Getting wired up. Crossing the brain's electrical frontier

Cita: 

The Economist [2022], "Getting wired up. Crossing the brain's electrical frontier", The Economist, London, 24 de septiembre, https://www.economist.com/technology-quarterly/2022/09/21/crossing-the-b...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Septiembre 24, 2022
Tema: 
Futuro de la neuromedicina
Idea principal: 

Millones de personas en todo el mundo tienen sus arterias coronarias agrandadas y reforzadas por estos pequeños tubos de malla expandibles que salvan vidas, llamadas stent. El estentrodo [stentrode] es un stent de rutina, hecho de una aleación flexible llamada nitinol. Se inserta en la vena yugular del cuello y se dirige hacia el cerebro, donde los cirujanos, guiados por rayos X en tiempo real, lo colocan en un vaso sanguíneo que pasa por la parte de la corteza responsable del movimiento. Esa unidad base envía datos a un receptor adherido a la piel, desde donde pasa a una computadora.

El estentrodo permanece en el vaso sanguíneo y sus electrodos captan los impulsos eléctricos a su alrededor y, con el tiempo, los pacientes pueden aprender a pensar pensamientos que la computadora toma como órdenes. Una interfaz cerebro-computadora (BCI, por sus siglas en inglés) permitiría a las personas paralizadas pensar palabras e interactuar con aplicaciones, máquinas o, eventualmente, con prótesis que podrían ser benéficas. El estentrodo no es el único dispositivo en el campo; Neuralink, una empresa fundada por Elon Musk, está buscando un sistema que se insertaría mediante una cirugía inteligentemente automatizada.

La BCI es parte de un campo emergente de tecnología neuronal. La terapia electroconvulsiva, utilizada en 1938, se convirtió en un tratamiento para algunas formas graves de depresión en las décadas de la posguerra. Cayó en desgracia, pero todavía se administra a alrededor de un millón de pacientes al año para la depresión severa.

A principios de la década de 1960 llegó la estimulación cerebral profunda (DBS, por sus siglas en inglés). Utiliza estímulos eléctricos que varían según el ancho del pulso, el voltaje y la frecuencia para tratar el Parkinson, el trastorno obsesivo-compulsivo y la epilepsia. A medida que ha aumentado la confianza, se ha investigado como tratamiento para otras cosas. Sin embargo, su atractivo está limitado por el costo y la dificultad de la neurocirugía.

Muchos que padecen un trastorno obsesivo-compulsivo y que podrían beneficiarse de la DBS no pueden acceder a ésta debido a las restricciones impuestas por sus aseguradoras. Que la DBS puede obtener resultados ha sido claramente demostrado, pero cómo lo hace es menos conocido. Por lo tanto, se hace hincapié en encontrar el lugar adecuado para estimular los circuitos, los cuales difieren mucho de una persona a otra.

En algunos casos, otra opción para atacar una parte problemática del cerebro puede ser simplemente destruirla. Haciendo uso de un ultrasonido, puede enfocarse en objetivos de tamaño milimétrico en lo profundo del cerebro para extirparlos, y se puede hacer con resonancia magnética, lo que permite ver lo que están haciendo con su bisturí de sonido en las profundidades oscuras debajo de un cráneo completamente intacto.

Otro uso neuropsiquiátrico prometedor del ultrasonido es el combate a la barrera hematoencefálica. El cuerpo mantiene apretada esta línea de demarcación, impidiendo que casi todas las cosas que se encuentran en el torrente sanguíneo entren entren las neuronas. A veces esto es algo bueno. Pero la barrera también significa que hay medicamentos que pueden hacer mucho bien en el cerebro pero que no pueden llegar allí. Parece que el ultrasonido puede ser una forma de romper la barrera hematoencefálica por períodos limitados y en lugares específicos.

Parte del encanto del ultrasonido es que no requiere perforar el cráneo. La estimulación magnética transcraneal (TMS, por sus siglas en inglés) tiene la misma ventaja. Se coloca una bobina electromagnética contra el cuero cabelludo para generar campos magnéticos a los que las células nerviosas son sensibles. La estimulación de alta frecuencia aumenta la excitabilidad cortical, mientras que la estimulación de baja frecuencia la deprime. La TMS se usa principalmente contra la depresión, que se cree que se debe en parte a conexiones neuronales deficientes en la corteza prefrontal. Sin embargo, también se está estudiando para su aplicación en la ansiedad, dolor, OCD, PTSD, Tourette y otros trastornos del movimiento.

El funcionamiento de la mente y el cerebro subvencionado aún están impregnados de misterio; pero la ciencia está ofreciendo nuevas formas de intervenir en ellos que pueden usarse y combinarse con buenos resultados.

Gran parte de la historia de la psiquiatría del siglo XX fue una historia de dicotomías; algunos defensores de las curas habladas se han burlado de las drogas y químicos, algunos devotos farmacéuticos han luchado por encontrar algún sentido en las explicaciones que van más allá del funcionamiento de las sinapsis. Comprender las raíces de las enfermedades neurodegenerativas antes de que comiencen a producir síntomas debería conducir a mejores medicamentos y a comprender cómo llevar una vida en la que “esas raíces nunca lleguen a brotar”.

El dicho de que “los cuerpos sanos producen mentes sanas” no es universalmente cierto, sin embargo, el hecho de que la salud corporal puede sustentar la salud mental es indudable. Los cerebros están influenciados por la nutrición, el ejercicio físico, el uso de alcohol y otras drogas, las conexiones sociales y la contaminación. Los cerebros humanos son la clave de la riqueza de cualquier sociedad, así como de su futuro.

El cerebro humano es un órgano complejo, y tal vez no haya medida de esa complejidad más impresionante que el hecho de que las mentes humanas que producen esos cerebros están haciendo progresos reales en su comprensión.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La medicina y la investigación del cerebro está dando pasos cada vez más grandes, a pesar de que sea un órgano bastante alejado en investigaciones científicas en comparación de otros órganos del cuerpo humano. Sin embargo, el desarrollo de tecnologías para tratar enfermedades mentales va más allá de la medicina.