The elephant in the boardroom. Republicans are falling out of love with America Inc

Cita: 

The Economist [2022], "The elephant in the boardroom. Republicans are falling out of love with America Inc", The Economist, London, 20 de agosto, https://www.economist.com/business/2022/08/15/republicans-are-falling-ou...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Lunes, Agosto 15, 2022
Tema: 
El alejamiento entre el Partido Republicano y la élite capitalista estadounidense
Idea principal: 

El inminente retiro del senador Rob Portman, quien fungió como representante comercial y director de presupuestos durante la administración de George W. Bush, es de gran preocupación para los empresarios estadounidenses. Esto se debe a que el Partido Republicano busca reemplazar a Portman con J.D.Vance, quién se ha proclamado en contra de las grandes empresas y ha demostrado tener intereses contrarios a los de la élite capitalista estadounidense.

Tradicionalmente, el Partido Demócrata siempre ha presentado problemas para las grandes compañías; ejemplo de ello, es el hecho de que a principios de agosto de 2022, los demócratas en el senado hayan aprobado un incremento a los impuestos y restricciones a las empresas. Sin embargo, los ejecutivos de las compañías se enfrentan a un inconveniente inesperado: un creciente desdén entre las filas republicanas hacia las grandes empresas, lo que ha provocado que las compañías se cuestionen qué tan beneficioso sería que el Partido Republicano recupere la presidencia de Estados Unidos para 2024.

Directivos de las empresas y miembros de grupos de presión, han descrito esta actitud de los republicanos como una hostilidad sorpresiva que va incrementando. Dicha hostilidad, ha comenzado a cambiar lo que antes era una estrecha colaboración entre la derecha estadounidense y los grandes empresarios. Se trata de una posible ruptura en una alianza que, en la década de 1990, hizo posible el libre comercio y la competencia entre empresas que dieron forma al capitalismo de Estados Unidos.

La histórica colaboración entre los grandes capitalistas y el Partido Republicano, fue resultado de que ambos grupos compartían la ideología de la libertad individual y del anticomunismo, lo que facilitó qué los gobiernos demócratas, principalmente el gobierno de Bill Clinton, comenzarán a crear acuerdos comerciales qué le brindaron a las firmas multinacionales estadounidenses el acceso a nuevos mercados y a mano de obra más barata, así como la modificación de leyes que beneficiaron a las compañías.

La relación anterior comenzó a dar un giro desde la llegada de Donald Trump a la presidencia estadounidense. En 2016, el Partido Republicano atraía dos tercios de los gastos de los comités de acción política empresarial (PACS, por sus siglas en inglés), gastos que ayudaban a solventar las campañas de los candidatos republicanos a la presidencia. Una vez Trump ocupó la Casa Blanca, llevó a cabo acciones que favorecieron a los empresarios, como fue el recorte de impuestos a las empresas de 2017. No obstante, el discurso político de Donald Trump se encontraba alejado de los intereses de las grandes compañías, ya que el político se enfocó en buscar el apoyo de los estadounidenses de bajos ingresos.

Las tensiones entre los republicanos y los grandes ejecutivos recrudecieron cuando Donald Trump inició la guerra comercial en contra de China, comenzó a buscar un freno a la inmigración y, en el momento en que empezó a tomar posiciones polémicas respecto al cambio climático y a la raza. Lo previo, ya que las acciones de Trump provocaron que muchas empresas se manifestarán en contra de sus políticas, lo que significa que el entonces presidente de Estados Unidos comenzó a recibir críticas de quienes consideraba aliados.

Desde la llegada de Joe Biden a la presidencia, las cosas entre los republicanos y las empresas no han mejorado del todo. El 17 de julio de 2022, senadores del Partido Republicano aprobaron un proyecto de ley que brinda subsidios a las compañías para competir con las manufacturas chinas de semiconductores.

Asimismo a principios de agosto, la mayoría de republicanos en el senado se opusieron a la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en ingles) propuesta por los demócratas; en la cual, los demócratas buscaban brindar 700 mil millones de dólares a la lucha contra el cambio climático y a la atención de la salud, dinero que sería obtenido gracias a un incremento en los impuestos a las grandes empresas y, que haría posible que el gobierno pudiera negociar con las grandes farmacéuticas el precio de algunos medicamentos de prescripción.

A pesar de esos aparentes actos de amistad, el Partido Republicano ha comenzado a atraer a más votantes de la clase trabajadora, por lo que han empezado a poner los intereses del público sobre los intereses de las grandes multinacionales.

Esto puede ser probado ya que, en los últimos 50 años, la mayoría de los republicanos mostraban tener una gran confianza en las grandes empresas. De acuerdo con las encuestas de Gallup, las compañías solían obtener márgenes de doble dígito de confianza. En 2021, las encuestas dieron un giro y el resultado de personas republicanas que desconfían de las empresas tuvo un porcentaje récord con 17 puntos de desconfianza.

En adición a lo anterior, muchos miembros del Partido Republicano han comenzado a apoyar políticas que son hostiles a las grandes corporaciones estadounidenses. Ejemplo de ello son las acciones de los senadores George Hawley en Missouri, Marco Rubio en Florida y Tom Cotton en Arkansas.

En el caso de Hawley, el senador está buscando la manera de que las compañías que ganan más de mil millones de dólares anuales comiencen a pagar a sus trabajadores un mínimo de 15 dólares la hora. Por su parte, Marco Rubio ha comenzado a apoyar la formación de consejos de trabajadores dentro de las compañías. Respecto a Tom Cotton, el senador se ha pronunciado en contra de la globalización y ha implementado medidas para frenar la inmigración; también, ha sugerido al Congreso castigar el offshoring a China.

Además de estos casos, muchos republicanos en el Congreso han apoyado a los demócratas en la implementación de medidas para obtener más control sobre las grandes empresas tecnológicas. Asimismo, varios demócratas han propuesto el aumento de impuestos a las compañías que trasladen sus empleos al extranjero.

Para muchos empresarios, lo anterior es solo prueba de que si el partido republicano regresa a la presidencia en 2024, es sumamente probable que comiencen a implementar políticas punitivas hacia sus compañías. Esto, ya que los republicanos tienen el suficiente control en el gobierno estadounidense para imponer su agenda sobre la agenda de los demócratas; control que ya ha sido utilizado en contra de Disney y en contra de diversas empresas en Texas.

En el caso de Disney, la compañía se pronunció en contra de la ley en Florida que restringe la discusión acerca de género y orientación sexual en las escuelas. Como retribución, el senador DeSantins revocó los impuestos especiales que tenía la compañía.

Por su parte, en Texas se implementó una nueva ley que prohíbe al estado realizar negocios con empresas que se opongan a las industrias que se dedican a la creación y distribución de armas de fuego. Asimismo, junto con Kentucky y Virginia del Este, se aprobaron leyes para frenar los negocios entre el estado y bancos que implementaron políticas anti-combustibles fósiles y que por ende, se niegan a prestar dinero a productores de estos. En Texas, Kentucky y Virginia, se argumentó que las compañías con políticas anti-combustibles fósiles estaban realizando discriminación y boicot, por lo que tienen que ser sancionadas. Algunas empresas que ya se han visto afectadas son JPMorgan Chase, BlackRock, Goldman Sachs, Morgan Stanley y Wells Fargo.

Los legisladores texanos también han comenzado a amenazar con la implementación de sanciones a las empresas que solventen los gastos de viaje de sus empleadas que buscan abortar en otro estado.

De acuerdo con grandes ejecutivos parece que, a partir de que algunas compañías han comenzado a adoptar criterios ambientales, sociales y de buen gobierno (ESG, por sus siglas en inglés), la alianza entre la derecha y los capitales ha comenzado a colapsar. En este sentido, Heather Podesta, del lobbying Invariant, ha expresado que las grandes empresas tienen la preocupación de que para los republicanos sea aceptable usar su poder gubernamental para que las compañías comiencen a ajustarse a sus intereses. Lo último, ha convertido cualquier decisión que se guía por factores medioambientales, sociales o gubernamentales como en un pretexto para atacar y culpar a las empresas, cómo lo hizo Ted Cruz Texas en dónde culpo a Larry Fink, de BlackRock, por los altos precios del petróleo.

Las compañías han comenzado a ajustarse a esta nueva realidad política volátil. Al respecto, algunos ejecutivos son más cuidadosos en la forma en que se expresan de problemas sociales, por lo que evalúan los riesgos de pronunciarse. Por otro lado, otras empresas han cambiado su toma de acciones en lo que concierne a los políticos; en este sentido, ya no restringen el lobbying a los líderes de los partidos políticos, sino que han buscado extender sus capacidades a todo el Congreso.

Prueba de lo anterior, se dio en 2020, cuando las grandes empresas tomaron la decisión de comenzar a apoyar un poco más a los demócratas. En este caso, la estrategia llevó a los ejecutivos empresariales a mostrar favor hacia los demócratas más moderados en la Cámara, hecho que les valió ser llamados “vendidos” por parte de Kevin McCartney, el líder republicano de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos.

Finalmente, la situación actual entre las grandes empresas y sus antiguos aliados republicanos ha dejado algo en claro: mientras más dividido se encuentre el gobierno estadounidense mejor para las compañías, ya que puede que sus intereses no avancen; sin embargo, la división significa que no se aprobaran políticas con efectos negativos para los grandes capitales.

Datos cruciales: 

1. Con la aprobación del proyecto de ley del 17 de julio de 2022, se brindaron a las empresas 52 mil millones de dólares en subsidios para la creación de semiconductores.

2. En lo que va de 2022, los PACS empresariales han canalizado 54% de sus donaciones a las campañas republicanas. En 2012, la canalización de donaciones fue de 63%. Por su parte, los empleados de grandes empresas, únicamente han donado 46% hacia los candidatos republicanos. En 2012, estas donaciones fueron de 58%.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El creciente conflicto entre el partido de derecha estadounidense y las grandes empresas transnacionales, es muestra de que pueden existir disputas de poder entre supuestos “aliados”. En este caso particular, las necesidades sociales, ambientales y de gobernanza, se han convertido en un punto de tensión entre dos grupos: uno que busca seguir las tendencias y adecuarse a importantes cambios en el ámbito internacional; y otro, que busca continuar con ideologías y procesos tradicionales. Esto, no solo ha provocado choques en el pensamiento e intereses entre los capitales y los republicanos; sino que, podría provocar un cambio en la forma en que el capitalismo estadounidense se desenvuelve y por ende, en su efectos sobre la población.