Capital y cibernética

Cita: 

Ström, Timothy [2022], "Capital y cibernética", New Left Review, (135): 27-48, julio-agosto,https://newleftreview.es/issues/135/articles/capital-and-cybernetics-tra...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Julio, 2022
Tema: 
Capital y cibernética
Idea principal: 

Timothy Ström es escritor independiente en Australia. Tiene formación académica en estudios culturales y economía política. Está asociado al Centro de Investigación Global del Instituto de Tecnología de Melbourne.


Los diferentes conceptos que surgen debido a las transformaciones de la revolución tecnológica bajo el capitalismo son poco claros y no explican mucho. Algunos pensadores hablan de una regresión a un mundo de barones de los datos y usuarios-siervos: “feudalismo digital” o “tecnofeudalismo”. Evgeny Morozov considera esta concepción como sintomática de un fracaso intelectual a la hora de conceptualizar los sectores más avanzados de la economía digital.

Si las empresas Google, Amazon y Facebook no obtienen sus beneficios a través de la clásica explotación capitalista, ¿deberían ser consideradas como rentistas no productivos que aprovechan su dominio de la red y su monopolio sobre los conjuntos de datos y los algoritmos para extraer ingresos de publicidad generados en otras partes de la economía capitalista? O ¿se están enriqueciendo mediante la extracción y expropiación de los datos de los usuarios mediante la vigilancia algorítmica en lo que vendría a ser una forma de desposesión digital, que alimenta una nueva lógica de acumulación? O tal vez ¿nos habrán subordinado mediante su control sobre la información y el conocimiento, a partir de cuya infraestructura desarrollan medios de depredación sofisticados para apropiarse del plusvalor?

El monopolio de Google sobre los datos que recopila puede tener una lógica rentista, pero el modelo de negocio de la corporación se basa en gran medida en la producción de una mercancía: el resultado de la búsqueda. Luego la ofrece gratis para así poder vender a los anunciantes el acceso dirigido a sus usuarios.

El capitalismo no ha sufrido ninguna ruptura, se mueve en la misma dirección de siempre, aprovechando cualquier recurso que pueda movilizar. Si Google produce mercancías consistentes en resultados de búsqueda, no hay gran dificultad en tratarla como una empresa dedicada a la producción capitalista, al tiempo que recurre a otras tácticas tradicionales bien asentadas como tragarse a la competencia. Ante el ascenso de empresas como Google, la noción de tecnofeudalismo no logra dar cuenta de la novedosa dinámica de un sector capitalista basado en máquinas informáticas en red.

Otro concepto que se usa para explicar este capitalismo es el de desposesión por acumulación. La noción de desposesión sugiere que hubo una forma de posesión anterior que ha sido violada, pero eso se torna más complejo cuando la posesión en cuestión adopta la forma de datos. Por tanto, se necesitan teorías que puedan analizar críticamente estos nuevos niveles de abstracción y trazar un mapa de las transformaciones cualitativas que se están produciendo.

Así, el concepto de capitalismo cibernético es más claro que los anteriores porque proporciona un marco que puede abarcar tanto los procesos históricos profundos como las discontinuidades radicales de coyuntura.

Pilotar la acumulación

El término “cibernético” deriva del griego kubernētikós, hallándose relacionado etimológicamente con gobernar. Sin embargo, la acuñación de “cibernética” en la década de 1940, que surgió del trabajo de un grupo de científicos, ingenieros y técnicos del complejo militar industrial de Estados Unidos, enfatizó en cambio la unidad de las comunicaciones y el control.

La abstracción se convirtió en algo problemático, ya que facilitaba el dominio sobre la naturaleza y sobre otros pueblos. La idea de abstracción es crucial para el concepto de capitalismo cibernético. En tanto que tecnociencia, la cibernética se ocupa de la comunicación y el control entre la gente y la tecnología. En este sentido, es un modo particular de investigación combinado con un modo de comunicación a través de máquinas informáticas en red y con un modo de organización como una red distribuida, gestionada por burocracias centralizadas. Concepto que expresa un modo de producción combinado con un modo de intercambio y con un modo de niveles intensos de sobreconsumo de mercancías. La ventaja de este marco más amplio es que reconoce la importancia de otras prácticas además de la producción de bienes.

Una forma de cúspide

Los orígenes del capitalismo cibernético se sitúan, por lo tanto, en la cúspide del Estado nacional-imperial estadounidense forjado durante la Segunda Guerra Mundial. Momento en que Trinity, la primera bomba atómica, fue detonada en el desierto de Nuevo México. Este incidente, rigurosamente calculado, fue un momento crucial en la historia del mundo: las fuerzas tecnocientíficas permitían ahora reorganizar los bloques de construcción de la materia.

Las máquinas informáticas y las armas nucleares nacieron juntas del vientre de la guerra. El primer ordenador digital de espectro general, ENIAC, se activó cuatro meses después en diciembre de 1945; su primera tarea fue una prueba matemática para comprobar la viabilidad de las armas termonucleares. Los ordenadores digitales no surgieron de la historia del trabajo y la artesanía, sino a las órdenes del capital y el Estado. Este conjunto de científicos e ingenieros de élite tuvo sus orígenes cuando Estados Unidos movilizó proyectos masivos de investigación patrocinados por el gobierno y dirigidos por las ramas militar y civil del Estado.

Estos laboratorios cambiaron la trayectoria del desarrollo tecnológico, que pasó de los resultados incidentales y poco sistemáticos de la creatividad individual y del diletantismo práctico, a instituciones diseñadas para transformar la práctica social. Estos proyectos tecnocientíficos irían más allá de la conquista de la naturaleza para aspirar a su reconstitución en un nivel superior de abstracción.

Las tecnologías cibernéticas se desplegaron rápidamente contra los enemigos percibidos en el exterior, sobre todo la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y los movimientos anticoloniales del sur global, así como contra los trabajadores y los militantes radicales del mundo rico. Sin embargo, Estados Unidos ya no es el único que maneja estas tecnologías.

El ascenso de la cibernética

El sector cibercapitalista ha conservado su carácter de élite incluso cuando ha penetrado en la economía más amplia, colonizando y reconstituyendo formas menos abstractas. Según avanzamos hacia el presente, el capitalismo cibernético se ha convertido en la formación social globalmente dominante, mientras que las formas más antiguas han sido en parte reconstituidas en un nivel más abstracto, generando tensiones, conflictos y contradicciones manifiestas entre los distintos niveles.

Muchos aspectos de esta transformación se discuten bajo la rúbrica de neoliberalismo. Las transformaciones neoliberales se sustentan en los cambios cibernéticos que sentaron las bases para el funcionamiento de un mercado global a través de la comunicación instantánea y la logística racionalizada. Al mismo tiempo, sin embargo, esta visión no logró captar la discontinuidad radical del capitalismo cibernético. La ruptura que representa el cibercapitalismo es lo que hace que antes de su advenimiento fuera un fenómeno impensable.

Las máquinas informáticas conectadas en red se han extendido de manera intensiva y generalizada según modos histórico-mundiales y sus procesos de abstracción han penetrado en la base misma de la socialidad. El cibercapitalismo, que se ha expandido desde el complejo militar-industrial impulsado por la búsqueda de nuevos mercados, opera ahora a través de un conjunto material de prácticas, significados y aparatos tecnológicos sociales.

La invención de Internet, fruto de la colaboración entre la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA, por sus siglas en inglés), el departamento de Investigación y Desarrollo del Pentágono, la emperesa IBM, think tanks y tecnocientíficos del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), la Universidad de Stanford y otras universidades, es un ejemplo de ello. Empresas aeroespaciales y de armamento como Raytheon, Boeing y Lockheed Martin son parte integral del éxito del cibercapitalismo.

Un aspecto de la continuidad ha sido la relación del cibercapitalismo con la cúspide del complejo militar-industrial. Los gigantes tecnológicos siguen estrechamente vinculados a éste.

Lógica capitalista

El sector de la cibertecnología es inequívocamente capitalista; está impulsado por la competencia, la inversión y la innovación y se halla sujeto a burbujas y booms especulativos, aunque también se caracteriza por prácticas supuestamente no capitalistas pero que resultan perfectamente familiares como la monopolización, la manipulación del mercado, el nacionalismo preferencial y la proximidad al complejo militar-industrial.

El grupo de las gigantescas corporaciones cibernéticas que actualmente ocupan la cúspide de la capitalización bursátil tienen características genuinamente novedosas. Cada una de ellas tienen su propio conjunto de operaciones estratégicamente diversificadas, que van desde la publicidad en las redes sociales hasta la logística empresarial, desde los videojuegos hasta la fabricación de semiconductores, y se hallan dotadas además de culturas y trayectorias de crecimiento específicas. Todas están sujetas al alto grado de volatilidad y destrucción creativa que caracteriza al sector.

La construcción de infraestructuras digitales tiene como objetivo la “colonización de la vida cotidiana mediante el procesamiento de la información” en un proceso creciente en el que cada vez más prácticas primordiales son absorbidas por los circuitos del cibercapital.

Una de las primeras jugadas de Google fue expandirse en el sector de las comunicaciones con el lanzamiento de su sistema de correo electrónico. Adquirió el sistema operativo Android, que desde entonces ha pasado a dominar el mercado mundial de los teléfonos inteligentes. Se hizo con YouTube, que actualmente es el segundo sitio web más visitado del mundo. Google Maps también se presentó y la Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial impulsó Google Earth que usa datos de la NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio).

En 2008 la empresa sacó Google Cloud alquilando la enorme potencia de cálculo de sus centros de servicios de datos al conjunto de la economía capitalista para proporcionar no solo almacenamiento de big data, sino también análisis, tecnologías de aprendizaje automático, técnicas de gestión de flujos de trabajo y servicios de ciberseguridad. Google es impulsado no solo por el afán de lucro capitalista, sino también por una lógica intrínseca de expansión cibernética.

Ciberfinanzas

Las fortunas hipertrofiadas del sector financiero Vanguard Group y BlackRock, las gigantescas firmas de gestión de activos, son los mayores inversores institucionales de las cinco principales empresas tecnológicas, seguidos de State Street, Fidelity y T. Rowe Price. Estas mismas firmas se han reestructurado a fondo gracias a la cibernética. Tal y como sugiere Cédric Durand, esta fusión de poder financiero y dominio tecnocientífico lleva a las propias finanzas a un nivel más abstracto, como componente clave del cibercapitalismo.

Las firmas de gestión de activos fueron las principales beneficiarias de la revolucionaria oferta monetaria de la Reserva Federal estadounidense para reflotar el sector financiero después de 2009. En 2015 Google anunció que se reorganizaría en Alphabet, Inc. La reorganización fue recompensada por Wall Street, ya que las acciones subieron otros 200 millones de dólares. En su conjunto, Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon, Tesla y Facebook tienen una capitalización de mercado colectiva de más de 9.5 millones de dólares. Cifra apenas inferior al Producto Interno Bruto combinado de Alemania, Reino Unido e India.

Un análisis más detallado de Alphabet/Google sugiere que la reestructuración de 2015 situó a la nueva sociedad en un punto intermedio entre una empresa de capital privado y un gigantesco conglomerado al estilo de General Electric, que combinaba filiales, subcontratas y especulación financiera. Las demás filiales de Alphabet siguen el mismo patrón.

El autor concluye que el término de feudalismo digital no explica adecuadamente la lógica del cibercapitalismo. "Mediante las redes de comunicación incorpóreas de máquinas informáticas, el control ejercido por el cibercapitalismo sobre los medios de abstracción" intensifica la automatización de la producción, la especulación financiera, la organización burocrática y el hiperconsumo. Lo anterior queda puesto al servicio de la acumulación capitalista y la proyección del control social.

Datos cruciales: 

1.

2.

3.

Nexo con el tema que estudiamos: 

A través de las redes de comunicación masiva de las grandes corporaciones y empresas tecnológicas, el control ejercido por el cibercapitalismo sobre los medios de abstracción ha permitido una enorme intensificación de la automatización de la producción, la especulación financiera, la organización burocrática y el hiperconsumo.