Damien Cave es un periodista formado en la Universidad de Columbia, dedicado a cubrir tópicos como el reclutamiento militar, el gobierno neoyorquino y la política de Nueva Jersey. Ha escrito columnas en Rolling Stone Magazine y el periódico The New York Times.

En 2016, Xi Jinping visitó Fiji y ofreció a las naciones insulares del Pacífico una invitación para abordar el “tren expreso del desarrollo chino”. Los intereses estratégicos de China en el Pacífico se han vuelto más ambiciosos. De acuerdo con el artículo, el país asiático pretende “unir a la vasta región en acuerdos para un mayor acceso a su tierra, mares e infraestructura digital, al tiempo que promete desarrollo, becas y capacitación a cambio”.

Uno de los intereses de China en el Pacífico se centra en la propiedad inombiliaria marítima, (Dato crucial 1). Sus flotas pesqueras rodean cerca de 30 000 islas de la zona, atrapando enormes cantidades de atún y, ocasionalmente, monitoreando los movimientos de la marina estadounidense. Si China continúa con la construcción de puertos, aeropuertos y bases para recibir comunicaciones por satélite; el gigante asiático podría bloquear rutas de navegación, participar en combates espaciales e interceptar comunicaciones.

Además, Beijing ha implementado la “captura de élites” en Estados de baja densidad poblacional y con grandes necesidades de desarrollo. Pero ésta no ha sido su única manera de acercarse a los países de dicha región. En las Islas Solomon, por ejemplo, China firmó un tratado de seguridad que le permite enviar fuerzas de seguridad para calmar disturbios civiles o proteger sus inversiones ahí.

Por otra parte, la influencia estadounidense es casi nula, comparada con los actuales esfuerzos de China. Se señala que “el sur del Pacífico hoy revela cómo se ve el descenso estadounidense”. Aeropuertos y hospitales construidos por Estados Unidos y sus aliados durante la Segunda Guerra Mundial en algunas islas del Pacífico no se han mejorado desde entonces.

Antony Blinken, Secretario de Estado de la administración Biden, dijo a finales de mayo 2022 que “China es el único país que tiene tanto la intención de reformar el orden internacional como, cada vez más, el poder económico, diplomático, militar y tecnológico para hacerlo”. Agregó que Estados Unidos se comprometería a moldear el entorno estratégico alrededor del gigante asiático, con el fin de promover su “visión de un país abierto y sistema internacional inclusivo", (Dato crucial 2).

No obstante, muchas naciones del Pacífico no aceptan volverse el escenario de la competencia entre las grandes potencias como en los tiempos de la Guerra Fría. Pero China les ofrece un compromiso perseverante y un impulso para desarrollar sus capacidades nacionales. De ahí su cooperación con aquel país.

Mientras Estados Unidos ofrece buques de guardia costera para frenar la pesca ilegal y presta ayuda humanitaria en la región, China planea la construcción de centros de transporte marítimo y centros policiales de alta tecnología para brindar experiencia y equipo; otorga miles de becas para la capacitación vocacional, diplomática y de respuesta a desastres; así como apoyo en la observación meteorológica.

En mayo de 2022, Xi Jinping escribió a los ministros de asuntos exteriores del Pacífico que: “China siempre ha sostenido que los países grandes y pequeños son todos iguales […] No importa cómo fluctúen las circunstancias internacionales, China siempre será un buen amigo”.

Ante estas declaraciones, Occidente debería preguntarse qué significa la "amistad" realmente para Estados Unidos.