Forenses de Columbia Británica identificó 569 muertes relacionadas con el calor entre el 20 de junio y el 29 de julio de 2021, y 445 de ellas se produjeron durante la cúpula de calor.

3. Para 2070 se estima que 3 mil millones de personas podrían vivir en lugares tan calientes como el Sahara a menos que se tomen medidas drásticas para combatir el cambio climático desde ahora.

4. Durante los próximos 30 años las condiciones ambientales producirán 200 millones de migrantes climáticos.

5. Estados Unidos, con menos del 5% de la población mundial, utiliza aproximadamente una cuarta parte de los recursos de combustibles fósiles del mundo: quema casi 23% del carbón, 25% del petróleo, 27% del aluminio y 19% del cobre.

6. El 1% de la población más rica del planeta genera más del doble de emisiones que la mitad más pobre de la humanidad y el 10% más rico es responsable de más de la mitad del total de emisiones globales.

7. En 2019 en el sur de África se produjeron 1 200 muertes asociadas al cambio climático.

8. Bangladesh solo contribuye 0.09% a las emisiones acumuladas de dióxido de carbono globales.

9. Estados Unidos gasta más en el ejército que cualquier otro país del mundo, bastante más que el gasto militar combinado de Rusia y China.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La crisis civilizatoria que el sistema capitalista-patriarcal-colonial-ecocida ha ocasionado, exige que se busquen nuevas formas para combatirla ante los inminentes desastres que llevan décadas manifestándose en todo el mundo. Las coaliciones parecen ser una medida más prometedoras que las "soluciones" cientificistas e individualistas al apostar por la colectividad y la interseccionalidad.