El clima ya ha cambiado
Enviado por Stacey Veyna en Mié, 08/07/2024 - 16:06Ionova, Ana [2024], "'El clima ya ha cambiado': incendios forestales generan alarma en Brasil", The New York Times, London, 12 de julio, https://www.nytimes.com/es/2024/07/12/espanol/clima-incendios-forestales... [1]
Ana Ionova es narradora multimedia radicada en Brasil, donde cubre noticias, política, clima, cultura y derechos humanos. Aún faltan semanas para la temporada de incendios en Brasil, pero cientos de incendios ya están arrasando el Pantanal, una llanura aluvial que se extiende principalmente por el estado brasileño de Mato Grosso del Sur y algunas zonas de la selva amazónica. En ésta –resalta la nota– se han presentado altas temperaturas. Los científicos advierten que esto puede ser una nueva normalidad debido al cambio climático pues se ha presentado un aumento de las temperaturas haciendo que las lluvias sean más irregulares, lo que complica los esfuerzos por salvar estos ecosistemas. Desde enero a junio del 2024, el Pantanal brasileño ha sufrido más incendios que en cualquier otro año desde 1998, afectando también Amazonia y la sabana del Cerrado; Ane Alencar del Instituto de Investigación Medioambiental de la Amazonia señala que estos incendios suelen ocurrir en agosto o septiembre, pero el clima extremo los han adelantado. El Pantanal, en la lista del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), ha perdido alrededor de 5% de su área por incendios este año y podría enfrentar una temporada peor que la de 2020, cuando se quemó un tercio del Pantanal y murieron 17 millones de animales. Los incendios en Amazonía también están en aumento, con casi 202.342 hectáreas quemadas sólo en mayo. El cambio climático es el principal culpable de estas condiciones extremas, las temperaturas en Brasil están aumentando, alargando la estación seca en algunas partes de Amazonía. Muchos incendios en el Pantanal comenzaron como fuegos pequeños provocados por agricultores e indígenas que debido al calor y la sequía se propagan convirtiéndose en megaincendios. Para poderlos enfrentar se hacen brigadas de bomberos; no obstante la nota relata que se han encontrado con dificultades para acceder a estas áreas remotas. Los incendios han consumido praderas, bosques y fincas ganaderas, afectando gravemente la fauna local. Gustavo Figueiroa de SOS Pantanal, una organización no gubernamental en Campo Grande, Brasil (creada especialmente para proteger esa zona), advierte que se están perdiendo grandes santuarios de biodiversidad; y que aunque la deforestación ha disminuido bajo la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, los incendios provocados ilegalmente por agricultores y ganaderos continúan, impulsados por las consecuencias del calentamiento global (causando daños extensos). A medida que Amazonia pierde árboles y se adelgaza el dosel, se disminuye su capacidad de proteger la vegetación de la luz solar y retener la humedad, haciendo la selva más seca e inflamable. Una Amazonia más seca también produce menos nubes de lluvia, afectando al Pantanal, que depende de estos los ríos para la mayor parte de sus precipitaciones. En esa misma línea, el aumento de la deforestación en el Cerrado, Brasil una de las sabanas con mayor biodiversidad del mundo, es otra amenaza climática emergente e igual, la sequía está afectando importantes ríos que nacen en esta ecorregión antes de atravesar los humedales. En los últimos días, algunos incendios en el Pantanal se han controlado gracias a temperaturas más bajas y vientos cambiantes, pero se espera otra ola de calor, y en otras zonas del Pantanal están empezando nuevos incendios. Los expertos prevén que la estación seca del Pantanal, que ya ha comenzado, dure más de lo habitual y provoque incendios durante meses.
Los incendios en el Pantanal y la Amazonía, adelantados por el cambio climático, el aumento de temperaturas y la acción humana, están destruyendo vastas áreas y afectando gravemente la biodiversidad. Estos incendios, exacerbados por la sequía y prácticas humanas amenazan con volverse la nueva normalidad, complicando los esfuerzos de conservación y destacando la urgencia de medidas climáticas y de gestión ambiental.