El turismo del fin de los tiempos

Cita: 

Kizzia, Tom [2022], "El turismo del fin de los tiempos", The New York Times, New York Times, 24 de noviembre, https://www.nytimes.com/es/2022/11/24/espanol/opinion/turismo-cambio-cli...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Jueves, Noviembre 24, 2022
Tema: 
Cambios en la experiencia turística en Alaska debido al cambio climático
Idea principal: 

Tom Kizzia es un escritor y periodista estadounidense, formado en el Hampshire College. Ha colaborado con medios como The Washington Post, The New York Times, Los Angeles Times y Columbia Journalism Review. Es autor de los libros: Cold Mountain Path (2021), Pilgrim’s Wilderness (2013) y The Wake of the Unseen Object (1991).


El Parque Nacional y Reserva de la Bahía de los Glaciares es uno de los principales destinos turísticos en Alaska, Estados Unidos. Es un espacio que ha sufrido severos daños por el cambio climático, por lo que en el artículo se narran nuevas vivencias para las personas que lo atestiguan ahí.

Por tratarse de un recinto nacional, se establecen algunas regulaciones para su ingreso a él. Una de ellas es la prohibición de vasos desechables, para evitar la caída de residuos en las aguas prístinas; otra es la suspensión de los juegos de casino; y la última mencionada es el abordaje de guardaparques al bote, para dar información sobre el estado del medio ambiente.

Al respecto de la experiencia personal de pasajeras y pasajeros, se hace referencia a las sensaciones de incertidumbre y pena. Estas personas expresan dudas usuales porque “[c]omo la generación de turistas que [las y] los precedió, han venido a ver el planeta en estado salvaje, no a un triste funeral”.

Por este motivo, otras y otros visitantes muestran su preocupación por el precipitado calentamiento de Alaska -a comparación de otros lugares-, pero también aceptan que acuden al recinto ahora “porque después sería demasiado tarde”. Una última sección de turistas, en cambio, se ciñe a alegar que los problemas de salud de los glaciares serán arreglados por la tecnología, que por el momento existen soluciones demasiado caras o, simplemente, que el calentamiento de la bahía es normal.

En ese sentido, se enfatiza que se han presentado dificultades a la hora de explicar la ciencia de hoy en la zona del parque. Para esto, primero se debe comprender que el retroceso de los glaciares es parte de su ciclo de vida, pero este ciclo ha sido modificado por el gradual calentamiento de la Tierra (Dato crucial 1).

Si bien es sabido que el avance y retroceso constante de los glaciares hacia el mar denota un estado de salud medioambiental adecuado, hoy los glaciares solo se han mantenido retrocediendo (Dato crucial 2). Además, el aumento de la temperatura media en la Bahía de los Glaciares ha sido muy alta, por lo que el veloz derretimiento en la región ha sido la inevitable consecuencia (dato crucial 3).

No obstante, hacia el final del artículo, se enlistan un par de oportunidades identificadas en el “turismo del fin de los tiempos”. La promoción del reconocimiento del territorio, por parte de la población nacional y a través del transporte masivo, son algunas de las ventajas; la contraparte es que ha disminuido la cantidad de asistentes a la Bahía (Dato crucial 4).

Pese a ello, quienes logran ingresar aprenden sobre la inmensidad de las fuerzas del calentamiento climático. Aunque las y los guardaparques no escatiman en promover la esperanza, algunas personas más bien sintieron melancolía y un consuelo que se apagaba. “Los glaciares volverán algún día. Pero nuestra especie habrá desaparecido”, concluye el autor.

Datos cruciales: 

1. Desde 1750, el retroceso de los glaciares comenzó en la Bahía de Alaska; momento en que la zona estaba cubierta por un glaciar de más de 1 200 m de ancho. En 1879, cuando apenas comenzaba la Revolución Industrial, el hielo ya había retrocedido 65 km. En 2022, es necesario adentrarse 105 km dentro de la bahía, para alcanzar las fachadas de hielo remanente.

2. La comunidad científica del Parque Nacional y Reserva de la Bahía de los Glaciares explica que los glaciares sanos avanzan paulatinamente y durante siglos hacia el mar, al tiempo que empujan una capa de morrena -cúmulos de rocas, arena, barro y otros materiales que arrastran en su camino-; hasta que esta armadura cae al fondo y la superficie del hielo se rompe, haciendo retroceder al glaciar hacia las montañas. Este ciclo se repite mientras los glaciares de la bahía estén saludables. En la actualidad, los últimos glaciares de marea sólo se encuentran retrocediendo, sin pausa. Encima, pese a las excepciones, según la disposición del terreno, en la mayor parte del parque hay más derretimiento en las zonas bajas, a comparación de cantidad de nevadas intensas en las zonas altas.

3. Desde 1950, la temperatura atmosférica promedio en la Bahía de los Glaciares ha incrementado 2.5° Celsius. En las últimas 2 décadas, la zona glaciar de Alaska ha perdido 487 000 millones de toneladas de glaciar, la mayor pérdida neta de hielo, entre los 50 lugares con glaciares declarados Patrimonio Mundial.

4. Previamente a la pandemia por la COVID-19, 600 000 personas solían visitar la Bahía de los Glaciares cada año; de esta cantidad, 95% de las y los visitantes se transportaban en crucero. En el verano de 2022, la reanudación del turismo sólo alcanzó 60% de la cantidad que antes recibía la Bahía.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El colapso ecológico-civilizatorio abarca toda dimensión metabólica que permita la vida, en general, y el desarrollo del sistema de vida hegemónico, en particular. Desde el suministro básico de alimentos y medicamentos, hasta el ocio y la aventura de vacaciones.

Pero es importante que comience a vislumbrarse en donde todavía no ha llegado a inundar las casas, consumir en llamas, destruir entre vientos o repartir enfermos. El colapso es sistémico, razón por la cual debe integrarse a los sentidos comunes de pensar, sentir y hacer historia.