Rossana Reguillo es doctora en ciencias sociales con especialidad en antropología social por el CIESAS-Universidad de Guadalajara, es profesora-investigadora del Departamento de Estudios Socioculturales del ITESO, sus principales líneas de investigación versan sobre comunicación, culturas urbanas y culturas juveniles.

Miles de jóvenes en Latinoamérica están atravesados y atravesadas por violencias múltiples. La desigualdad, exclusión, desplazamiento forzado, transmigración, y el necropoder (el poder de hacer morir), son violencias que forman parte de muchas de las vidas que habitan esté continente. Los informes de 2017 y 2018 de la Red de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes (REDOREM) indican que México es un territorio que extermina a jóvenes, nacionales y extranjeros, que caminan el país en busca de un poco de futuro.

De la tipología migratoria que presentan los informes de REDOREM hay tres perfiles que destacan. El primero es, el de migrantes internos, personas que cambian de lugar dentro del país. Otra es las víctimas de desplazamiento forzado, son las personas obligadas a abandonar su hogar. También están los transmigrantes, las personas que se encuentran en México en espera de llegar a un tercer país. Estos tres perfiles dibujan un poco del panorama que viven las personas migrantes en tiempos de brutal violencia.

Aunque la mayor parte de la migración se concentra en varones de dieciocho a treinta años, hay un aumento en la migración de menores de edad no acompañados. En un país con altísimos niveles de homicidios y feminicidios, son muchísimas las personas que migran solas. El informe de 2018 de REDOREM señala que el contexto generalizado de violencia, el asedio del crimen organizado, la violencia doméstica, la persecución política, la discriminación por sexo y género y el despojo territorial son las principales motivaciones de la migración (Datos Cruciales 3, 4 y 5).

FIGURAS DEL HORROR: CUERPOS ADJETIVADOS POR LA VIOLENCIA

Cuerpos Esclavos

La relación entre la migración interna y las condiciones de violencia que atraviesan las y los jóvenes que deciden migrar no es suficientemente discutida. Es un tema relegado a las esporádicas noticias que abordan terribles casos en que migrantes fueron esclavizados.

Uno de los múltiples casos en que la búsqueda por mejores condiciones de vida acaba en situaciones de esclavitud se visualiza en el caso de Mateo. Mateo nació en El Álamo, un pueblo de Veracruz que atraviesa problemas de violencia y represión gubernamental. Mateo, junto a otros 62 jóvenes, fueron rescatados en Coahuila por las autoridades locales.

Mateo llevaba casi veinte días trabajando en unas granjas en la carretera camino a Moclova, llego ahí tras firmar un contrato por dos meses para recolectar diversas verduras y con la promesa de tres comidas, paga de 120 pesos por día y lugar para dormir. La realidad es que la comida que les daban era extremadamente poca, el dormitorio era el suelo, y la paga eran cien pesos por una jornada de más de doce horas, que se daba hasta finalizar el contrato.

Para abordar estas terribles problemáticas es necesario preguntarse por las razones que se encuentran detrás de la decisión de personas como Mateo de abandonar su comunidad por tres comidas y 120 pesos. En México, la mitad de la población de entre quince y veintinueve años viven en condiciones de pobreza, y no pueden acceder a educación ni al empleo (Dato Crucial 5). Además, los universos de millones de jóvenes también están atravesados por una creciente violencia.

El neoliberalismo es un poder de ocupación cuya expresión más radical es la de crear una sociedad bulímica que traga jóvenes para después vomitarlos en narcofosas, en maquilas, en cuerpos ejecutados y torturados, como sicarios, halcones, mulas, como soldados sacrificables, como cuerpos esclavizados.

Cuerpos rotos

Beto logró escapar de la Familia Michoacana después de cuatro años de “trabajar” con una de sus células. Beto tenía doce años cuando fue secuestrado por la Familia Michoacana. Sicariar era la forma de vida de Beto hasta que decidió huir, a pesar de arriesgar su vida. Beto emprendió un largo escape con destino a su pueblo natal en el sureste, en su camino el robo a pequeña escala para poder comer y el miedo de ser perseguido lo acompañaron. Las alternativas para personas como Beto son casi nulas.

Cuerpos proscritos

En los primeros años de la década del 2000 las clikas más famosas, como la Mara Salvatrucha o Barrio 18, fueron declaradas, en Estados Unidos, problema de seguridad nacional y se inició un proceso de deportaciones masivas hacia los países centroamericanos.

La forma del poder que las pandillas ejercen sobre territorios como el corredor migratorio del sur hacia México, ha contribuido en que tengan la imagen de grupos sumamente violentos. Sin embargo, la imagen de las maras como monstruos es, en gran parte, un producto mediático del periodismo sensacionalista.

Las múltiples violencias que atraviesan las personas que pertenecen a las pandillas y son deportadas se observan en un caso como el de Freddy. Freddy, tras perder a sus padres en la guerra en El Salvador y el desplazamiento forzado de su comunidad, emprende con sus tíos la migración rumbo a Los Angeles, California. Aunque Freddy, quien ingresa muy joven a La Mara, logra la ciudadanía estadounidense, pero está inmerso en circuitos de violencia que lo colocan como un ciudadano de segunda.

Cuando Freddy es arrestado y deportado a El Salvador, intenta rehacer su vida hasta que la 18 , enemiga de los maras, lo amenaza. Freddy migra hacia México con el objetivo de regresar a Estados Unidos. Freddy no logra regresar y se queda en Guadalajara donde se adentra en el mundo del crimen organizado que logra controlar territorios y cuerpos, hasta que es arrestado por un robo fallido.

El caso de Freddy no es un caso aislado, es la expresión de que México es un territorio mortal para los migrantes que, huyendo de las autoridades o del narcotráfico, quedan atrapados, sin poder cruzar, en circuitos mortales de violencia.

Es necesario preguntarse por las relaciones entre las violencias y la producción de subjetividades en el territorio; pues las violencias vinculadas al crimen organizado, mediante el control de los cuerpos y territorios, cambian las relaciones sociales para volverlas útiles a la acumulación de riqueza. Los cuerpos rotos, esclavos y proscritos son algunas de las figuras que estos procesos de violencia generan.