La teoría, las relaciones internacionales y las grandes transformaciones mundiales en el siglo XXI. Apuntes para repensar el mundo y sus interpretaciones

Cita: 

Herrera Santana, David, [2013] “La teoría, las relaciones internacionales y las grandes transformaciones mundiales en el siglo XXI. Apuntes para repensar el mundo y sus interpretaciones”, Revista de Relaciones Internacionales, México, UNAM, 117:11-37.

Fuente: 
Artículo científico
Fecha de publicación: 
Domingo, Septiembre 1, 2013
Tema: 
El enfoque dominante en la disciplina de Relaciones Internacionales: conocimiento cooptado por las redes transnacionales de poder y el interés de la clase hegemónica
Idea principal: 

David Herrera Santana es Doctor en Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es profesor adscrito al Centro de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, así como al área de Geografía Política del Colegio de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras de la misma universidad.


Desde su origen, la disciplina de Relaciones Internacionales se ha desarrollado a partir de una perspectiva meramente eurocéntrica, centrándose en procesos y visiones características de Occidente. En consecuencia, los enfoques teóricos y metodológicos utilizados para analizar lo internacional han quedado sesgados dado el carácter unidireccional de su arsenal teórico-conceptual. De esta forma, dichos enfoques, respondiendo a la necesidad de determinados intereses por configurar una realidad en pro de la reproducción del sistema de relaciones sociales capitalistas, intentan legitimar la posición de los países hegemónicos dentro de la estructuración de relaciones de poder mundial.

En este sentido, los enfoques teóricos, dado su carácter eurocéntrico, se vuelven incapaces de brindar una perspectiva analítica que auxilie en la debida comprensión de las vastas transformaciones mundiales. Por lo anterior, es menester alcanzar otros enfoques dentro de la disciplina de Relaciones Internacionales, que permitan sobrepasar las visiones tradicionales centradas en las relaciones de poder y en leyes de validez universal que sólo perpetúan las estructuras eurocéntricas de análisis, pretendiendo crear enfoques de carácter transhistórico. Para lograr dicho objetivo es necesario entender la construcción de una realidad global que se ha ido conformando históricamente y que se encuentra formada por distintos procesos heterogéneos, articulando la globalidad y las múltiples relaciones de poder a nivel mundial.

La escena mundial contemporánea se distingue por ser una realidad cambiante, llena de incertidumbres e inestabilidades que parten de la conjunción de distintos procesos a nivel micro y macro. De esta forma, podría decirse que el elemento común de este escenario es el cambio, y aún más particular: el cambio social. Por lo tanto, intentar explicar este constante cambio requiere de una teorización amplia e integral que tome en cuenta, por una parte, la globalidad, y por la otra, su transformación.

Para la disciplina de Relaciones Internacionales lo anterior se convierte en un reto, debido a la fijación neorrealista que ha perdurado en la teorización durante la segunda mitad del siglo XX e inicios del siglo XXI. En este enfoque, lo internacional intenta ser explicado a partir de una estructura anárquica “en donde los Estados se ven obligados a emplear la violencia y la fuerza para su propia protección y engrandecimiento, frente a un estado latente de guerra que amenaza su estabilidad, bienestar y supervivencia” (p. 14). Desde este punto de vista, la estructura anárquica se observa como un continuum histórico que determina la interrelación entre actores, así como las características fundamentales de los sistemas internacionales históricos.

Dicho lo anterior, la postura neorrealista prefigura una realidad que pretende tener validez transhistórica, obligando a los actores estatales a comportarse todos de la misma forma, buscando el desarrollo de capacidades para contrarrestar los efectos de un contexto anárquico y de enfrentamiento. Al estar apegado a una realidad de un mundo bipolar en las tensiones de la Guerra Fría, así como a los intereses derivados de la posición centro-hegemónica de Estados Unidos, el neorrealismo y sus postulados encontraron su punto nodal de desarrollo y alcanzaron un auge en la teorización dominante dentro de la disciplina de Relaciones Internacionales (p. 15).

En consecuencia, dicho auge neorrealista alcanzó influencia sobre otras visiones teóricas, pues éste fue adoptado por las versiones liberales de explicación de la realidad internacional. Sin embargo, estos enfoques de carácter liberal afirmaban que el ambiente anárquico que perdura en el escenario exterior, no necesariamente derivara en un enfrentamiento bélico entre los Estados, más bien, lo anterior posibilitaría formas cooperativas e institucionales que ayudarían al buen gobierno de la estructuración anárquica. Esta convergencia entre la teorización realista y liberal, o bien, la síntesis neo-neo como llama Herrera Santana al diálogo entre neorrealistas y neoliberales, se ha conformado en un cuerpo teórico unificado en distintos puntos, siendo el referente para el entendimiento de los distintos problemas que se desarrollan en el ámbito internacional. En este sentido, se ha construido un paradigma teórico en el cual las visiones realista y liberal han determinado una perspectiva dominante en los diferentes análisis de la realidad internacional.

Consecuentemente, la corriente dominante dentro de la disciplina ha mantenido un sesgo conservador que no permite observar el cambio en la situación mundial actual, pues imposibilita la comprensión de distintas transformaciones en el escenario mundial y obstaculiza la creación de nuevos referentes teóricos de explicación. Por tanto, puede entenderse que el pensamiento teórico hegemónico y dominante, no realiza una crítica en sí, ni tampoco permite el surgimiento de enfoques críticos que ayuden al entendimiento del cambio y a su materialización.

Siguiendo lo anterior, una de las razones para obstaculizar la creación de otros referentes de explicación se debe a que los ya aceptados son parte de “una geocultura global encargada de darle coherencia y cimentación ideológica y axiológica al sistema de relaciones sociales capitalistas en escala mundial” (p. 16). En esta lógica de dominación, el pensamiento único entrelazado entre la perspectiva realista y la visión liberal se erige como referente por excelencia para observar, comprender, interpretar y producir al mundo. En este sentido, el enfoque dominante en Relaciones Internacionales legitima, por una parte, el actuar de la democracia liberal, y por la otra, el desarrollo del capitalismo, al cual se referencia implícitamente bajo los análisis llevados a cabo de la realidad internacional.

De tal forma, logra entenderse que el enfoque dominante dentro la disciplina de Relaciones Internacionales haya observado a la globalización como la etapa final del capitalismo mundial, en donde la única actuación posible es la contención o la minimización de los efectos de la anarquía global, así como la construcción de un nuevo entramado institucional-legal que permita tejer las redes de interdependencia entre los Estados, capaces de asegurar la paz en el marco de la democracia liberal y el libre mercado.

Al finalizar la Guerra Fría, y con la victoria de la ideología capitalista frente a la socialista se afirmaba, por una parte, la era en la cual la economía adquiría una importancia anteriormente inusitada sobre la política, y por la otra, como menciona Ulrich Beck se daba paso a la introducción del globalismo, un nuevo paradigma “promovido por ciertos sectores dentro de los circuitos transnacionales de poder, con el objetivo de justificar tanto el ajuste espacio-temporal derivado de la reestructuración capitalista en marcha desde finales de los años setenta” (Beck, 1998), así como a las consecuencias aparejadas que esta forma de producción trajo consigo, relacionadas con la introducción de grandes agendas privadas, disfrazadas de agendas públicas, que favorecían a tal sector.

Ante dicho escenario de globalización neoliberal, la teorización llevada a cabo por los enfoques dominantes en la disciplina respondió más a la necesidad del reajuste capitalista mundial y a la introducción de reformas sociopolíticas, económico-organizativas, que a un verdadero intento por explicar una nueva fase de la escena internacional, pues como David Herrera afirma, no existe conocimiento que se encuentre desligado de intereses específicos y es un hecho que toda relación de poder crea su propio conocimiento que la legitima, le da coherencia y la reproduce (p. 20).

Ligado a lo anterior, la hegemonía burguesa representante del proceso de globalización capitalista ha creado percepciones, formas de pensamiento, concepciones y elementos axiológicos acordes a las necesidades de estructuración social mundial de la propia dinámica del sistema de relaciones sociales capitalistas. En este sentido, la aceptación de un tipo particular de conocimiento, de sentidos comunes y concepciones ha propiciado ciertas interpretaciones del mundo, como en el caso de la dualidad neo-neo, que obstaculizan el análisis y la acción política rumbo a la transformación y el cambio social mundial. Por esta razón, la teorización dominante sobre la vida internacional no sólo es pro status quo, sino que brinda una visión deformada de la realidad misma, exaltando procesos, valores y sucesos particulares como si fueran referentes universales y válidos en todo momento histórico y en todo contexto.

Dicha universalización de interpretaciones y concepciones deviene de la propia conformación del sistema mundial moderno, en donde, según Wallerstein en su estudio Sistema-Mundo, la vocación universalista “es una producción histórica derivada de la expansión del capitalismo en escala planetaria” (Wallerstein, 1982). En este sentido, no resulta conveniente continuar empleando los referentes o enfoques producidos bajo dicha lógica universalista occidental dada su limitación para comprender y explicar los procesos históricos que conforman la realidad internacional actual.

Siguiendo esta línea, el autor concluye, por una parte, que la corriente principal de pensamiento en la disciplina de Relaciones Internacionales promueve una visión conservadora y en contra del cambio en la situación mundial. Esto, además de impedir la posibilidad de comprender diversas transformaciones que han ocurrido durante los primeros años del siglo XXI, han obstaculizado la producción de nuevos referentes y nuevos sentidos comunes que auxilien en el proceso necesario de transformación mundial frente a la serie de riesgos, problemáticas y conflictividades que han ido creando una verdadera crisis multidimensional.

Por otra parte, comprendiendo que no existe conocimiento que se encuentre desligado de intereses específicos, así como el hecho de que toda relación de poder produce su conocimiento y luego lo legitima, le brinda una coherencia y le permite su producción, transformándose en un sustento del poder mismo, debe comprenderse también que el pensamiento dominante, encarnado en el ámbito disciplinar por la síntesis neo-neo, se encuentra más dirigido al sostenimiento de las estructuraciones de poder a nivel global, que a la explicación, comprensión y, mucho menos, transformación de la situación mundial.

Asimismo, la síntesis neo-neo se encuentra diseñada para evitar la reflexión y comprensión del cambio y para obstaculizarlo. De tal forma que, con el advenimiento de las múltiples transformaciones globales, los retos mundiales emanados de la materialización de la sociedad del riesgo derivada del proyecto de la Modernidad, con sus graves consecuencias y graves desigualdades e iniquidades mundiales, los enfoques dominantes son inútiles para analizar este tipo de contextos y peor aún para resolver dichas problemáticas que aquejan a la realidad global en la actualidad.

Con lo anterior, el autor también concluye que urge a la disciplina de Relaciones Internacionales dejar de centrarse en lo que tradicionalmente ha sido concebido como lo internacional, para pasar a una perspectiva que logre comprender la realidad global que se ha gestado históricamente. Intentar invertir la perspectiva teórica tradicional de RRII, para dejar de enfocarse en los procesos centrales y abstractos que el occidentalismo le ha legado como objeto de estudio. De esta forma, “comenzar a observar el inicio, el desarrollo y las derivaciones de la realidad global, permitirá también observar, comprender y coadyuvar en el proceso de grandes tranformaciones mundiales y de cambio social que se encuentran en marcha hoy” (p. 29).

Datos cruciales: 

Robert W. Cox afirma que la teorización dominante en la disciplina de Relaciones Internacionales no permite observar un elemento fundamental en la escena mundial contemporánea: el cambio social. Este hecho deriva de la fijación neorrealista donde, la existencia de una estructura anárquica determina el comportamiento y la interrelación entre los Estados en la escena internacional, generando una visión limitada incapaz de comprendel el cambio (W. Cox, 2008).

David H. Santana afirma que habiendo finalizado el conflicto del mundo bipolar, el análisis de lo internacional enfocaba ahora su atención en nuevos temas y problemáticas que se englobaban en una nueva agenda internacional. Asimismo, se daba paso a una etapa en la cual los aspectos económicos adquirían una importancia anteriormente inusitada y la competencia económica y el triunfo del capitalismo sobre la ideología socialista determinaban una interrelación distinta en el escenario mundial (p. 17).

En la lógica de las estructuras trasnhistóricas que se han creado debido al predominio de enfoques dominantes en la sociedad occidental y capitalista, la historia viene a desmantelar esta idea de transhistoricidad. Autores como Karl Polanyi ya han avanzado sobre el análisis de formas de organización no transhistóricas, no mercantilizadas y ajenas a la lógica del lucro, la acumulación y la ganancia que permiten entender que no puede hablarse de una misma dinámica general, absoluta y transhistórica que permea a todas las formas de organización existente hasta ahora, sino de una experiencia histórica específica que luego fue extendida a otras latitudes (Polanyi, 2009).

Harvey ha llamado al capitalismo global la fábrica de la fragmentación, debido a su particular forma de operar en y de producir el espacio global, mediante la implantación de diversas actividades y formas de interrelación que dan la impresión de la existencia de fragmentos. Un ejemplo de lo anterior se observa a través de la división internacional del trabajo, la diferenciación productiva entre regiones, la existencia de zonas productivas y zonas de consumo, el flujo de capitales desde y hacia ciertas regiones, etc. (Harvey, 2001).

Inmerso en el desarrollo del capitalismo, aunado al proceso de globalización que desde hace un par de siglos viene consolidándose, Michael Foucault afirmaba que con el surgimiento del Estado, la imposición de unas razas sobre otras en la Europa postmedieval, las relaciones de poder que acompañaban al surgimiento de la modernidad, se convirtieron en el campo de una nueva acción política que daba sentido a toda una nueva dinámica en la interacción social. Así, la guerra no solamente sería el punto fundacional de la relación social moderna, sino que se transformaría en un acto permanente que se ha llegado a institucionalizarse mediante el campo de decisión y acción política que transcurre en la vida cotidiana (Foucault, 2006).

Trabajo de Fuentes: 

Beck, Ulrich, [1998] ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la globalización , Barcelona, Paidós, pp. 164-173.

Foucault, Michel, [2006] Defender la sociedad , México, Fondo de Cultura Económica, pp.111-156.

Harvey, David, [2001] “Capitalism: the Factory of fragmentation”, Spaces of capital: towards a critical geography , Edimburgo, Edinburg University Press, pp. 121-127.

Polanyi, Karl, [2009] La gran transformación México, Juan Pablos, pp. 71-105.

W. Cox, Robert, [2008] “The point is not just to explain the world but to change it”, Oxford Handbook of International Relations New York, Oxford University Press, p. 84.

Wallerstein, Immanuel, [1980] El moderno sistema mundial. El mercantilismo y la consolidación de la economía-mundo europea 1600-1750 , España, Siglo XXI, pp.524.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Las transformaciones mundiales que ocurren en la actualidad merecen ser explicadas más allá de un simplista bagaje conceptual, que intenta legitimar formas dominantes y homogéneas del pensar y comprender teórico. De esta forma, existe la necesidad de repensar el enfoque que se utiliza a la hora de realizar un análisis de las distintas problemáticas y situaciones que acontecen en la realidad nacional, internacional y, en un sentido más amplio, la realidad global. En el caso de la disciplina de Relaciones Internacionales, las perspectivas teóricas dominantes, erigidas de una raíz occidental-conservadora-capitalista vienen a significar un lastre teórico en el estudio de los acontecimientos mundiales actuales, pues dichas perspectivas impiden observar de forma completa el fenómeno a examinar.

Asimismo, estos enfoques que legitiman la homogenización de las formas, criterios y perspectivas, traen consigo la continuación de un sistema de relaciones sociales inmersas en el capitalismo global, pues detrás del conocimiento explicativo que aparentan se encuentra oculto el interés particular de distintas, diversas y múltiples redes transnacionales de poder. En este contexto de conocimiento cooptado por un interés de clase, no sólo no se permite observar claramente tal o cual fenómeno, sino que se obstaculiza la creación de otras formas de concebir la realidad, y por tanto, también de modificarla.

Cabe resaltar que estos enfoques de carácter dominante no sólo son característicos de la disciplina de RRII, más bien, es un fenómeno que ocurre en las distintas ciencias y disciplinas en donde el hombre realiza una capacidad cognitiva de la realidad. Por tanto, no sólo habría de tomarse en cuenta a Relaciones Internacionales a la hora de repensar desde qué o cuál enfoque intenta observarse, explicarse y comprenderse tal o cual objeto de estudio, más bien, es tarea de toda ciencia intentar reformular sus perspectivas teórico-metodológicas en las que éstas se desarrollan. Haciendo referencia a lo anterior, debe recordarse que no existe conocimiento que se encuentre desligado de intereses específicos y muy particulares; a veces ligados a redes transnacionales de poder y otras a intereses de clases dominantes-hegemónicas.